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—Mickey... —respiró hondo— no quiero tener más problemas con Wesley.

—¿Tienen porqué? —sonrió y se acercó más a Colin— somos amigos ¿no?

—Somos amigos, pero Wesley parece no entenderlo —rió nerviosos, mientras se alejaba un poco— incluso me ha dicho que yo te gustó —tragó saliva.

—Hemos sido amigos por cuatro años, si no me equivoco —una vez más, se acercó— ¿no crees que hubieras notado si estuviera enamorado de ti?

—Jamás dije enamorado —la situación comenzaba a ser incómoda— creo que iré a dormir un poco con Wesley.

—Bien, solo olvidalo —tomó el control de la televisión y el de la consola— pero si quieres salir en algún momento solo dímelo.

Colin no contestó, caminó hasta su habitación y dio un suspiro antes de entrar.

—¿Estás despierto? —preguntó después de haber entrado y cerrado la puerta.

—Pensé que ibas a jugar con los chicos —habló desde el armario, se estaba cambiando.

—Quiero hablar contigo —Wesley se quedó inmóvil, dos segundos después levanto el rostro y se agarró el puente de la nariz.

—Lo sabía, siempre te ha gustado —aunque no lo quisiera comenzaba a llorar— lo sabía, esperaba que te enamoraras de mi pero ¿cómo? No sé que es lo que me falta... —Colin se acercó a él para abrazarlo.

—¿De qué hablas? —¿tanto así desconfiaba de él?— no iba a decirte tal cosa, jamás me escucharas decir algo así.

—No me gusta ni siquiera pensar en ello —se aferró a Colin— cuando se trata de él me siento tan inseguro, te lo he dicho ya.

—Wesley, para de llorar —tragó saliva— no tienes porqué preocuparte, yo te amo —habló sin pensarlo.

—¿Me amas? —las mejillas del menor se pusieron rojas al darse cuenta de lo que había dicho— ¿has dicho que me amas? —tomó su rostro para verlo a los ojos, Colin asintió— te amo... te amo, te amo, te amo —lo abrazó una vez más— no puedo creer que lo hayas dicho primero.

—Quiero tenerte en mi vida siempre Wesley, lo digo en serio —respiró hondo, para ese entonces el mencionado ya había dejado de llorar— prometeme dos cosas; nunca te vayas de mi lado y nunca más vuelvas a pensar que podría cambiarte por alguien más.

—Te lo prometo. Dios, Colin soy tan feliz —sin pensarlo dos veces se acercó a besarlo.

—Ponte algo antes de que alguien entre como siempre —sonrió en cuanto se separaron, levantando un poco la pierna para rozar la entrepierna de Wesley y luego separarse.

—Deja de provocarme si luego no vas a afrontar las consecuencias —sonrió mientras negaba con la cabeza.

—Es lo divertido —rió y sacó ropa de uno de los cajones— ¿quieres ver una película?

—Espera, ¿qué era lo que ibas a decirme?

—Creo que tenías razón —apretó la prenda en su mano.

—¿En qué? —terminó de ponerse la camisa y caminó a la cama por su celular.

—Odio este tipo de conversaciones y justo después de lo que acaba de suceder, quiero pensar que no es cierto pero creo que tienes razón respecto a Mickey.

Wesley se mordió el labio.

—¿Qué te hizo? —respiró profundo— ¿te besó?

—No, no —a veces era sorprendente como Wesley cambiaba de humor tan rápidamente— ¿recuerdas que me habías contado que él mismo te lo dijo?

Qué Tan Lejos Hemos LlegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora