Durante su infancia considero que la suerte no la acompañaba. Estaba segura que cuando todos formaban para recibir la suya, ella estaba muy ocupada recibiendo la de la mala suerte.
Cuando se mudo a Miami las cosas cambiaron, así que considero que su suerte cambiaria. Que las cosas irían bien. Y así fue, hizo amigos espectaculares y creció con personas maravillosas a su alrededor.
—Muy bien, luces muy guapa, cariño— le aseguro Valery mirándola a través del espejo.
—No quiero ir, no me obligues, por favor— suplico la pequeña haciendo un puchero —. No quiero ir.
—¿Recuerdas lo que dijo la psicologa?— le preguntó con una pequeña sonrisa —Los cambios a veces no parecen buenos, pero no lo sabrás hasta que no los hagas.
—¿Estarás ahí si quiero irme?
—Lili, no se que ocurrió en Seattle, ¿vale?— la volteo y se arrodillo para verla a los ojos —Y no tienes que contármelo si no quieres, no te voy a presionar. Pero lamento una sola cosa, y es no haberte protegido.
—No fue tu culpa— susurro ella mirando sus manos —. Tú no eres responsable.
—Si lo soy, soy tú hermana mayor, mi único deber era protegerte, y no pude hacerlo— le acaricio la mejilla con ternura —. Asi que, si algo ocurre y no te sientes bien, solo debes llamarme, ¿vale?
—Te amo, Valery— su hermana la envolvió en sus brazos —. Y lamento ser una carga para ti.
—Nunca serás una carga— le beso la frente —. Te quiero con cada centímetro de mi alma.
Pero ahora no había duda de que Seattle tenia algo contra ella y era molesto tener que lidiar de nuevo con toda esa mierda que había dejado atrás. Como si su lugar estuviera en otro lugar y no precisamente en Seattle. Liliana ya no se sentía en casa.
No encontraba aquella ciudad como suya. No la aceptaba como suya. Y lamentaba no hacerlo. Porque allí nació, creció y pasó los primeros años de su vida siendo feliz. Ahora era solo una ciudad, en la que no quería estar. Una ciudad llena de miedos, promesas rotas y pesadillas.
—¡Chicos!— grito su madre desde la cocina —Vengan a desayunar. Llegarán tarde.
Los primeros en irse fueron los hermano quienes se iban discutiendo y empujándose para ver quien llegaba primero.
Al llevarse solo un año de diferencia, ambos parecían haber nacido para para discutir desde que abrían los ojos por la mañana. Parecía que en sus mentes ya tenían un plan de como comenzar una discusión desde que se veían. Ya fuera porque uno de los dos se comió la última galleta o porque yo estaba sentada a ahí y tú no.
—¡No, Elián, déjame!— se quejo Isabel cuando este la empujó.
—¡Elián deja a tu hermana!— se escucho la voz de Jack —Esta muy temprano como para escucharlos a ustedes dos discutir.
La habían dejado con el perro y su antiguo enemigo.
Sintió un escalofrío recorrerle la columna. Liliana había hablado muchas veces con su psicologa sobre esta situación. Justo en la que estaban. Había creado múltiples de escenarios, pero imaginar es solo eso, vivirlo en carne y hueso. Vaya que le estaba costado.

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Never Again [Editando]
Fiksi RemajaEllos podrían ser fácilmente el Cliché más perfecto que van a encontrar. Porque eso son. Pero también hablamos de la superación de un corazón roto. ¿Cómo amas a alguien que tanto daño te hizo? Y lo más importante ¿Qué tanto amor propio te tienes? ...