Capítulo 74

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    —¡Felices diez meses!— dijo Oliver con una gran sonrisa —Espero que a pesar de todo lo que hemos pasado, sean los mejores diez meses juntos.

     —Umm... Tú siempre me despiertas temprano— susurro Liliana sin abrir sus ojos —. Dame cinco minutos más.

     —¡Pero que bien aprovechas nuestro tiempo juntos!— ironizó Oliver pasando una mano por la cintura de Liliana.

     —Se lo que haces— aseguró Liliana intentando apartarse, el comenzó hacerle cosquillas hasta quedar sobre ella.

      —¿Despertaste?— cuestiono mientras Liliana soltaba sonoras carcajadas.

     —Ya, ya, ya— suplico Lili —... Felices diez meses, felices diez meses— repetía entre carcajadas —. Piedad, piedad.

      —Te amo— susurro Oliver dejando las cosquillas, le quito el cabello del rostro y le dio un pequeño beso en los labios.

     —Eres molesto— respondió Lily con una sonrisa sobre sus labios —. Aún así, te amo— le dio un pequeño beso —. Espera— interrumpió Liliana apartandose cuando Oliver le tomó la cintura —. Quiero darte antes tu regalo. Suelta.

     Ella estiró su mano a la mesita de noche donde había una gaveta, la abrió y saco un caja azul. Oliver se quitó la colcha de encima e imitó la acción de ella solo que en su mesita. Ambos se intercambiaron regalos.

     —Tuvimos la misma idea— dijeron al mismo tiempo antes de reírse.

     Ambos regalos eran un sweater negro. Sólo que el que le había dado Liliana tenía un corazón en el lado izquierdo. Y el de Oliver tenía una frase en él. Ella miró el sweater y le dio un pequeño beso en los labios. Y sonrió ampliamente.

     Había pasado diez meses, como si solo fueran semanas. Transcurrieron tan rápido, que las discusiones que habían tenido, no eran nada comparado con los buenos momentos. Una discusión nunca debería eclipsar lo que sentimos por los que amamos, incluso en los momentos donde sentimos que nos ahogamos con el sentimiento. Recordar la razón, por la que seguimos con ellos, es lo que nos llena el alma. El ser humano se siente con la voluntad de señalar al otro, cuando nunca se a señalado así mismo.

      Éramos seres egoísta. Incluso llenos de rencor. Pocas personas mantenían su corazón lejos de sentimientos feos. Y era considerados débiles. Liliana tenía sentimientos que no le permitian odiar a alguien. Y Oliver, podía odiar a otra persona. Lo bueno, era que uno protegía al otro. Una función donde ambos seguían aprendiendo. Y no querían dejar de hacerlo.

     Oliver había hecho una reservacion en el pequeño restaurante que tenía el bosque. Mientras que sus familias habían acordado no molestarlos en todo el día, por lo que se habían ido a hacer sedentarismo. Isabel había pasado por la casa del árbol a informar que luego de llegar irían al lago.

     Oliver y Liliana simplemente se sentaron en el balcón y observaron el día pasar. Quien los viera diría que era forma poco razonable para perder el tiempo. Pero si algo habían aprendido ellos dos, era a estar solo, incluso cuando estaban uno junto al otro. Respirar el aire que estaba alrededor de ellos y solo acompañarse.

     —¡Que les den!— exclamó Vane con el ceño fruncido tomando asiento en el sillón de la casa del árbol de Oliver y Liliana.

Never Again [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora