Allison

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Habían pasado más de 4 años desde que mi mejor amiga y yo no conversábamos.

No pudimos mantenernos en comunicación durante ese tiempo debido a que, cuando asistíamos al colegio, ninguna utilizaba teléfono celular, y nunca nos preocupó memorizar nuestros números de casa, pues nos veíamos prácticamente a diario.
Irónico que después de eso, nos separáramos abruptamente. Errores diminutos de los cuales no prevemos consecuencias.

Ahora que tenía modo de seguir comunicándome con ella, no dudé un momento en verla algunas veces a la semana.
Me había contado que recientemente se había mudado a un departamento, cerca de nuestro antiguo colegio.
Me alegró enormemente saber que no se iría otra vez, al menos no por un tiempo.

Esa tarde llegué a casa, por supuesto, antes de que Christina lo hiciera. 

No tardé en contarle acerca del regreso de Allison.
Muchas veces le había hablado sobre ella, sobre cómo nos habíamos conocido una tarde en el colegio, en la hora de descanso...
Allison era la niña que podía amigarse con cualquiera, no tenía muy buenas notas en la escuela, pero disfrutaba el tiempo de clases en donde se distraía con cualquier cosa. Yo, por el contrario, no me animaba a hacer conversación con los otros niños, tenía la idea de que yo no iba a agradarles... así que ella se acercó a mí al notar que estaba sola, mientras el resto de la clase se reunía en el lugar de siempre para compartir su almuerzo...

—¿Cuándo volvió? —quiso saber Christina, con la sorpresa en su rostro.

—Hace un par de semanas, me parece, pero no tenía modo de saberlo. Por suerte coincidimos en casa de mi madre. No imagino cómo hubiera sido haber perdido esa oportunidad, no saber que ella estaba aquí —subíamos las escaleras para ir a su habitación, llevé su mochila como lo hacía usualmente.

—Me alegra mucho que ahora puedas salir con ella, que hablen nuevamente. Así podrás tener compañía cuando yo me ausente —se dejó caer en su cama, descansando de su nueva rutina—. Espero conocerla pronto. Podrías decirle que venga a cenar en alguna ocasión.

—Sí... claro... es una buena idea —no pude evitar cambiar mi alegría por nerviosismo.

—¿Pasa algo? —preguntó.

—No. Nada. Yo... le diré que quieres conocerla.

—Ya veo —desvió la mirada y sonrió ligeramente.

—¿De qué hablas?

—No le has contado sobre mí, ¿cierto?

—¿Cómo...? —recién recordaba que había omitido contarle esa parte a Allison— ¿por qué siempre parece que sabes todo lo que estoy pensando?

—Te lo dije, yo lo sé todo —bromeó.

—Lo siento, Chris —me acerqué a ella, recostándome a su lado—. Todavía me resulta complicado hablar sobre eso.

—Descuida. Debe ser difícil contarle a las personas que trabajas para tu novia —su malestar pareció disminuir cuando siguió bromeando.

—El mejor trabajo del mundo —respondí—. Lo siento, se lo diré. Necesito un poco de tiempo, ¿está bien?

Tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos.

—Te quiero, Vanne —me miró después de decirlo—. Y, como te dije hace tiempo, yo no voy a presionarte. Me alegra en verdad que Allison haya vuelto.

—Lo sé —acaricié el contorno de su mano—. Gracias.

—Solo espero que no llegue a sustituir mi cariño —bromeó, una vez más.

No puedes elegir de quién te enamorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora