Fin De Año

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La parte de la historia que sigue la recuerdo de forma nebulosa. Solo pedazos. 

Probablemente porque quise olvidar aquellos días, aquella semana, aquel momento...

Desde la mañana del 29 de diciembre, día en que Christina y yo habíamos cumplido 6 extraordinarios meses juntas, habían pasado ya 2 días exactos. 

Ella seguía inconsciente.

Después de cumplirse 24 horas en el hospital, comenzó a ser desesperante soportar cada minuto. No podía evitar ir a su habitación cada vez que el reloj marcaba otra hora en punto, esperando que sus ojos estuvieran finalmente abiertos.

Las primeras noches sin ella, desde que había comenzado su viaje, habían sido asfixiantes. Constantemente pensaba en cómo esa desesperada sensación no se había hecho presente durante el tiempo en que Danna pasaba cada tarde con ella.
Probablemente porque, a pesar de estar distanciadas, yo sabía que ella estaba ahí, que se encontraba bien, que en realidad no podíamos alejarnos uno de la otra al dormir bajo el mismo techo.

Pero, ahora, esos 13 días sin ella provocaban un hueco gigantesco en mi pecho. Un espacio donde mis palabras y pensamientos caían incesantemente, alejándome de todo alrededor, teniendo en mente cualquier cosa. Ninguna. Todo.

El médico continuaba dándonos la misma información: "Ella está bien. Continúa estable". Pero esa oración dejó de ser suficiente para mí.

Andrea, Jennifer, Allison y yo continuábamos juntas cada hora del día esperando alguna novedad de Christina, de Gabriela... Y, aunque me quitaba un gran peso de encima, el recibir más noticias positivas de Gabriela que de Christina, resultaba estresante. 

Tenía la sincera intención de bajar esos escalones para asegurarme de que Gabriela estuviera bien, quizá preguntarle (evitando una reprimenda) por qué me había mentido, por qué no parecía darle la correcta importancia a los cuidados que su salud exigían, pero no podía hacerlo. Su presencia causaba que mis emociones se derrumbaran, así que estaba segura de que, al mirarla a los ojos, no podría resistir otro minuto sin permitir que los lagos estancados detrás de mis ojos brotaran.

Los fines de año poca importancia habían tenido en el pasado, los consideraba un día más, uno de tantos. Claro que amaba pasar cada cena con mis padres, recibir con ellos la medianoche que anunciaba el inicio de un "año nuevo", aunque para mí nunca habían tenido algo de diferente al resto, simplemente comenzaban nuevas 24 horas llenas de las mismas cosas habituales. Pero aquella fecha, fue diferente a cualquier otra por la que hubiera pasado. 
En ese momento, deseaba que mis padres estuvieran conmigo. Más que nunca.

Imaginé una escena en la que todos compartíamos esa noche, sentados a la mesa, degustando una magnífica cena que Gabriela y Arturo habrían hecho especialmente para nosotros.
Mi madre sentada cerca de Andrea, compartiendo anécdotas, comentarios, que solo 2 madres podrían entender. Jennifer mantendría esa sonrisa abierta mientras ella y Arturo se miraban con su particular amor demostrado en silencio; Allison y Danna habrían hecho las paces, no existiría más esa tensión entre ambas al estar cerca de Gabriela, sino que las 3 hallarían tranquilidad al encontrarse en el mismo espacio.
Y, finalmente, Christina tomaría mi mano sobre la mesa, alejando cualquier posible juicio que el mundo pudiera emitir, obsequiándome un beso con el que me sentiría nuevamente agradecida por estar en su vida...

Pero nada de eso podía suceder, por más que deseara en esa ocasión que el año pronto a comenzar viniera acompañado de nuevos momentos.

—¿Cómo está? —pregunté a Allison, una vez que se sentó a mi lado.

—Mejor —respondió—. Ha dormido la mayor parte del tiempo, casi como quisiera recuperar lo que no pudo permitirse los últimos años.

—¿Ella... te habló sobre...? —pregunté insegura, temiendo haber mencionado el secreto que Gabriela me había compartido.

No puedes elegir de quién te enamorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora