El viaje.

Me llena el alma.

Pov's Deneb.

Globos.

Malditos globos rojos.

Si. Ayudarle a uno de mis amigos a pedirle a Isa que fuera su novia, pues no era nada comparado con la sorpresa que él quería darle. Después en esa misma noche Abbi estaba desesperada por saber los detalles. En cambio yo no. Yo tenía los ojos somnolientos. Daniel sabe perfectamente que yo no sé cómo ayudarle con este tipo de situaciones, con la única persona que pude hacer algo parecido fue con Abbi. Y eso que estuve matandome horas completas pensando en cómo le gustaría que le pidiera que fuera mi novia. Gracias a Dios que acepto. Porque me conozco. Y estaría llorando como un imbécil.

- Deneb, es por acá.

Arrastró de mala gana el carrito de supermercado. Ni siquiera sé por qué Daniel dijo que llevará un carrito. Los carritos son estúpidos. Excepto cuando estás cansado. Puedes usarlo para apoyarte en su baranda y dormir mientras tu amigo escoge que darle a su futura novia. Que emoción.

Nótese el sarcasmo.

Ay. Pero es más genial cuando te subes al carrito y corres con el. En muchas ocasiones he estado a punto de atropellar gente.

Dios. ¿Por qué el pequeño saltamontes no vino a acompañarme?

Claro. Porque le gusta ser perezosa y despertarse tarde. En vez de ayudar a su mejor amigo. Yo no soy el mejor amigo de Daniel. Mi mejor amigo es Jared.

Porque es el menos idiota y el más maduro.

- No. Espera. Es por aquí - Daniel señala otro pasillo y sin darme cuenta he rodado los ojos.

Imagino que puedo mirarme de lejos y me miró como a un ridículo. Abbi no ha dejado de hablar de ese libro de cincuenta sombras de geyl o grey. Yo no sé sobre eso.

El caso es que si uno rueda los ojos lo azotan, y no quiero imaginarme como mi novia me da nalgadas en mí perfecto trasero.

Mí perfecto trasero que se contrae cuando estoy dentro de ella.

¡Bueno ya, concéntrate!

¿Cómo llegue a hablar de sexo con mi mente?

Una chica me mira con confusión y luego me doy cuenta que me estoy mordiendo el labio como todo un pervertido.

Demonios.

Agh.

Este día no puede ser peor.

Arrastró nuevamente el carrito en mi otra dirección para perder de vista a la chica esa. Camino de espaldas y me estrelló contra alguien.

- Ten más cuidado, idio... - Reconozco la voz y me giro para encontrarme con Isa.

Si. Mi día en sí, puede ser peor.

Mierda.

Mierda. Daniel está frito.

Finjo una sonrisa. Porque en el fondo pienso en mi amigo y en qué no será tan sorpresa si ella lo ve.

- Isa. Pero que lindo encontrarte por aquí.

Me muerdo la mejilla por dentro y la abrazó para que no note nada extraño. Doy giros llevándola en el aire y hago que ella esté de espaldas contra el carrito. Intenta mirar hacia atrás, pero yo tomo su cara con ambas manos.

- Oh, Isa. Pero que bella estás hoy.

Las cejas de ella se arrugan y de nuevo estoy como un estúpido mirándola nervioso.

Siento que me sudan las manos.

- ¿Estás bien?

- Sí - Mi voz está llena de nervios. Nervios que no puedo controlar.