Capítulo 41

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     Liliana caminaba de un lado al otro delante de su escritorio. El ordenador tenía la pantalla encendida con su psicóloga al otro lado de esta por Skype. Paso las manos por su cabello.

     —Siéntate y tranquilizate— pidió su doctora —. Liliana, ya superamos los ataques de pánico y ansiedad, no volvamos atrás.

     —¿Atrás?— cuestiono —Esta a punto de darme un ataque al corazón.

     —Necesito que te siéntese y me expliques que ocurrió, porque no entiendo nada.

     —Espera un segundo— ella camino hasta la pequeña nevera de oficina y saco un helado de chocolate con una cuchara.

      —Muy bien, ¿qué fue lo que ocurrió específicamente?— ella tenía su cuaderno listo para anotar.

     —Hace unas semanas hablamos de Oliv...— escucho un golpe —. Dame dos segundos.

     Liliana camino a la puerta lo más rápido que pudo, y la abrió. Encontró a Isabel y Valery en el pasillo. La primera estaba en el suelo y la segunda estaba sosteniendo dos vasos sin agua.

     —¿Si se dan cuenta por qué nunca les digo las cosas?— les pregunto cruzada de brazos —¡Y mamá sal de la habitación de Elian!

     —¿Qué sucede?— preguntó saliendo con una cesta de ropa en sus manos.

     —Si siguen haciendo esto, juro que tomaré mis cosas y me iré a un departamento yo sola— les señaló con su dedo acusatorio —. Pueden tomarlo como una advertencia o amenaza, como mejor les parezca.

     Cerró la puerta de un puertazo y encendió el sonido de la habitación, haciendo que la música comenzará a sonar. Tomó el helado junto al ordenador y fue a su vestidor. Dejó el ordenador en sus piernas, una vez tomó asiento en el sillón y abrió su helado.

     —Me decías sobre Oliver— Liliana metió una cucharada de helado a su boca.

     —Cierto— la miro —. Nos hicieron trabajar juntos para deporte, hacíamos pases de fútbol americano.

     —¿Qué ocurrió específicamente, Liliana?

     —Accidentalmente le di un pelotazo en las bolas— dijo con la boca llena de helado —. Fue un accidente. Fuimos a la enfermería, el ambiente se volvió raro. De pronto lo tenía a unos centímetros y llegó la enfermera.

     —¿No se besaron?— Liliana volvió a meter dos cucharadas de helado su boca y miró a su doctor con ojos de cordero.

     —Si lo hicimos— se hundió en el sillón y comió helado de nuevo.

     —¿Qué?— Liliana soltó un bufido lleno de frustración —¿Cómo sucedió? ¿Donde? No espera, ¿qué sentiste?

     —Cuando llego la enfermera corrí a las duchas, me duche, arregle, todo eso— ella asintió —. Fui al jardín con Matt, ya sabes, mi nuevo amigo que pretende de Thalia— le hizo señas para que se adeltara —. Pero olvide mi chaqueta en el entrenamiento, él fue por ella. Entonces llegó Oliver, me tomó de las mejillas y me beso.

     La doctora estaba totalmente perpleja. Mientras Liliana comía helado como si su vida dependiera de ello. Intentaban disuadir el tema. Y de pronto la doctora soltó carcajadas.

Never Again [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora