—Estas enojado —aseguró Louie una vez que vio a Colin entrar a la casa con el ceño fruncido.
—No quiero hablar en este momento —precisamente, no quería hablar con Louie o con Piper.
—Sabes que siempre puedes hablar conmigo, de lo que sea —claramente no de algo tan delicado, pensó Colin.
—Solo me enojé con Wes, es todo —contestó para después subir las escaleras hasta su habitación, había sido un día realmente largo y no quería ver a absolutamente nadie.
Tras haber dado el milésimo suspiro del día, se volvió a acostar. No era que tuviera sueño, había dormido un buen rato en la tarde pero de alguna manera se sentía cansado. Sin que pudiera evitarlo las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas. ¿Cómo era posible todo lo que estaba pasando justo en ese momento? Wesley debía estar bromeando, tenía que estar bromeando. Y luego todo lo que estaba pasando con Mickey. ¿En qué momento su vida se había convertido en tal drama?
Algunos minutos después en los que Colin estuvo tratando de calmarse alguien tocó la puerta.
—Vete —habló al instante, pensando que se trataba de Wesley.
—¿Colin? —era la voz de Mickey— ¿puedo pasar?
Colin se sentó en la cama, mientras limpiaba sus mejillas con la manga de su playera, se levantó y caminó hasta la puerta.
—¿Qué pasó? —preguntó sin abrir completamente la puerta.
—Quería saber si tenías alguna cobija que pudieras prestarme —habló despacio.
Esa era la primera vez que los dos hablaban después de lo sucedido hace algunos meses. Era extraño, tanto para Colin como para Mickey. Y mientras Mickey se sentía miserable y culpable por lo que había hecho, Colin simplemente estaba decepcionado. No terminaba de comprender como es que Mickey podía mostrarse en su casa, donde vive con Wesley después de lo que había hecho.
—Claro, ahorita te la llevo —dijo sin hacer contacto visual alguno.
—¿Estas bien? —preguntó al notar que algo andaba mal— ¿pasó algo?
—Todo esta bien —contestó como pudo y se dio media vuelta para así ir a buscar lo que Mickey le estaba pidiendo.
Tras unos cuantos segundos, Colin caminó hasta la puerta una vez más para entregarle dicha cobija a Mickey.
—¿Colin? —llamó su atención antes de que este cerrara la puerta— tenemos que hablar, estaré afuera un rato, te estaré esperando.
Colin se quedó callado tras ver a Mickey alejarse de su habitación, pegó la cabeza a la puerta y cerró los ojos, había sido un día un tanto agotador y no exactamente porque hubiera hecho mucho durante el día, porque realmente no había hecho más que lavar ropa. Pero habían sucedido tantas cosas que aún no terminaba de procesar todo lo que sucedió y el recuerdo de todo lo que pasó con Mickey hace unos cuantos meses lo estaba atormentando nuevamente.
Unos cuantos segundos más tarde, Colin dio la media vuelta y cerró la puerta de su habitación para volver a acostarse en la cama.
¿Valía la pena hablar con Mickey?, ¿qué le diría? No podía hacer más que disculparse una vez más, la razón del porque había escondido aquellas cartas era clara. Y si no era para eso entonces no tenía idea de que más podría decir.
Pasaron más de 10 minutos en los que Colin estuvo pensando en si ir a hablar con Mickey sería una buena idea, lo más probable era que Mickey ya no estuviera ahí, por lo que Colin se levantó de la cama y se dirigió hasta la puerta principal. Tenía una extraña sensación en su pecho, sentía que la respiración le faltaba, sus manos temblaban y sentía escalofríos. Abrió la puerta lentamente y salió.
Mickey estaba sentado en la banqueta frente a la casa, dándole la espalda a Colin, razón por la cual no notó su presencia. Colin comenzó a caminar en dirección a Mickey, para sentarse junto a él.
—No creí que fueras a venir —habló Mickey después de algunos segundos, Colin no contestó— gracias por venir —habló nuevamente tras varios minutos de silencio.
—¿De qué quieres hablar? —preguntó Colin, despacio.
—Jamás me dejaste explicar lo que sucedió —ninguno de los dos veía al otro, Mickey mantenía la vista al frente mientras Colin miraba hacía abajo, al tiempo que jugaba con sus manos.
—¿Acaso había una explicación? Eso fue un acto de egoísmo.
—Sé que no estuvo bien... todos se la han pasado repitiendo aquello desde que te fuiste, la culpa me persigue.
—¿Todos?
—Incluso tu madre... fue a visitar a Louie y habló conmigo.
—Jamás le conté a mi madre lo sucedido —aunque no le hubiera contado, no estaba sorprendido de que se hubiera enterado. Era difícil que su madre no se enterará de ese tipo de cosas.
—No importa —hizo una pausa— eso no es de lo que quería hablar.
—Te escucho.
—Sé que estuvo mal lo que hice —repitió— me he arrepentido bastante, quiero pedirte perdón, sé también que es muy difícil que me perdones pero aun así quiero que sepas que lo siento y que mi intención no fue esconder aquellas cartas de ti, juro que iba a dártelas pero cuando menos lo esperé ya era demasiado tarde y las cartas se estaban acumulando. Sabía que de cualquier manera me odiarías, justo como lo haces ahora.
—No te odio —susurró, levantando ligeramente la vista— no podría odiarte, pero no sabes que tan decepcionado estoy, pensé que antes que nada éramos amigos.
—Me arrepiento de lo que hice, la he pasado realmente mal estos últimos meses y la verdad no sé si vaya a pasar el año... sé que no es nada comparado con lo que tú haz pasado por, pero si querías que recibiera mi merecido, ya ves que si —Colin se quedó callado por al menos cinco minuto.
—Lo siento —dijo de repente, haciendo a Mickey voltear sorprendido... no había razón por la cual Colin tuviera que disculparse, pero antes de que Mickey pudiera siquiera abrir la boca para preguntar porqué, Colin volvió a hablar— la manera en la que reaccioné tampoco fue la adecuada, no te deseo mal Mickey, debo admitir que al principio pensé que te odiaba pero mientras más lo pensaba llegué a la conclusión de que no puedo. No quiero echar a perder varios años de amistad por alguien más, sé que aún tienes sentimientos por mí pero, ¿podríamos seguir siendo amigos? —volteó a ver a Mickey, quien no había despegado sus ojos de Colin en ningún momento.
—¿Wesley esta bien con ello?
—Él no tiene derecho a decirme quien puede ser mi amigo y quien no —con todo aquello de Mickey, Colin se había olvidado completamente de Wesley, pero seguía enojado con él.
—¿Tú estás bien con ello? —preguntó despacio.
—Por algo pregunté...
—Entonces esta bien —contestó rápido, un tanto emocionado, al mismo tiempo que casi sin darse cuenta se acercaba a Colin para darle un abrazo.
Colin tardó un tanto en reaccionar, pero al final terminó abrazando a Mickey también. Se quedaron en esa posición por un buen tiempo, hasta que el ruido de la puerta principal siendo azotada los separó.
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Qué Tan Lejos Hemos Llegado
RomanceMickey nunca supo como decirle a Colin todo lo que sentía por él, su amistad era algo mucho más importante. Hasta que un par de cervezas una noche de verano lo hacen cometer un pequeño error. Pequeño error que deja a Colin lleno de preguntas y duda...