Capítulo 47

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     —¿Qué haces?— preguntó Oliver entrando a la habitación.

     —¿Si sabes que si mi madre te descubre te acusara con tu madre?— él sonrió con diversión y le beso los labios rápidamente.

     —Arriba, vamos— ella alzo una ceja —. Te llevare a un lugar.

     —Oliver, es media noche y tienes un partido mañana— él la volvio a tomar de las manos —. No iremos a ningún lugar. Tu iras a dormir y yo también.

     —No seas aguafiestas, debes correr riesgos en esta vida, muñeca— ella negó levemente —. Liliana, parece que no me conoces. Si no te levantas, haré que lo hagas.

     —Te observo obligarme— el sonrió con diversión y le tomo ambas manos.

     —Si no haces esto por las buenas saldremos vas contigo en pijama— la alzo en brazos —. Y descalza.

     —Vale, vale. Bajame— él la dejo en el suelo, Liliana soltó un suspiro frustrado —. Voy a cambiarme, no puedo creer que me harás hacer esto.

     Entro al vestidor y tomo unos vaqueros talle alto, unas converse negras tipo botines, un sweater con cuello alto negro y un cardigan negro. Se hizo una coleta improvisada y miró su reflejo en el espejo.

     —Si mi mamá nos descubre, diré que fue tu culpa— miro su reloj, era casi media noche.

     —Si mantienes esa boca cerrada, saldremos de aquí sin ser descubiertos— el tomo la mano rápidamente y la dirigió a la puerta.

     —¿Por qué simplemente no vamos a dormir?

     —No me harás cambiar de opinión, muñeca— él abrió un poquito la puerta y se aseguró qu  no había nadie —. Solo no hagas ruido.

     Salieron de la habitación casi en puntillas, y miraban a los lados luego de cada paso. Al llegar a las escaleras Oliver se aseguró que no hubiera nadie, pero entonces Liliana escucho una puerta abrirse y lo empujó al sanitario del pasillo. Ambos quedaron frente a frente pegados al otro. Ella le cubrió la boca con una mano.

     —¿Quién es?— Liliana miró por la puerta, y observo a un Elian caminar sigilosamente, iba abrigado y listo para salir.

     Miraba a los lados, y se notaba que estaba escapando. Observo mirar a los lados, cuando volteo hccia atrás, sus ojos se llenaron de pánico, y entró al sanitario corriendo.

     —¿Qué diablos?— encendió su celular y observo a Oliver y Liliana.

     —Apaga ese aparato o no vas a describir— dijo Oliver apartando la mano de Liliana —. Hagan silencio. Ni respiren si es posible.

     Los tres miraron el pasillo. Y observaron la silueta de una mujer. Cuando volteo y la luz de la luna la iluminó los tres se miraron.

     —¿Isabe?— ella dio un pequeño brincó y miró al sanitario —¿A donde se supone que vas?

     —¿Y ustedes a donde van?— Elian la arrastro al sanitario y cerro la puerta, encendió la pantalla de su celular.

     —Vale, yo soy la mayor. ¿Por qué están escapando?— preguntó Liliana cruzada de brazos.

     —Hagamos una cosa— sugirió Oliver —. Nadie vio nada, y ninguno dice nada. Todos estamos en nuestras camas durmiendo.

     —Me parece un buen trato— aseguró Isabel —. No hacemos preguntas, y no esperamos respuesta.

     —Es un trato— anuncio Elian —. Vale, salgamos de aquí.

     Los cuatro salieron mirando a los lados. Y cuando llegaron a la parte de abajo abrieron la puerta cuidadosamente. Isabel corrio a la esquina donde la esperaba un coche. Eliana subió al taxi que lo esperaba también. Y Oliver subió a su motocicleta que estaba fuera del garaje.

Never Again [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora