25 Enero 1997
Danielle salió de su casa sin permiso de sus padres, sentía su corazón a mil. La adrelina corría por sus venas de adolescente enamorada, había escapado saltando de la reja, tenia pequeños cortes pero para ella todo valía la pena, porque sabia que esta noticia entusiasmaría a su novio, Mathew.
Su novio llegaría en unos minutos y podría darle la sorpresa, se acarició la pequeña barriga que empezaba a notarse. 2 meses, tenia ya dos meses.
Mathew estaba preparando su discurso para terminarle, estaba asustado, no quería hacerle daño y que menos lo tomara de mala manera. Él tenía que darse un tiempo un respiro, su relación ya era monotonía y odiaba eso.
Danielle vio llegar a Mathew y corrió a abrazarlo pero se decepcionó al ver que este era tan distante.
—¿Qué pasa? ¿Éstas bien?—preguntó preocupada.
—No, Dani, solo quiero hablar sobre algo.
—Ah pues yo también tengo algo que decirte —sonrió.
Mathew pensó que era mejor que ella hablara primero para no soltar aquello tan rápido.
—Dime tu primero.
Ella se veía tan alegre que a Mathew le dolió.
—Estoy esperando un bebé tuyo.
Mathew se atragantó con aquella noticia, ya no podría terminarle y tendría que trabajar y estudiar. Las responsabilidades asustaban a Mathew por eso lo primero que hizo fue dejarla sola en ese parque e ir a un bar en busca de alcohol para que calmara sus miedos.
...
La gente estaba bailando y se me vino a la cabeza invitar a Eloise a bailar, pero ella había dicho en varias ocasiones que le desagradaba y ya empezaba a beber vodka de más, a veces le asustaba en la manera que bebía esta. Ella empezó a reír y sintió como si ya estuviera borracha así que quizás la podría convencer.
—Te gusta-ria bailar... —balbuceó.
—Contigo—ella empezó a reír —. Esta bien pero sólo porque me estoy aburriendo.
Me levanté y extendi mi mano como un caballero y ella solo reía, si que estaba borracha. Fuimos hasta el salón y una canción lenta empezó a sonar, con las manos temblorosas puse una mano sobre su espalda y con otra sostenía su mano tan pequeña y delicada a la vista.
—No sé bailar Jules—rió
—Te guiaré ¿vale?
Ella asintió y empecé por pasos fáciles pero ella no dejaba de pisar mis zapatos y reír de manera escandalosa.
—Soy un desastre, te lo dije.
—Entonces sólo hagamos esto—la rodeé con mis brazos—yo me nuevo hacia adelante y tu luego hacia atrás y así sucesivamente. Luego te haré dar una vuelta.
Lo primero resultó bien pero lo segundo que sucedió fue que ella casi cae en un intento de vuelta. Me rendí y volvimos a sentarnos.
—Ella sabia bailar mejor que nadie, ella intentó enseñarme-sus ojos estaban criatalizados.
Consecuencias del alcohol: alta sensibilidad.
—¿A quién te refieres?
Ella tocó su vientre y por un momento pensé lo peor, que quizás estuvo embarazada y había perdido su bebé.
—Ella era tan pequeña.
Ahora si que creía que se trataba de eso, toqué su vientre y ella me miró con pánico, arrebatando mi mano sobre su vientre.
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El Ciclo Eterno
Romance"El uróboros simboliza el ciclo eterno o más bien el esfuerzo inútil de hacer que las cosas cambien, en un ciclo interminable, donde la serpiente se traga su cola eternamente" Un investigador obsesionado con un caso que no debería, llega a una mansi...