El resto de la tarde movimos cajas de una habitación a otra, Viktor tenía más ropa de la que esperaba, tuve que cederle un espacio en mi closet, y cuando digo "un espacio" me refiero a casi la mitad de este, desde mis cajones hasta el closet que estaba puesto para la segunda persona de la habitación. Movimos su colchón a mi habitación mientras Yurio "supervisaba" el trabajo sentado en una silla de playa con lentes de sol y una fría bebida.— ¡Quiero todas sus cosas fuera antes de las seis! — Viktor le pegó una patada en la cabeza.
— Cállate, no seas descortés con Yuuri, mejor ayuda.
— ¡Sólo estás molesto porque te quedarás calvo! — dijo Yurio con una lagrimilla sobándose la zona golpeada. Viktor tomó aire ofendido colocando su mano en el pecho.
— ¿¡How dare you?!
— ¡Anciano calvo!
— ¡Ven acá gata sucia! — Viktor correteó a Yurio mientras yo seguía trabajando como esclavo, ambos se olvidaron totalmente de mi condenada existencia a pesar de que el conflicto partió desde mí.
Un par de horas después...
"Terminamos" (terminé) de mover las cosas de Viktor a mi habitación y nos dirigimos hambrientos al Tea House.
No había recibido mensajes de Yuko en toda la tarde y eso me preocupaba, sé cómo es Yuko a veces, la llamé un millón de veces, pero fue todo en vano, no me contesta. Mi mente comenzaba a jugar en mi contra, creando lo peores escenarios posibles. ¿Y si le ocurrió algo? dios mío Yuuri, no pienses en esas cosas, seguro está drogada en alguna parte del campus; bueno, eso no lo hace mejor. La incertidumbre y mi horrible imaginación me consumía lentamente.
— Yuuri — su melodioso llamado de atención fue una escalera que bajó por el enorme hoyo de dudas en el que me encontraba. Lo miré un poco perdido, estábamos caminando por el campus, ¿En qué momento?
— ¿Y Yurio? — pregunté totalmente desorientado.
— Yuuri, se fue hace 20 minutos. ¿Está todo bien? Has estado increíblemente callado desde que Yurio mencionó a Yuko en el restaurante... — dejó de caminar y me sujetó la mano haciendo que me detuviera.
— Sí, sí —carraspeé soltando el agarre.
— Yuuri... —entrecerró los ojos —mírame a la cara. — comenzó a buscar mis ojos con su semblante persistentemente — ¡Yuuri! —negué con la cabeza tupiendo los labios. En ese momento atrapó mi rostro en sus manos evitando que pudiera huir de esos autoritarios ojos sedientos de verdad, los cuales, lucen totalmente distintos desde que él es su dueño. — ¿Qué sucede? — suspiré derrotado, nunca le puedo decir que no.
— Es Yuko... no me ha llamado en toda la tarde y no contesta mis llamadas... ya son las 5 y todavía no hay señales de ella desde ayer. Ni un mensaje, ¿no es raro? — Viktor suspiró un poco más aliviado.
—Seguramente tenía cosas que hacer Yuuri, no te preocupes, creo que se puede cuidar sola.
— Es que no lo entiendes Viktor, ella para mí lo es todo, es una hermana menor para mí, si le pasa algo...
— Claro que te entiendo Yuuri, ¿Sabes la cantidad de veces que he tenido que ir por Yurio por estar ebrio en una fiesta? Te recuerdo que es mi medio hermano, sé lo que se siente tener que cuidar alguien menor que tú— no me molesté en ocultar mi disconformidad con tan vaga y poco satisfactoria respuesta.
— No lo sé Viktor... No puedo dejar de pensar en que algo le pasó.
—Relájate Yuuri, estoy seguro de que nada le pasó, de todos modos, si no aparece para la audición, no pararemos de buscar hasta que no nos den más los pies, ¿te parece? — su tranquilidad se transmitía como el perfume de una rosa en primavera. A pesar de que Viktor fuera infantil, inoportuno, parlanchín y un poco inconsciente, siempre lograba colocar mi cabeza en su lugar. Apoyé ligeramente mi rostro contra su mano colocando la mía sobre el torso de la suya, suspiré.
— Está bien... — ladeó su cabeza sonriendo complacido.
— Vayámonos a descansar Yuuri —asentí sin mayor problema.
Caminamos en un cómodo silencio a la habitación. A penas abrí la puerta, Viktor se desplomó en la cama durmiendo como un tronco, programé una alarma a las 6:30 y me recosté en mi propia cama dándole la espalda.
Cuando ya por fin creí que caería en los brazos de Morfeo al igual que mi compañero, el molesto ruido del movimiento de la cama vecina me hizo pegar un salto sobre mi colchón. Giré mi cuello para ver a Viktor juntando ambas camas, él sólo me sonrió cómo si nada pasara y se volvió a tumbar en la cama dándome la espalda rápidamente.
— ¿Es en serio? — Susurré. Unos falsos ronquidos sonaron. — ¡ Viktor!
— Viktor Nikiforov no se encuentra disponible, por favor deje un mensaje después del tono. Biiiip — aclaró con una falsa voz robótica.
— ¿Por qué siempre eres tan infantil?
— ¿Por qué siempre eres tan senil?
Resignado, intenté volverme a quedar dormido y sin darme cuenta, tenía un RS (ruso sexy) pegado a mi espalda, bueno, en este caso, sería un nipón sexy, cosa que es muy extraña de decir. Se iba moviendo lentamente hacia mi expuesto cuerpo, tan silencioso cómo una serpiente. Logró apegarse a mi espalada como la asquerosa sanguijuela que es, ¿no podré dormir tranquilo? Sentir su calor me agitó un poco, sin duda no iba a poder dormir en tales calurosas condiciones.
— Viktor — repliqué serio— no voy a poder dormir si te tengo pegado a mi cuer- — antes de terminar de girarme para encararlo y continuar con mi llamado de atención, el rostro de Viktor dormido me iluminó como el faro más brillante del mundo entero. Sus pequeños y tiernos ronquidos eran como los de un gatito, su boca se abría de una manera tan delicada, pero a la vez adorable, y mis redondos cachetes le daban el toque perfecto a esta magnífica obra de arte titulada: Viktor dormido.
Tan lindo...
¡Por dios! ¡¿Me estoy enamorando de Viktor?!
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¡Sí we! ¡Acepta que lo amas y ya!
Bueno, eso fue todo por hoy, diganme que les pareció los capítulos de hoy, y avisenme si hay algún problema con los mismo por favor!!!
Nos leemos el miércoles peques~
Minari~
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Cambio de Cuerpo
Fanfiction[AU Yuri!!! On ICE Universidad] Victuuri. La vida a veces puede dar giros inesperados, pero ¿qué justamente tuviera que cambiar de cuerpo con el grandioso estudiante Viktor Nikiforov? ¡Es algo totalmente descabellado! ¿¡Que haré, qué haré?! ¡Viktor...