Pov's Deneb.
Nunca imaginé que mirar una pantalla pudiera doler tanto. Ni siquiera era una imagen nueva, pero bastó que apareciera otra vez para que todo lo que creía seguro se resquebrajara.
El domingo en la noche, y el chat explotó. Sam. Mensaje tras mensaje como si no tuviera otra maldita cosa que hacer. Primero fue una foto. Una donde aparezco con Cindy, meses atrás, sus labios en los míos, mi mano en su cintura, sonriendo como si el mundo no fuera un infierno. El mensaje: "¿Le contaste esto a Abbi? Porque si no lo hiciste, lo haré yo. Ella no merece un mentiroso."
Quise lanzar el celular contra la pared. No por la amenaza, sino por la certeza de que no podría deshacerme de ese pasado, aunque lo intentara. No le dije nada a Abbi. No porque quisiera ocultarlo, sino porque no pensé que importara. Cindy fue un momento, un escape, algo físico, sin emoción, sin historia. Solo... ruido.
Pero ahora ese ruido se había convertido en una bomba.
Y ella, la única persona que había logrado desarmarme, empezaba a alejarse. El lunes fue silencio. El martes no fui, aun así, se sentía más silencio. El miércoles, vacío absoluto. Y hoy ya era viernes, seguía faltando, pero no me importaba.
No me sentía capaz. Me encerré en la empresa, en los números, en las llamadas, en los contratos, como si de verdad me importara el puto legado de un hombre que me destrozó la vida desde que tengo memoria.
Mi padre sonreía en todas las reuniones, fingiendo que éramos una familia funcional. Los ejecutivos lo adoraban. Me mostraban como su orgullo. "El joven CEO que revitalizó la empresa". El espectáculo debía continuar.
Pero todo se fue al carajo cuando encendí el televisor en la sala de descanso. Ahí estaba yo, en una entrevista pregrabada que ni recordaba haber aceptado. Me veían como el heredero perfecto. Uno de los periodistas preguntó:
—Últimamente se ha hablado mucho de su vida sentimental, primero lo de la señorita Abbigail y luego se filtraron unas fotos con una joven llamada Cindy durante un evento empresarial. ¿Hay una relación formal?
Reí. O, mejor dicho, fingí una risa. Respondiendo a lo mismo de la entrevista cuando fue lo de Abbi.
- Hoy estoy completamente enfocado en mi carrera.
La había perdido. Porque así se sentía. Definitivo. Irreversible.
Cuando terminó la entrevista en la televisión, mi teléfono vibró como si el mundo se estuviera cayendo a pedazos. Pero no eran mensajes de ella. No. Era odio. Burla.
"Te creíste importante y no eras nadie."
"Por suerte encontramos tu perfil rebustera."
"El joven exitoso más sexy del mundo con otra admiradora."
"¿Eras tú la de la entrevista? Patética."
"Así es como terminas cuando te metes con ligas mayores."
Me ardían los ojos. No por el cansancio, no por la luz. Era rabia. Impotencia. Tristeza.
Me metí a Instagram por impulso y fui directo a un perfil de chismes. Historias nuevas. Estaba Cindy, la vi con un vestido perla, radiante. A su lado, yo. Mi traje negro, la sonrisa que no recordaba haber puesto. Ambos posando ante las cámaras. Esa foto había sido tomada el mismo miércoles, día de la entrevista. Claro, alguien la guardó. Alguien la soltó en el peor momento posible.
Estaba solo. Jodidamente solo.
Y aun así, no me esperaba la tormenta que venía en camino.
La casa de mi padre olía a whisky, éxito, y falsedad.

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El viaje.
RomanceAbbi es una chica de 17 años. Amante de la lectura, las pinturas y el dibujo. No es muy sociable o trata de no serlo, vive con sus padres y su hermana. Tiene un gran amigo y un día uno de los chicos con los que se sienta decide hacer un viaje, lleva...