Cambio de Cuerpo

¡Pillados no, pilladisímos!

    — ¡¿Qué hacen ustedes dos?!— gritó el arrugado señor. Unsupervisor.     

A pesar de que no tengamos clases, siempre están los supervisores, ellos se encargan de regular este tipo de cosas, hay un montón de alumnos los cuales no salen del campus en vacaciones, ellos se encargan básicamente de que no quemen la universidad. Me quedé perplejo, se me heló todo el cuerpo, fue cómo si me tiraran un balde de agua fría para apagar esta profana calentura. Nunca me había llamado la atención uno, siempre se la pasan regañando a Yuko, pero le importa tanto como la cantidad de granitos de arena en un desierto.

— ¡Yuuri corre! — Viktor fue el primero en reaccionar, me apartó, se levantó lo más rápido que pudo y me jaló de la mano arrastrándome lejos del cuadro.

— ¡Quietos! — gritó el viejo señor para empezar a correr tras nosotros. No sabía si reír por la cantidad de adrenalina que estaba sintiendo o llorar por la misma, estas cosas sólo las siento cuando bailo, pero esta vez, estaba fuera del reflector.

Nos escabullimos por el cuarto de servicio el cual no se limpiaba hace años, antes de que pudiéramos salir por la puerta, se escuchó como el amargado viejo entraba a la habitación tirando algunas cosas el bestia. Empujé con un ruido sordo a Viktor dentro de un inestable armario de madera.

— Shhh — asintió con sus ojos fijados en mí.

— Sé que están aquí. Saben que está prohibido el sexo en áreas públicas en la universidad, la expulsión será poco comparado con lo que les harán.

Miré a Viktor el cual se veía igual de preocupado, me fijé con atención en su paliducho hombro, algo negro parecía caminar en él, por la oscuridad del armario, no distinguí bien si eran los chupetones que le dejé con anterioridad o un enorme insecto. Creo que es la segunda opción.

— Viktor —susurré —no quiero asustarte — acerqué mi mano a su hombro para sacar al animal. Giró lentamente su cabeza horrorizado por la asquerosa sensación que sentía en el hombro. — pero tienes una pequeña arañi-

— ARAÑAAAAAAA — Salió corriendo del closet — QUÍTAMELA, QUÍTAMELA — Empezó a saltar y alborotarse como loco.

— ¡Ahí están! — Nos atraparon. Tomé la mano de Viktor con cierto odio y empujé la puerta para salir corriendo de ahí. Imbécil.

Corrimos lejos del auditorio, ambos sin camisa, Viktor con marcas en el cuello y yo con sus uñas plasmadas en mi espalda, qué mejor, ¿no? Espero que aprecien mi sarcasmo. Todas las curiosas miradas de los alumnos nos cayeron encima, esto dará mucho de qué hablar por las próximas 50 generaciones, la mayoría estaba grabando y tomando fotos del bochornoso acontecimiento. Suerte que no nos desnudamos.

— ¡Esto es lo más divertido que me ha pasado! — gritó Viktor mientras estrechaba con aún más fuerza su mano con la mía.

— ¡ Viktor, no es momento! — solo carcajeó. Si había algo que tenía Viktor, era el don de la inoportunidad.

Llegamos hasta la facultad de filosofía, las más alejada de todo en el campus, nadie caminaba por ahí, era casi un edificio abandonado, sus residentes hacían salidas en el verano todos juntos para conversar de la vida, sin embargo, Mila no fue este año.

— ¡Eso fue amazing Yuuri! ¡La manera en la que nos sacaste ahí fue estupenda!

— Hubiese sido mejor si no hubieses saltado de closet — dije recuperando el aire por la adrenalina. Jamás me había perseguido alguna figura de autoridad.

— ¡Era una araña! ¿Tú quieres matarme acaso?

— Hay que hablar de todas tus fobias señorito — rió bajito. — Salgamos de aquí antes de que nos encuentren, tenemos que ir por tus cosas para que te mudes de una buena vez. Deseo mi cama.