Capítulo 9: Confesiones

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Siguió la fiesta y Fay y Abraham bailaban pegados como chicles dándose besos de lengua y manoseandose entre sí. Yo por otro lado estaba sentado tomando whisky sólo, porque Eloise sólo bebía una limonada con tanta lentitud, parecía totalmente hastiada de estar sentada y no poder tomar porque estaba de nuevo tomado pastillas para la anemia. Además ese no era todo el hecho, había besado muy cerca de su boca y se había sentido incómodo.

De pronto ella se volteo a mirarme y bostezo en un gesto de aburrimiento.

—Ahora que estamos sólos Mongotmery, quería decirle que lo de que sea mi amigo falsamente tiene una razón —. Tragó por completo la copa de limonada, de una buena vez.

—Siempre me he preguntado cual es la razón de todo esto. No entiendo mi papel aquí ¿En que podría ayudar ser tu amigo?

—Engañar a mi padre para que piense que estoy siendo más sociable y estoy mejorando —. Hizo comillas con sus dedos.

—¿Acaso no éstas mejorando?—. Abrí los ojos sorprendido.

—Si, pero no de la forma que lo desea. No seré de nuevo esa chica que se puede distraer fácil y pasar por inadvertido cosas delicada. Lo que te voy a decir ahora, no lo puedes decir a nadie y te lo digo a ti Julian Mongotmery, no al investigador de la fiscalía.

Me moví en la silla, incómodo ante lo que ella podía decir. Medio sospechaba a donde iba el rumbo de las cosas, a algo ilegal, algo que comprometería mi ética. Estaba empezando a arrepentirme de haber pisado aquella casa.

—Estoy casi segura de que mi padre hace cosas ilegales para obtener más dinero, pero no sé cómo y quiero averiguarlo. Dado que el jamás me no contará, pensé en que si te logras involucrar lo suficiente con mi familia, podrás averiguarlo. Fingiendo ser uno de sus aliados para tapar cosas, sé que el te busca por eso, para que tu alianza conmigo te haga hacerle favores. Usarme como intercambio o algo así.

Sentí que el whisky buscaba escapar de mi boca, era demasiada informaron. Y no estaba seguro de jugar doble, el era un hombre con mucho poder, podría perder mi puesto, podría perder todo sino funcionaba y más si lo que aquella chica mentía.

—No estoy seguro Eloise, dejame pensarlo ¿Si?

Ella asintió e inmediatamente fuimos interrumpidos por un grito. Eran Fay y Abraham peleándose, el se miraba su camisa empapada y ella sostenía un vaso con licor.

—¡Estúpida perra!—. Estalló él.

—Jodete Abraham, no te metas en mis asuntos—. Dio una calada a su cigarrillo—. Hago lo que quiera, follo con quien quiera. No soy de tu propiedad.

Abraham se colocó su chaqueta lleno de rabia y le entregó las llaves a Eloise, la única que no había tomado.

—Nos vamos—. Anunció con rabia en sus palabras.

Eloise se levantó y dijo que la siguiera. Pensé que iría a hablar con su amiga, pero no lo hizo, la dejó botada en aquella discoteca y llevó a su hermano a casa.

—¿Qué hay de Fay?—. Dije

—Se lo merecía, ya me imagino que pasó—. Negó con la cabeza— cuando se pone así prefiero dejarla sola, que se divierta sola con esos cerdos.

Estaba con la boca abierta, sorprendido de sus palabras. En ese instante me di cuenta que ella no temía decir las cosas tal y como eran, era el significado de ser directa.

—Vamos Jules, lo hago por su bien. No patrocinare que trate a mi hermano de esa manera, él se preocupa por ella y ella le vale mierda. Hay que dejarla sola para que caiga en cuenta, hagamos una apuesta, ven a casa mañana y vemos como ella entra a mi casa pidiendo disculpas.

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