¡A entrenar!

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 La verdad nunca me ha gustado nadie, siempre me he mantenido ajeno a ese tipo de emociones, he tenido relaciones, pero ninguna de ellas se acerca a lo que me hace sentir Viktor... ¿está bien cuestionar mi bisexualidad en estos momentos? ¿es amor lo que siento? ¿o simplemente devoción por su empático comportamiento en una situación desesperada?, puede ser también simplemente deseo, o tal vez he pasado por mucho el día de hoy... La verdad, no me quiero enamorar de Viktor, él puede conseguir a alguien mucho mejor que yo, ¿Qué puedo ofrecerle yo a Viktor? Nada.

— Está bien Viktor, ¡A entrenar!

 Salimos los tres de nuestro recinto para dirigirnos al auditorio el cual no es muy utilizado, más que un auditorio, parece un enorme teatro, en este había un gran escenario y tengo que confesar que siempre me ha gustado mucho, es el lugar perfect...

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Salimos los tres de nuestro recinto para dirigirnos al auditorio el cual no es muy utilizado, más que un auditorio, parece un enorme teatro, en este había un gran escenario y tengo que confesar que siempre me ha gustado mucho, es el lugar perfecto para entrenar. Para nuestra mala suerte, la puerta se encontraba cerrada. Miré a Viktor perdiendo las esperanzas de que nuestro plan pudiera funcionar.

— No se esponjen, síganme. — Yuko conocía este lugar tanto como la palma de su mano, ella, aunque no lo quería admitir, venía a tocar violín y piano cuando está estresada o simplemente cuando se le antoja, Yuko era el tipo de persona la cual no le costaba nada satisfacerse a sí misma, hacía lo que quería cuando lo quería la mayor parte del tiempo. Si le preguntas, te dirá que esas lecciones fueron los 15 años más desperdiciados de su vida, pero en el fondo, sé que lo ama, siente algo por la música.

Nos escabullimos por la parte de atrás del auditorio encontrándonos con una gran reja como de unos 30 metros de alto. Antes de pensarlo 2 veces Yuko comenzó a trepar tal cual simio.

— ¡Yuko! — susurré mientras la castaña paraba a verme — ¡¿Qué haces?!

— Esta es la única manera Yuuri — se detuvo un segundo levantó su mirada hacia el final de la muralla y siguió su camino decidida. Sentí la mano de Viktor en mi hombro, me volteé un poco curioso por el gesto. Su mirada me decía claramente "No te preocupes, todo saldrá bien"

— Está bien, locuras y más locuras.

Me subí en el cercado el cual estaba obviamente puesto para que estas cosas no pasaran, sin darme cuenta, ya estábamos a un poco más allá de la mitad, a unos 25 metros del suelo. Viktor me seguía sin emitir mucho ruido, sin emitir ruido la verdad. Algo estaba pasando. Bajé la mirada preocupado, esto no es común. Me llevé una gran sorpresa.

Descubrí que alguien le teme a las alturas. Viktor estaba pegado, a unos 2 metros debajo de mí, a la malla como si su vida dependiera de ello. Se encontraba aferrado a la reja con sus ojos apretados, una mueca entre nerviosismo y terror y sus hombros encogidos como una pequeña pulga.

— Viktor — llamé su atención, el levantó la mirada abriendo mucho sus ojos y se volvió a encoger con un fuerte rubor en su cara.

— E-Es-toy b-bien Y-Yuuri —tartamudeó aterrado — N-No t-te p-p-preocupes por mí. Y-Yo t-te... — ni pudo terminar su forzada oración por un fuerte viento el cual lo tambaleó un poco soltando su mano, pero él la volvió a colocar lo más rápido posible en la reja.

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