9

3K 290 23
                                    

—Wesley —llamó Colin, el mencionado recién había estacionado frente al edificio de apartamentos— mirame por favor.

—Ya llegamos, por si no lo haz notado -quitó el seguro de la puerta.

—Necesitamos hablar —tomó su brazo.

—Tuviste todo el camino para hablar —miraba al frente, no quería ver a Colin.

—Es en serio, Wesley... no puedes enojarte por algo de lo que yo no soy responsable —no contestó— contesta, por favor.

—¿Qué esperas que te diga? —tragó saliva.

—El porqué de tu enojo.

—Lo siento —dijo después de dar un suspiro— tienes razón, no debí enojarme —volteó a verlo al fin.

—Es que ni siquiera había una buena razón —suspiró al tiempo que echaba la cabeza para atrás.

—Lo siento —repitió y estiró el brazo para acariciar su mejilla— ven aquí.

—¿Qué más puedo hacer? —reprimio una sonrisa y se acercó para besarlo.

—Te quiero tanto —susurró Wesley en cuanto se separaron— si me enojé fue porque pensé que podías llegar a cambiarme por él —tragó saliva.

—No podría —sonrió— te quiero como no te imaginas.

—Llevamos tan poco tiempo juntos y siento que no quiero separarme de ti jamás —besó la punta de su nariz.

—Louie y Mickey no están, me lo dijo Louie hace rato —Wesley sonrió— quédate a dormir.

—¿Seguro que vamos a dormir? —Colin rió.

—Depende de qué tan cansado termines —lo besó nuevamente.

Después de que Wesley estaciono el auto en el estacionamiento del edificio, los dos subieron al apartamento y entraron a la habitación de Colin.

—Esperemos no llegué nadie —dijo Wesley antes de acercarse a besar a Colin desesperadamente.

—Tranquilo —soltó una risa entre el beso.

—Cuando estoy a solas contigo, lo menos que puedo estar es tranquilo —lo acostó en la cama y se puso arriba de él.

—Entonces somos dos —lo acercó para besarlo, descuidada y salvajemente.

Louie y Mickey no llegaron en toda la noche, Colin y Wesley siguieron en lo suyo.

A la mañana siguiente, Wesley estaba acostado junto a Colin, lo tenía abrazado de la cintura.
Después de una larga noche, los dos habían caído agotados.

Pasaban de las diez, Louie recién llegaba junto a Mickey después de haber pasado la noche en la antigua casa de Louie.

—¿Colin? —preguntó Louie desde afuera de la habitación— voy a pasar —no recibió ninguna respuesta.

Abrió la puerta para encontrarse con un completo desorden, ropa tirada por todos lados, cobijas y almohadas en el piso y demás cosas un tanto desagradables.

—Okay... no quiero pensar en que fue lo que pasó aquí pero me doy una idea —Colin y Wesley seguían dormidos— Colin —lo movió un poco.

—¿Qué quieres? —preguntó sin despegarse de Wesley ni un poco.

—Iremos a comer algo, tienes que venir.

—¿Por qué? Estoy muy cansado.

—Desayuno antes de escuela, vamos, te esperaré... si no sales en veinte minutos vendré a cambiarte yo mismo.

Qué Tan Lejos Hemos LlegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora