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—¿Cómo fue que me dibujaste? Ni siquiera te había dado una foto mía o algo así, ¿acaso tienes memoria fotográfica? —preguntó Wesley, los dos estaban solos en su auto, afuera del edificio de departamentos.

—No creo que importe ahora que estamos juntos, así que te lo diré —volteó a verlo— después de que nos conocimos, realmente no me acuerdo si fue la primera o segunda vez que salimos te tomé una foto —Wesley frunció el ceño— y saliste realmente bien que me dieron ganas de dibujarte.

—¿Cómo fue que jamás me di cuenta? —Colin levantó los hombros.

—La verdad no sé —sonrió— tal vez estabas tan distraído que no lo notaste.

—¿Aún tienes la foto? —Colin negó.

—La eliminé en cuánto entramos a la Universidad, la verdad es que planeaba no volver a verte jamás en la vida pero resulta que aun así nos encontramos... ¿tal vez fue el destino?

—Lo ves, tú y yo estábamos destinados a estar juntos —tomó su mano.

—Me pregunto que sería de mi justo ahora si nunca te hubiera conocido —suspiró.

—Me pregunto lo mismo —se acercó un poco.

—Creo que ya deberíamos subir, no quiero que los chicos empiecen a preocuparse.

—¿En serio crees que estarán preocupados? 

—La verdad es que no, pero aun así ya tengo sueño —quitó su mano de la de Wesley.

—Esta bien —abrió la puerta— también tengo sueño.

Sin más, los dos chicos bajaron del auto y subieron hasta el departamento, eran casi las once de la noche y era sorprendente que todas las luces de la casa ya estuvieran apagadas.

—Tal vez no hay nadie —susurró Wesley a Colin.

—No lo creo, mañana hay clases, deben estar dormidos.

—¿Estás seguro? —Colin no contestó.

—Iré a revisar al cuarto de Louie y Mickey.

—Deberíamos aprovechar mejor el tiempo.

Colin sonrió y negó, el día siguiente había clases, nada estaba a discusión. Después de ir a su habitación rápido para poner su celular a cargar, Colin se dirigió a la habitación al otro lado del pasillo y abrió la puerta, la que estaba frente a él era lo último que pudo haber esperado encontrar. Con cuidado, cerró la puerta y fue de vuelta a su habitación, donde Wesley se estaba cambiando.

—¿Piper te ha dicho algo acerca de Louie? —preguntó Colin, Wesley negó— ¿estás seguro?

—¿Por qué lo preguntas? —se levantó de la cama para poder ponerse el pantalón de pijama.

—Piper está aquí, junto a Louie, durmiendo —Wesley lo miró realmente confundido.

—Eso no es posible, justo el viernes Piper me estaba contando acerca de un chico con el cual estaba muy ilusionada.

—Definitivamente le preguntaré a Louie que fue lo que pasó. 

—No te preocupes por eso, mejor ven a acostarte un rato conmigo —extendió los brazos.

—No, me quedaré dormido y aún tengo que hacer tarea.

—Debes estar jodiendo —soltó una risa— tuviste todo el día de ayer para hacerla y justo ahorita, domingo a las once de la noche vas a hacerla.

—No me regañes, recién me acordé cuando estábamos en casa de mi mamá.

—Eres un irresponsable —inflo las mejillas— ¿es mucha?

—No realmente, si quieres puedes ir a dormir de una vez.

—Eso haré, pero antes ven a darme un beso —se acercó hasta quedar frente a frente.

—Ni siquiera deberías pedir —sonrió— solo hazlo.

Wesley lo atrajo hacía él y lo beso, lento y con cuidado.

—Ve a dormir —habló Colin en cuanto se separaron.

—No tardes. 

—No prometo nada —soltó una risa y salió de la habitación.

Colin caminó hasta la cocina después de haber tomado su laptop de la sala, Mickey estaba en la ahí.

—¿Qué haces despierto a esta hora? —preguntó Colin.

—Acabo de llegar, ¿has visto las pastillas para el dolor de cabeza? —volteó a verlo.

—Deben estar en aquel cajón —señaló el cajón al lado del que estaba buscando Mickey— ¿qué hace Piper aquí?

—Louie literalmente me corrió del departamento porque ella vendría, te imaginarás que fue lo que pasó —hizo una pausa y sonrió— pero me alegro por él, ya ves que las chicas que le gustaban casi nunca le hacían caso.

—Lo sé, en fin, ¿te quedas a hacerme compañía? —preguntó mientras se sentaba en una de las sillas de la cocina.

—Si así lo gustas —lo abrazó por detrás— ¿en serio te pondrás a hacer tarea a esta hora?

Colin dio un suspiro.

—No es que no quiera estar con Wesley, pero estar junto a él todo el día me resulta abrumador.

—¿En serio? —Colin asintió— deberíamos pasar otro día solamente tú y yo.

—No creo que sea buena idea —volteó a verlo, Mickey escondió su cabeza en el cuello de Colin.

—Justamente por Wesley.

—Es claro que no se llevan bien, sabes que te quiero y me gusta salir contigo pero por el momento no quiero problemas con Wesley.

—Lo entiendo.

Mickey levantó la cabeza, justo cuando Colin volteaba a verlo, quedando a centímetros el uno del otro.
Mickey se puso nervioso, pero no aparto la vista de Colin.

—Colin —empezó, el mencionado prestaba atención, sin despegar la mirada de Mickey— yo... —se quedó callado, pensando seriamente en lo que diría a continuación.

—¿Tú...? —habló, para que siguiera.

—Me voy a dormir, yo me voy a dormir —se separó— ¿tienes alguna cobija que me prestes? No quiero ir a interrumpir a Louie y Piper.

—Hay varias en mi cuarto, puedes pedírselas a Wesley —volvió su vista a la pantalla de la computadora— si está dormido solo agarralas.

—Está bien, gracias —salió de la cocina.

Antes de entrar a la habitación de Colin, Mickey dio un suspiro. Abrió la puerta, prendió la luz y pasó, Wesley estaba en su celular, en cuanto lo vio frunció el ceño.

—¿Qué haces aquí? —dejó el celular de lado.

—Vengo solo por una cobija, Colin me dijo que podía tomarla.

—Tomala y vete —volvió a tomar su celular.

Después de que Mickey tomará la cobija, caminó hasta la puerta y volteo antes de salir.

—Sé que dije que no me metería, pero ponte atento, porque he decidido no esperar más por lo que quiero —sin siquiera molestarse en ver la reacción de Wesley salió de la habitación.

No había dicho aquello porque quisiera provocar a Wesley, lo decía en serio, había estado enamorado de Colin por más de tres años y ya no planeaba guardárselo y observar de lejos como la persona que quería desde hace tanto tiempo era tan feliz con alguien que no era él.

Qué Tan Lejos Hemos LlegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora