La tranquilidad y el silencio de casa me incomodaron en ese momento. Sentía que era la primera vez que me encontraba ahí.
Mis pensamientos crecían y se derribaban entre sí en el mismo minuto.
¿Qué iba a decirle?
El comentario de Jennifer había puesto mi mente a girar, sintiéndose confundida, asustada.
Ya no estaba segura de querer o poder hablar con Christina.Al estar fuera de su habitación, escuché que había alguien con ella. Hablaban.
Gabriela estaba ahí.
¿Debía esperar a que Christina estuviera sola?
No pude decidirlo. Allison tocaba la puerta con avidez.—Lo siento, Vanne, pero no vinimos hasta aquí para no hacer nada.
—Adelante —Gabriela respondía del otro lado.
Abrí lentamente la puerta.
El rechinido fue lo único que pude escuchar... y mis latidos en ambos oídos.
—Hola, Gabriela, no quise interrumpir. Me preguntaba si...
—Vino a hablar con Christina. ¿Puede pasar? —dijo Allison.
—Allison —murmuré, molesta.
—Está bien, Vanne —respondió Gabriela—, puedes pasar. Allison y yo esperaremos afuera.
—De acuerdo. Gracias.
Entré al momento que Gabriela salía de la habitación. Mis piernas temblaban con cada paso que daba. Podía sentir mi rostro encenderse con la sangre hirviendo que llegaba hacia él.
Allison cerró la puerta después de dibujarse una sonrisa de aliento en el rostro.
Christina cubría su rostro con el brazo. No quería que la viera llorar, a pesar de todo.
—Christina, tenemos que hablar —dije, después de unos breves segundos, mientras me acercaba a ella.
—¿Sobre qué, Vannesa? —ambas manos suyas ahora cubrían su rostro, mientras suspiraba.
—Sobre nosotras.
—¿Nosotras? —me miró al fin— ¿Y quiénes somos todas ellas? ¿Allison y Lucía también están incluidas?
—Claro que no, Chris. Me refiero a ti y a mí.
—Bien, te escucho —se levantó con esfuerzo y se sentó en el lateral de la cama, intentando borrar el rastro de sus anteriores lágrimas.
Me acerqué a paso lento, hasta sentarme a su lado.
—Ha sido difícil esta situación —luchaba contra el nudo en mi garganta—. Lamento haberme alejado...
—¿Lo lamentas? —las lágrimas continuaban escapando viajando a través de sus mejillas—. Hace unos días parecía no importarte.
—Sé que no estuvo bien... permitir que los problemas entre Allison y Lucía llegaran a nosotras —temía mencionar su nombre, mis manos comenzaron a sudar.
—Te dije que no necesitábamos ser parte de eso.
—Tenías razón —me acerqué a ella—. Tú eres lo único importante para mí.
—¿Qué hay de Allison?
Temiendo que el golpeteo de mi corazón pudiera hacer vibrar toda la cama, me puse de pie, mientras intentaba tener las palabras correctas.
—Christina... Allison y yo...
—Lo sé —respondió—, Lucía me dijo que has pasado tiempo con ella las últimas semanas.
ESTÁS LEYENDO
No puedes elegir de quién te enamoras
RomanceEn un intento por distraer la antipática relación con sus propios pensamientos, Vannesa consigue un empleo inesperado como último recurso para abandonar su depresiva rutina. Ahí conocerá a Christina. En su compañía, logrará desenmascarar aquello de...