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—¿Todo bien, Colin? —susurró Mickey, sin quitar sus brazos de alrededor del mencionado.

—Si, todo bien —contestó removiéndose un poco -mucho a decir verdad- incómodo.

—Siento que mi cabeza está a punto de explotar —quitó sus brazos a notar la incomodidad de Colin, para después sentarse.

—Mickey —empezó Colin, tomando su brazo— dime que no pasó nada ayer.

—Solo bebimos un poco —sonrió— y luego fuimos a dormir —revolvió su cabello un poco.

Colin no respondió, simplemente dio un suspiro y volvió a acomodarse entre las cobijas, cubriéndose hasta la cabeza.

—Iré a buscar a Louie —Colin se quedó callado, sin mover un solo músculo— te traeré una pastilla, ayer bebiste incluso más que yo —el silencio comenzaba a ser incómodo, por lo que Mickey simplemente se levantó y salió de la casa de campaña. 

Una vez que Colin estuvo seguro de que Mickey había salido de la tienda de campaña, quitó la cobija de encima suyo y empezó a buscar su celular, cuando lo encontró, llamó a Wesley.

No había suficiente señal.

—Diablos —susurró, tenía un mal presentimiento.

No sabía que era lo que sucedía, algo en su pecho dolía... realmente tenía un mal presentimiento pero no sabía si era acerca de lo que había pasado la noche anterior con Mickey o acerca de Wesley. Su cabeza daba vueltas y justo en ese momento sentía ganas de vomitar.

Lo más rápido que pudo, abrió la tienda de campaña y corrió hasta un árbol que estaba cerca para vomitar todo lo que había comido la noche anterior.

—¿Estás bien? —preguntó Louie, quien iba pasando.

Colin le dedicó una mirada sarcástica a Louie, la cual bastó para que este siguiera su camino mientras soltaba una risa y negaba con la cabeza. En cuanto Colin terminó con lo suyo, entró una vez más a la tienda de campaña y sacó un pantalón y una sudadera, de hecho, los que llevaba la noche anterior.

—Ten —le extendió Mickey una pastilla, en cuanto llegó junto a él y Louie.

—¿Tanto bebí? —preguntó, sentándose en una de las sillas que había.

—¿Hace cuánto no bebías? —rió Louie.

—Bastante tiempo —contestó después de haber tomado la pastilla— ¿qué hay para hacer hoy?

—Nada, disfrutar de la naturaleza y compañía del otro —habló Louie, una vez más— ¿qué esperas Colin? —lo abrazó por los hombros.

—No me siento nada bien —quitó los brazos de Louie de su alrededor— iré a dormir un poco más si es que no hay nada que hacer.

Ni Mickey ni Louie dijeron nada, por lo que Colin simplemente dio media vuelta y volvió a la tienda de campaña para dormir un poco más.

Los días pasaban y realmente nada interesante o importante había sucedido. Colin trataba de evitar quedarse a solas con Mickey e incluso beber más de una cerveza o cualquier cosa que tuviera alcohol. A pesar de no recordar casi nada de lo que había sucedido el primer día que estuvieron ahí prefería evitar que algo sucediera.

Aquel mal presentimiento que tenía acerca de Wesley y Mickey muy apenas lo dejaba dormir. Aunque fuera estúpido, realmente lo extrañaba. Por casi un año no habían estado separados por más de dos días, se había acostumbrado bastante a estar con él y era realmente estúpido extrañarlo cuando solo había pasado una semana y media.

Los tres chicos ahora se encontraban guardando todas las cosas que habían estado utilizando aquella semana y media. Por problemas con la tía de Louie, las dos semanas que tenían planeadas pasar ahí se vieron interrumpidas. 

Una vez que todas las cosas estuvieron guardadas en el auto de Mickey, los tres chicos emprendieron camino de nuevo a su apartamento, dejando a Louie en casa de su tía. El  camino de regreso al apartamento fue silencioso e incomodo. Colin ni siquiera había querido sentarse en el asiento de copiloto una vez que Louie había bajado del auto.

