La víctima había confesado y habían decidido reabrir el caso, estaba de vuelta y podía sentir ese hormigueo característico en las manos cuando retomaba algo que había dejado incompleto. Algo que más odiaba era dejar un caso sin terminar.
Abrí los archivos con una gran sonrisa en mi rostro. Recortes de periódico, cosas resaltadas que simbolizaban datos importantes, fórmulas hechas por Eloise acerca de aquella droga que hacia borrar recuerdos que habían sido de gran impacto.
Sentía que estaba cerca de llegar a descubrir el verdadero director de éste tráfico. Eloise aseguraba de que era su padre y sólo hacia falta revelarlo, más sin embargo yo actuaba como sí deaconciera a aquél personaje y quería descubrírlo siguiendo cada pista.
—De vuelta a lo que te gusta.
Levanté la mirada y estaba Jhon con un palillo entre los dientes y una sonrisa burlesca. Se sentó y empezó a revisar papeles sin importar el orden, se los arrebaté. Algo que detestaba en el trabajo era que me desorganizaron algo que me había costado tanto organizarlo.
—¡Oh! Eres un maniático ahora con el orden TOC TOC ¿Quien es?— se burló.
—Deberias dejar de gastar malas bromas sobre el TOC— apareció Eloise con una mueca de molestia.
Miré a Jhon indicándole que se quedara callado, la había embarrado completamente. Estaba tan avergonzado con Eloise.
—Ya te he visto antes— le extendió la mano y esta sólo la miró y la dejó tendida.
—Deberias enseñarle a tu amigo a no ir soltando bromas de ese tipo— dijo molesta.
Últimamente Eloise estaba constantemente de mal humor y desconocía la razón. Iba a su apartamento y poco hablaba, llevaba trabajo a casa y escribía sin parar. Desconocía lo que hacia, cuantos le preguntaba acerca de ello lo evitaba y terminábamos discutiendo. Así que a veces prefería ahorrarme los problemas con ella, quería que las cosas fueran bien de verdad. Nunca había tenido tanta insistencia en mantener algo con tanto anhelo.
—Lo siento— me disculpé y le pegué un puñetazo en el brazo a John, éste soltó una risita—. Disculpate con la señorita.
—Disculpa princesita — volvió a burlarse. Tomándole poca importancia a lo que había dicho.
—No soy tu estúpida princesita soy una reina— le dedicó una sonrisa a Jhon. Ya no estaba tan molesta como antes, más bien parecía divertida con la situación.
John la miró sonriente, más de lo permitido. Sus ojos estaban fijos en la sonrisa burlesca de Eloise y algo adentro de mí, se removió, eran celos quizás. Le di un golpe en la costilla a John y este dejó de observarla.
—Te ganaste la lotería con esta chica, Jules— volvió a sonreír y se fue llevando su saco en la mano.
Eloise se colocó sobre la mesa. Llevaba aún los guantes y el olor característico a químico. Me acerqué a su cuello y le di un corto beso que hizo que inmediatamente se levantara como si el simple roce de mis labios sobre su cuello le causara daño.
—¿Qué pasa? — tomé sus manos.
—Lo siento, yo... No estoy bien últimamente — me besó tratando de componer lo que habia hecho.
—Si no me dices no podré ayudarte. Eloise una relación se basa en la confianza.
—Tienes razón. Sólo que es un tema difícil.
—Puedo ayudarte — le acaricie las mejillas y ella cerró los ojos soltando lágrimas.
Me levanté de la silla y la abracé. Ella me nescitaba, pero para mi sorpresa se apartó ariscamente.
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El Ciclo Eterno
Roman d'amour"El uróboros simboliza el ciclo eterno o más bien el esfuerzo inútil de hacer que las cosas cambien, en un ciclo interminable, donde la serpiente se traga su cola eternamente" Un investigador obsesionado con un caso que no debería, llega a una mansi...