Capítulo 18 : Sólo somos humanos

7 2 0
                                    

Eloise

Me separé de él con el aire escaseando, sentía mi cuerpo una corriente de adrenalina, sabia que esto esta mal, no podía, no era apto para mi, pero aquellos ojos que me veían con admiración me lo hacia un poco complicado. No quería involucrarlo en nada de esto, pero él era un testarudo, por un momento creí que ya no podía evitarlo y le pedí que me ayudara pero me estaba arrepintiendo, porque en aquél entonces sólo veía una escapatoria y ahora está importando más de lo debido. Y sé que no va a terminar bien, porque cuando este sentimiento se adentre en mis entrañas nada ni nadie podrá detenerlo y no sería agradable. Yo no era del tipo de persona que amaba con límites, para mi no existían limites, podía ser un todo o un nada y él seria un todo.

Imágenes de mi padre tomando lo que había creado para hacer de sus negocios sucios hicieron que la sangre me hirviera. Debía arruinarlo todo, el no podía seguir usando lo que cree.

—Debo arreglarlo

—¿Qué cosa amor?

—Mi padre no puede apoderarse de lo que yo cre...—me detuve al caer en cuenta en como me había dicho —Me dijiste a...mor. No me gusta

Julian me miró con expresión herida, pero luego una sonrisa burlesca se apareció en su rostro, algo rondaba por su cabecita.

—Entonces te diré Alicia.

...

Eran las 7:30 p.m., Julian se marchó hace unos minutos y yo aproveché para ir a visitar a Fay pero en el camino dos figuras molestas en medio de la oscuridad logré reconocer. Eran mi padre y mi madre con carpetas en las manos. Olvidaba que la casa de Fay quedaba muy cerca de la fábrica.

Intenté pasar inadvertida pero ellos me reconocieron, porque para mi lastima su vista era buena aún a su edad.

—Hola hija ¿Por qué te fuiste de casa cariño?— mi madre intentó abrazarme pero yo la rechacé como si su tacto fuera insoportable para mi estabilidad mental y así lo era.

—Hija ¿Por qué te fuiste?, tenías un lugar con nosotros, era tú hogar. Escuchamos que te fuiste con ese chico él cual engañosamente parecía bueno— dijo mi padre con desprecio hacia Julian.

Intenté seguir caminando y así no seguir hablando con ellos pero mi madre enterró sus uñas sobre mi brazo. La miré con ojos cargados de ira, ya no tenia derecho a tocarme, esta vez si que sabía defenderme y siempre cargaba conmigo alguna arma. Doblé su brazo con mi mano libre, sabia que le dolía pero se esforzaba en no mostrarlo.

—Sueltame.

Mi madre me soltó y luego acarició su brazo adolirido mi padre sólo le echó un vistazo a su brazo, sin mostrar alguna importancia por ello. Y ese era el hombre que amaba mi madre.

—David nuestra hija esta siendo envenenada por él.

—Tienes razón Violet y no sólo él, también esa perra drogadicta que ni sus padres la quieren.

Ahí habían colmado mis intentos de mantenerme calmada. Llegaron al tope, no iba a permitir que hablaran así de Fay. Ella ya no era una drogadicta ni una perra, ella se había rehabilitado y era una buena persona.

—No voy a permitir que hables así de Fay, ella no es una perra y ya no es una drogadicta. Debes dejar de juzgar cuando tus manos están embarradas de crímenes atroces — dije con desdén y repulsión.

Él se acercó hacia mi y me agarró por la garganta, enterré mis uñas sobre su cuello y el se apartó adolorido. La chica depresiva, con estrés postraumatico y frágil ya había crecido y no tenia miedo a nada ni nadie. Ya no temblaba cuando me alzaban la mano o me amenazaban con ir al psiquiátrico. La víctima pasaba a ser el verdugo.

El Ciclo EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora