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—No me imagino qué hubiera pasado si jamás nos hubiéramos conocido —comenzó Colin, estaba acostado boca abajo con su mirada fija en Wesley.

—Qué cosas dices cariño —acariciaba el cabello de Colin— yo tampoco podría imaginarme que sería de mi sin ti —se acercó, poniendo su frente contra la del menor.

—No vuelvas a irte —susurró, admirando su rostro de cerca— no podría soportarlo —tragó saliva, sus ojos comenzaban a ponerse llorosos.

—No lo haré —se acercó más, para así rodear su cintura con sus brazos, haciendo la cabeza de Colin quedar ahora en el pecho de Wesley, sus torsos pegados y piernas entrelazadas— no llores, no volveré a irme jamás, te lo prometo.

—Te amo Wesley, más de lo que puedes imaginar —levantó la vista oara encontrarse con los ojos de Wesley.

—No sabes que tan feliz me hace escucharte decirlo —beso su frente— yo te amo aún más —besó la punta de su nariz— y quiero hacerlo... —Colin lo interrumpió, besandolo en los labios.

Sin separarse ni un segundo, Wesley se posicionó arriba de Colin sin hacerle daño. Comenzó a acariciar el pecho del menor mientras que éste pasaba las manos por el cabello de Wesley, despeinandolo.
Tras unos cuantos segundos, se escucharon los ladridos de Ita y los rasguños en la puerta.

—Wes... para —susurró Colin, separando a Wesley.

—No le hagas caso —susurró de vuelta, besando su cuello.

—No seré yo quien limpié sus gracias —lo separó una vez más— iré a sacarla, prepara un baño por mientras —le dio un beso en la mejilla y se levantó.

Wesley lo siguió con la mirada, mientras Colin abría uno de sus cajones para sacar un par de ropa interior y una playera cualquiera. En ese punto de su relación... su ropa prácticamente no tenía dueño, todo lo que había en la casa era de los dos.

En tanto Colin sacaba a Ita, Wesley preparaba un baño para los dos. Aquello se había convertido en una rutina de cada domingo. Así empezaban el día.

Y tras haber tomado un baño que usualmente duraba 30 minutos, Colin estaba preparando el desayuno.

—¿Iremos a caminar en la tarde? —preguntó Colin, sirviendo el desayuno frente a Wesley.

—No —contestó con una sonrisa, haciendo a Colin sonreir también.

—¿Qué tienes en mente? —preguntó antes de empezar a comer.

—Tú solo espera ¿si? Ya lo verás... no tardará mucho.

Wesley comenzó a lavar los platos después de que los dos terminaron de comer. Mientras Colin iba a lavar la ropa de los dos. Y es que las cosas eran así cada domingo. Levantarse, tomar un baño, desayunar y de ahí los dos comenzaban con las tareas del hogar, una vez la casa estaba limpia salían a caminar un rato en la playa, comían algo y cuando regresaban jugaban video juegos o veían una película para después irse a dormir.

Obviamente había días en que había excepciones. A veces iban al cine, al centro comercial o cuando no podían ir a comprar lo necesario para la semana en sábado iban el domingo.

Colin estaba doblando la ropa que recién había salido de la secadora cuando el timbre suena.

—¡Wes! —gritó Colin— ¡hay alguien en la puerta! —gritó una vez más, sin recibir respuesta.

Después de dar un suspiro, se levantó del sillón y caminó hasta la puerta de entrada, pasando por la cocina y encontrándose a Wesley con una sonrisa en el rostro.

—Estas tan cerca de la puerta y no puedes ir a abrir —dijo entre molesto y divertido.

—Lo siento cariño —le mandó un beso mientras Colin seguía caminando en dirección a la puerta.

Ita se encontraba ladrando como loca hacía la puerta, lucía realmente emocionada... o tal vez molesta, era difícil de descifrar.
En cuanto Colin abrió la puerta se encontró a Piper, quien gritó al verlo para después abrazarlo.

—Wes no me dijo que llegaban hoy —habló con una sonrisa, separándose de ella.

—¡Esa era la sorpresa! —exclamó emocionada.

—¿Louie viene contigo? —preguntó mientras levantaba a Ita quien estaba a punto de salir.

—Si, esta bajando las cosas del auto —acarició a Ita, quien no tardó en lamer toda la mano de Piper— y Colin... —bajó la voz un poco— lo siento, no pude evitarlo.

—¿Qué cosa? —preguntó confundido.

—Ya lo verás —levantó los hombros y caminó en dirección a la cocina, en busca de Wesley.

En cuanto Piper estuvo fuera de vista y se escuchó de nuevo un grito por parte suya al ver a Wesley. Louie apareció en la puerta.

—¡Colin! —tiró las maletas que estaba sosteniendo para ir a abrazar al mencionado— que bueno volver a verte —besó su mejilla repetidas veces— se te extraña bastante.

—Lo mismo digo —besó su mejilla también— no sabes cuanto te he extrañado.

—Yo no fui el que se fue —levantó las manos, para después agacharse a recoger las maletas que había tirado— y tendrás que perdonarme Colin... no podía dejarlo.

Ahí fue cuando lo que Pioer dijo cobró sentido. Mickey había ido con ellos también.

En cuanto Louie dejó las maletas de lado, Mickey apareció por la puerta, con una mochila sobre sus hombros y con otras cosas ocupando sus brazos.

—Hola —dijo con una pequeña sonrisa, se veía claramente avergonzado.

—Hola —sonrió de la misma manera.

Fue en ese momento en el que Colin se dio cuenta de que no podía odiar a Mickey. Por más enojado que hubiera estado en esos dos meses en los que estuvo lejos... ahora que lo veía sabía que no podía odiarlo.

—Colin —llamó Louie— sé que apenas llegamos, pero Mickey y yo manejamos toda la noche...

—Oh claro, pasen... les mostraré donde se quedarán —interrumpió, mientras daba media vuelta y comenzaba a caminar en dirección a la otra habitación de la casa.

—Te conseguiste un buen lugar —habló Louie una vez más, observando todo a su alrededor.

—Wes la consiguió —dijo con una sonrisa— solo hay una cama... no creo que tengan problema en dormir un rato juntos pero me temo que uno de los tres tendrá que dormir en la sala por la noche.

—Nos las arreglaremos —sonrió mientras se sentaba en la cama, Mickey no decía absolutamente nada.

—Esta bien, nos vemos de rato —sonrió para después salir de la habitación.

Caminó de vuelta a la cocina, donde seguro todavía se encontraban Wesley y Piper. Antes de entrar, escuchó algo y aunque no era el tipo de persona que escuchaba conversaciones ajenas no pudo evitarlo.

—Te digo que no fue mi intención... pero tú sabes como son las cosas —hablaba Piper— eso no es lo que me preocupa de todos modos —sonaba desesperada.

—Espera, antes de que digas más...

—¡Wes! Déjame terminar.

Colin realmente no se sentía a gusto escuchando conversaciones ajenas, por lo que pasó a la cocina como si nada hubiera pasado. Rápidamente Piper dejó de hablar y Wesley solo miró al suelo.

Algo andaba mal.

Qué Tan Lejos Hemos LlegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora