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—¿Cuándo empezarás a traer el resto de tus cosas? —preguntó Colin, estaba acostado junto a Wesley.

—Mañana, es sábado y hay más tiempo —contestó, acercándose más a él al tiempo que pasaba sus manos por el pecho del menor.

—Tus manos están frías —rió— mañana trabajo.

—¿Desde cuándo trabajas? —preguntó divertido.

—La semana pasada, mi mamá no puede seguir pagando todo por mi.

—¿Por qué yo no sabía de esto? —lo miraba directo a los ojos— estamos todo el tiempo juntos.

—Los lunes, miércoles y jueves... es cuando tengo clase en la mañana y puedo salir temprano, mientras tú aún te quedas en la Universidad —tomó sus manos y entrelazo sus dedos— y este es mi primer sábado.

—Ahora tiene sentido —besó la mano de Colin.

—¿Qué hora es? —la habitación aún seguía oscura, lo que hacía suponer que no pasaban de las siete.

—No lo sé, muy temprano —tomó la cobija que solo los cubría hasta la cintura y la jaló para cubrirlos por completo— y hace frío.

—La calefacción esta alta —cerró los ojos.

—Abrazame —pidió y acarició su mejilla.

Colin no respondió, empezaba a quedarse dormido nuevamente.

—No pretendas hacerte el dormido —sonrió.

—Tengo mucho sueño —abrió los ojos e hizo un puchero.

—Eres adorable —la sonrisa en su rostro se hacía más grande.

Colin volvió a cerrar los ojos.

—No me ignores —no recibió respuesta.

Y así fue como a Wesley se le ocurrió la gran idea de hacerle cosquillas a Colin.

—¡No!, ¡espera! —exclamó alarmado.

—¿Esperar qué?

—Para, por favor —decía desesperado entre risas, tratando de apartar sus manos de él.

Sin decir más, Wesley se acercó a darle un beso en los labios, el cual Colin siguió.
Wesley tomó a Colin por la cintura e hizo que se sentara en su abdomen. El menor quitó la cobija de encima de ellos.

—Colin... —se escuchó desde la puerta— ...tu mamá esta aquí —era Mickey.

Colin se separó al instante, volteo a ver a la puerta... su mamá estaba parada junto a Mickey, ella tenía una expresión de horror en el rostro mientras Mickey solo se dio la vuelta y caminó lejos de ahí.

—Mamá, ¿puedes esperar en la sala? Por favor —pidió, al tiempo que se levantaba de la cama.

Mientras tanto, Wesley estaba más nervioso y avergonzado que nada, si antes no quería aceptarlo ahora mucho menos.

—Gracias a Dios, traen ropa —puso la mano sobre su pecho al ver que Colin llevaba un short deportivo.

—Mamá —se acercó a ella— no me avisaste que vendrías.

—¿Para qué tienes celular? —su cara lo decía todo, estaba molesta.

—No sé donde lo dejé —acomodó su cabello, nervioso.

—Vine a prepararles el desayuno y les traje despensa, no pueden vivir de cereal y avena —se acercó a las bolsas encima de la mesa— haré pancakes —sacó una caja y la puso al lado de la estufa— traje leche, huevo, pan...

Qué Tan Lejos Hemos LlegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora