Capítulo 29

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     —Gracias por esto— susurro la señora mientras miraba como Oliver guardaba algunas cosas en una caja.

     —No sabía que quería recoger sus cosas— el miro la fotografía de él y Sarah sobre el escritorio.

     —Tener esta habitación, asi, como ella la dejo no es sano— miro las cortinas que evitaban entrar la luz a la habitación —. Como si ella fuera a entrar de pronto por la puerta de la casa.

     —Lamento no volver a venir, es solo que...— el dejo el último retrato en la caja —no lo se, señora Fayolle. Tenía miedo supongo.

     —Todos llevamos nuestros duelos de diferentes maneras— ella se acercó a las cortinas —. Esta habitación sigue oliendo a ella. ¿Sigues enamorado de ella?

     —No lo sé— tomo asiento en la silla del escritorio —. Quizás creí que si durante los últimos dos años. Pero no lo sé.

     —Se feliz, Oliver— le sonrió con tristeza —. Vuelve a enamorarte, encuentrale sentido a reírte a carcajada con otra persona. Ella seguramente quiere que seas feliz.

     —Quizás, sigo enamorado de lo que pudo haber pasado si ella lo hubiera superado— paso las manos por su cabello —... Quizás solo mantengo la misma esperanza que usted.

     —Yo, es decir, Sarah— ella abrió laa cortinas —, ella amaba el sol. Incluso dormia con las cortinas corridas para notar cuando amanecía.

     —Odiaba las habitaciones cerradas y oscuras— ella abrió las puertas del balcón —. Le gustaba la luz.

     —Ella dejo esto para ti— ella saco una carta de su bolsillo trasero y se la extendió —. Solo la puedes leer cuando te enamores.

     Era un sombre blanco perfectamente arreglado. Y el nombre de él estaba perfectamente escrito por la letra de Sarah. Seguido a eso, colocaba que solo debian dársela el día que Oliver se enamorara.

     —Puedes llevarte lo que quieras de la habitación— dijo ella —. Matt irá mañana al bautizo de los Stern, luego de ir con nosotros a donar algunas cosas de la habitación.

     —Encuentre más razones para sonreír— la mujer se acercó a él y lo abrazo —. No sabe cuanto lo lamento.

     —Yo también lo hago— le aseguro ella con una pequeña sonrisa.

     Miro su reflejo en el espejo y sonrió ante lo que veía. Lucía un hermoso vestido blanco corto se ajustaba en la cintura y la falda caia libre hasta la mitad del muslo. Un corte V, y mangas transparentes hasta las muñecas. Llevaba su cabello semirecogido y un leve maquillaje. Unos stiletto negros calzaban sus pies.

     —Tu madre me envió a buscarte. Elian y Jack, no estaban tan de acuerdos, pero ya sabes como se pone ella– dijo Oliver entrando a la habitación sin previo aviso.

     —¿No puedes tocar?— cuestionó ella saliendo del vestidor.

     —Ya te he visto desnuda de espalda. No veo diferencia— ella tomo un una almohada de la cama y se lo arrojó, pero el fue más rápido y la tomo.

     —¡Eres un depravado, imbécil!— exclamó ella con horror —¿Cómo me viste?

     —Deberías cerrar las cortinas. Quien este al frente te ve— se encogió de hombros restandole importancia, luego colocó el cojín sobre una silla en la habitación.

     —Estoy en mi espacio. No debes espiar a las personas— se quejo ella tomando su bolso de mano.

     —¿Sabes que acabas de pecar?— pregunto él divertido, ella soltó un suspiro en un intento de no blanquear los ojos.

Never Again [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora