Estaba estacionado, sin tener pensado a un lugar al cuál ir. Ya había terminado mi horario de trabajo, y ya eran prácticamente las 7 pm. Se me vino a la cabeza aquél café donde me encontraba a Eloise, sabia que era uno de sus favoritos, no conocía a qué hora cerraba, más sin embargo tenía la esperanza de encontrarla sentada tomando un café. Nuevamente no contestaba mis mensajes y al había intentado hablar por medio de Fay pero esta me colgó al instante de que dije que si había visto a Eloise. Abraham no contestaba mis mensajes porque al parecer estaba bastante ocupado, así que quedaba en nada. Para mi sorpresa el celular empezó a vibrar, pero para mi desdicha, no era quien esperaba, era Camille.—Hola— dije con aparente desgano.
—Vaya pero que entusiasmo, me arrepiento de llamar, al parece soy molestia — dijo con voz herida.
Me sentí mal por mi actitud, no era mi intención que ella pensara eso. Desde luego no era quien esperaba realmente, pero no era una desdicha su llamada.
—No, como cees Camille. Sólo estoy un poco cansado y estresado por el trabajo. Me alegra escuchar tu voz, Cami.
—Bueno quería invitarte a cenar conmigo en donde me estoy quedando pero veo que estás cansado. Así que será para otra ocasión.
—Si será, lo siento — me disculpé.
Camille colgó y me sentí mal por haber rechazado su invitación, estaba hambriento, pero en serio necesitaba hablar con Eloise o ¿simplemente quería?, claro que no, necesitaba.
Llegué hasta el restaurante y estaban cerrando, maldije en voz baja, había llegado tarde. Estrelle mi cabeza contra el volante, miré mi celular con la intención de marcarle a Camille, pero alcancé a ver a una chica muy parecida a Eloise. Iba con un paraguas, estaba lloviendo fuerte. Así que me apresure a tomar uno que por suerte llevaba y me aparecí delante de ella con una sonrisa en mi rostro.
—Oh eres tú otra vez. No entiendes indirectas — miró hacia el suelo mostrando poco interés.
Estaba siendo igual de grosera como antes.
—Si, soy yo otra vez. Y si las comprendo, niña odiosa.
Ella levantó la mirada con expresión molesta.
—Yo.. No soy odiosa Julian.
Solté una carcajada y ella se enfurecía más.
—Me haces perder el tiempo, y estoy demasiado ocupada. Permiso— me miró con fastidio.
La detuve rodeándola en lo que se podría decir que un abrazo, ella revoloteaba entre mis brazos tratando soltarse.
—Sueltame imbécil — soltó con amargura.
La mantuve aprisionada a mí y ella pegó fuerte en mi punto más sensible. Adolorido solté el paraguas y toqué mi entrepierna, quedaría estéril de aquella patada. Eloise corría como una niña hacia su carro. Olvidando el paraguas que se llevaba el arroyo formado debajo del andén fui tras ella, antes de que pudiera abrir la puerta.
—¿Me vas a dejar hablar contigo?— la rodee con ambos brazos, aprisionándola.
—No— dijo como niña pequeña.
En ese momento recordé aquella niña callada que pintaba escondida de todos, ella era invisible para todos menos para mí, aquellos ojos azulados que se me asemejaban al cielo cuando era niño, cobraban más significado ahora.
—¿A qué le temes Eloise? — me acerqué hasta el punto de rozar mi nariz mojada con la suya. Ella estaba temblando, quizás porque estaba mojado y hacia una brisa fría.
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El Ciclo Eterno
Romance"El uróboros simboliza el ciclo eterno o más bien el esfuerzo inútil de hacer que las cosas cambien, en un ciclo interminable, donde la serpiente se traga su cola eternamente" Un investigador obsesionado con un caso que no debería, llega a una mansi...