Amigos.

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El día de la graduación vi un montón de familias reunidas para admirar a sus hijos ya a punto de abandonar para siempre el colegio y que ellos hicieran sus caminos de ahora en adelante.

Por supuesto que yo estaba nerviosa. Mi hermana estaba allá sentada con una toga, junto a los amigos que encontré gracias a mi novio, él obviamente también estaba allá junto a mi mejor amigo, Daniel.

Y yo en cambio estaba junto a Martha. Ambas nerviosas y tomándonos de la mano. ¿Por qué estoy así? Deberían ser ellos los que estén nerviosos.

Recuerdo la carta que le escribí hace un mes a Deneb. Llegó a mi casa con un gran ramo de flores de todos los colores, era algo que no podía creer. Me sentí tan especial.

Gracias a Dios, la única persona que me hace sentir especial es él. Y es perfecto, no sería capaz de negarlo nunca, mirarlo es un privilegio para mi. Y no debería dejar de negarlo.

La vida juntos ha transcurrido bastante bien. Debo admitir que al principio no estaba muy confiada de que me amara, quizás sólo sería una persona más en su vida. Pero lo que me sorprende es que el se abrió tan fácil a mi y yo no me negué a escucharlo.

Hemos pasado cosas. Como todo tipo de parejas, incluso hasta llorar es especial. Aunque suene divertido.

Deseaba abrazarlo en estos momentos. Pero estaban unas gradas adelante de nosotras. Sentía un ligero sudor en la palma de nuestras manos y cada vez que eso pasaba Martha y yo reíamos sin hacer mucho ruido. Tratando de evitar que alguien nos mirara como si fuéramos un par de chifladas riendo en medio de una graduación.

El director de nuestra institución empezó a hablar con toda la decencia y poder que tenía. Luego algunos profesores dando las gracias. Los estudiantes de grado once aplaudían y chiflaban cuando hablaban los profesores más chistosos y amables. Por primera vez cuando paso la profesora aburrida de matemáticas nadie le hizo mal gesto. Todos estaban contentos, o eso supongo. Es su último día aquí, ¿Qué se puede esperar?

Empezaron a dictar el nombre de cada estudiante. Cada uno pasaba y le tomaban una fotografía, también con el profesor que cada quien deseará y obviamente el director entregándole su respectivo diploma.

Deneb Walker.

Sus compañeros le chiflaban cuando pasó con su sonrisa engreída y abrazando al director. Se veía hermoso, no podía dejar borrar este momento de mi mente. La toga llegaba hasta sus pies, su cabello estaba algo despeinado. Pero no mucho, lo hacía ver joven. Sus ojos encontraron los míos y ahí no supe que más hacer, solo sonreí. Sonreí por él y porque lograba algo nuevo en su vida. Algo que le daría un camino, él me sonrió de la misma manera y luego le tomaron fotografías junto al director. No es que se llevarán mal después de todos los problemas. Pero en este momento parecían mejores amigos.

- Vaya. Pero a quien me he encontrado - Cuando me doy la vuelta veo a Sam con una chica muy dulce a su lado teniéndolo de gancho.

Él me saluda de un beso en la mejilla y con suma delicadeza antepone a la dulce chica.

- Ella es mi novia, Camila Villalba - Sonríe abiertamente y la toma de la cintura.

- Martha no me lo comentó - Miro incrédula a Martha y ella con confusión, agacha su cabeza y mueve su zapato contra el suelo como si diera pequeños puntazos.

- De hecho fue muy reciente. Martha no estaba cuando le pedí a Camila ser mi novia. Fue ayer - La respuesta de Sam me sorprende. Pero lo veo feliz y eso me alegra bastante.

- Creo que ya estamos muy grandes para tomar nuestras decisiones - Camila habla con paciencia y con dulzura. De verdad Sam tiene a una fantástica novia.

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