—Colin —llamó Mickey antes de que el mencionado pudiera bajar del auto— ¿esta todo bien? 

—Es mejor si hablamos después Mickey, quiero ver a Ita —mintió, era obvio que quería ver a Wesley y los dos lo sabían.

—Si, esta bien —contestó después de varios segundos de silencio— ayudame entonces a bajar algunas de las cosas.

—Claro —contestó dedicándole una sonrisa. 

En cuanto Mickey estacionó el auto, él y Colin comenzaron a bajar todas las cosas del carro para empezar a subirlas al departamento.

Quince minutos después, los dos chicos estaban sentados en la sala, Wesley no estaba y Colin había intentado llamarlo, fracasando las tres veces que lo había intentado. "Quizás siga en casa de su tía," se dijo a sí mismo, para dejar el celular de lado y levantarse del sillón.

—Iré a tomar un baño —avisó a Mickey.

—No tardes, también tomaré un baño —se levantó detrás de Colin— tomaré prestada tu laptop, no recuerdo donde dejé la mía.

—Está en mi habitación, cuando la termines de usar déjala en su lugar.

Mickey asintió con la cabeza y caminó hasta la habitación de Colin, mientras este ya se encontraba en el baño. Después de tomar la laptop, Mickey se sentó en la cama. 

Un sobre blanco con el nombre de Colin escrito en letra grande y cursiva, estaba sobre las sábanas. Era claramente la letra de Wesley. La curiosidad invadía a Mickey, más de tres veces estuvo tentado a tomar el sobre y leer lo que sea que contuviera. 

Cuando Mickey terminó lo que tenía que hacer en la computadora de Colin, dejó todo como lo había encontrado y caminó hasta la puerta. Dio un suspiro, estaba realmente mal lo que estaba a punto de hacer, lo sabía de sobra, pero la curiosidad lo mataba. Caminó de regreso a la cama y tomó el sobre. 

Antes de abrirlo, dio un suspiro más. Con el máximo cuidado, abrió el sobre y saco las hojas que estaban dentro, eran más de tres. 

"Colin: 

Antes que nada, me gustaría empezar diciendo que te amo, bastante, como no te imaginas. Jamás haría algo para hacerte daño y lo sabes bastante bien. Lo pondré en palabras más simples... tú has logrado que me enamoré hasta de los más pequeños detalles de ti, desde la manera en que eres conmigo, desde la forma en que hablas cuando estás dormido e incluso de la manera en que te pones nervioso incluso cuando ha pasado tanto tiempo. Eres lo que siempre soñé, eres aquella persona de la que jamás quisiera separarme. Te amo Colin. No me cansaré de repetirlo, podría pasar toda una vida diciéndolo. Eres el amor de mi vida, tan simple como eso..."

Mickey respiró hondo. Sabía a donde iba aquella carta, o al menos eso creía.

—¿Acabaste con lo que tenías que hacer? —preguntó Colin, entrando a la habitación, en ropa interior y una toalla sobre sus hombros.

Mickey arrugó las hojas en sus manos y las metió en su sudadera antes de dar media vuelta para ver a Colin. 

—Si, gracias... iré a darme un baño.

—Wesley sigue sin contestar —habló, ignorando el comentario anterior de Mickey— tal vez salió con Ita a dar un paseo y se quedó sin batería.

Mickey no dijo nada... simplemente salió de la habitación, dando (una vez más) un suspiro de alivio. Lo que estaba haciendo estaba mal. Quería saber de que se trataba aquella carta antes de que Colin supiera siquiera de ella. Estaba mal, muy mal, lo sabía. No tenía idea de como devolvérsela a Colin después de leerla sin que se enojara con él. Las cosas no podían ir peor.


N/A: LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO.

La escuela me mantiene realmente ocupada:( no saben que tan cansada termino al final de día. No puedo prometerles que actualizaré cada fin de semana, pero les prometo que haré lo posible. Gracias por leer. 

Qué Tan Lejos Hemos LlegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora