Capítulo 68

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     —¡Oh, pero que guapa!— exclamó su madre —Luces hermosa, avellena. ¡Jack, mira a Lili!

     —Mamá, no exageres— suplico en un susurró —. Necesito enviar esto a la la fundación— dejo la nueve peluca sobre la mesa.

     —¿Es tu cabello?— asintió levemente —¿Hablas en serio?— su madre la abrazo —Liliana, esto que hiciste es hermoso.

     —Solo, no lo hagan un espectáculo, por favor— la miró a los ojos —. Mamá, me gusta todo en silencio. No necesito que el mundo se enteré de las cosas que hago de corazón.

     —Tus hijos serán afortunados de tenerte— le beso la frente —. No se que hice para merecer a una niña tan maravillosa, pero no podría pedir a ninguna mejor.

      —Me gusta honrar a papá— abrazo a su madre —. Lo extraño mucho.

     —Lo sé, cariño, yo también— la abrazo más fuerte —. Cada día lo extraño mucho más. Merecían tener más tiempo con él. Tu merecías más tiempo.

     Aunque Melany no lo demostró, sufrió mucho la muerte de quien era su esposo. Era joven cuando lo perdió, y la había dejado con dos niñas y una empresa. Tuvo que aprender a moverse rápido dentro de la empresa. Comenzar a entender todo lo que Matteo hacia en ella. Se había visto obligada a cambiar su vida.

     Se levantaba por la llama para hacer ejercicio, darse una ducha, y preparar el desayuno. Luego despertar a las niñas, preparar a Liliana y asegurarse que ambas comieran bien antes de salir. Valery llevaba a Liliana al colegio. Y Melany iba a la empresa. Cuando las niñas salían de clases, Melany llegaba una hora más tarde. Valery tenía la cena, veían una película o platicaban. Y el día terminaba.

     Se enfocó en sacar a sus niñas adelante. Pero la soledad siempre la golpeó de noche. El momento exacto en donde ella quedaba sola, y el lado derecho la cama estaba vacío y frío.

     —¡Pero que guapa!— exclamó Jack entrando a la cocina —Debemos sacarte muchas fotos. Pareces una muñeca.

     —Gracias, Jack— este la abrazo y le dio un beso en la coronilla —. Tienes un corazón de oro, Lili. No lo olvides.

     Jack parecío como un ángel del cielo. Era perfecto. Un viudo que tenía dos niños. Melany y él se conocieron en un restaurante, cuando sus dos casi adolescentes estaban a punto de voltear todo a su alrededor. Y Melany lo salvo de aquella situación que se le volvió a él incontrolable. Y unos meses más tarde estaban saliendo.

     Jack no compartió tanto con sus hijas porque amaba estaban en Miami. Pero ellas aman a Jack, desde el minuto uno en el que lo vieron. Mientras que para Isabel y Elian había sido diferente, Melany estuvo para ellos en todo momento, y ambos de pronto le llamaban mamá, lo que era un verdadero honor para Melany.

     En ese momento aprendió a volver a sonreír. Y Jack había sido quien le enseñó como hacerlo. Aunque, ambos se habían enseñado uno al otro. Se acompañaban.

      —¡Mamá, no encuentra mi vestido azul de pun...!— Isabel quedo en silencio —¿Cuando diablos te cortaste el cabello y lo teñites?

     —Hoy— se encogió de hombros levemente —. ¿Se me mal?

     —¡Qué va! Te ves hermosa, pero no se, fue como ¡bom!— hizo manos de jazz —Ya sabes, no lo esperaba. ¿Oliver te vio?

Never Again [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora