Amo las carreteras abandonadas

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-¿Me alcanzas el rotulador?-Dijo Emma estirando su mano hacia mí.

Lo busqué en la mochila y se lo tendí con rapidez.

-Gracias.

Ella estiró el plano y trazó varias letras 'x' donde ya habíamos estado.

Había pasado casi una semana desde la visita al tatuador. Habíamos hecho de todo... Diego había pedido permiso a Richard para regresarse al Campamento central y él lo había autorizado.

Emma y yo... Digamos que nos llevábamos bien. Éramos amigos. Yo la ayudaba trazando la ruta, cargando y descargando cajas pesadas del jeep... También con cada cosa que necesitaba... En fin. Hacía un poco de todo.

Ese día estábamos buscando a un grupo de nativos nómadas que jamás acampaban en el mismo sitio, así que se harán una idea de lo que era para nosotros tratar de adivinar dónde estaban.

Emma miró el mapa con frustración. Había aprendido a interpretar sus expresiones cuando trazaba las rutas.

Si fruncía el ceño, algo no le cuadraba. Si se mordía el labio, trataba de recordar algo. Si sonreía, recordaba algo bueno ocurrido en algún sitio. Si ladeaba la cabeza, estaba concentrada y era mejor no interrumpir. Y, por último, si negaba con la cabeza mientras farfullaba cosas incomprensibles, estaba frustrada.

-¿Cuál es el problema?-Pregunté parándome a su lado.

-Nos perdimos.-Admitió.

Habíamos andado toda la mañana, nos habíamos detenido para almorzar, habíamos andado otro rato y ahora estábamos detenidos para examinar la ruta.

-¿Estás segura?

-No. No puedo estar segura con este maldito calor que me seca el cerebro y...

-A ver.

Rodeé su cuerpo con mis brazos y apoyé mi pecho en su espalda para analizar el dibujo como ella lo estaba haciendo.

Por supuesto que no tenía ni idea de dónde estábamos, para mí todos los árboles se veían iguales, pero se volvería loca si alguien más no hacía algo.

Me tomó unos segundos darme cuenta de nuestra cercanía. Demasiada desde nuestro beso... Beso actuado, desde luego, pero...

Ella ladeó la cabeza para examinar el mapa desde otro ángulo y su cuello quedó expuesto al rayo directo del sol. Sin poder evitarlo, deposité un beso húmedo justo allí. Emma tembló, y tomé las manos que ella tenía sobre la mesa.

-Rupert, no me distraigas... Tenemos que seguir viaje...

-Tienes que tomarte las cosas con calma, y pensar con paciencia la ruta. Te estás volviendo un poquito irritante. No te lo tomes a mal.

Frunció el ceño.

Volví a hundir mi boca en su cuello.

Como siempre, les llevábamos varios minutos de ventaja a los demás, así que no había nadie de quien preocuparse.

-Rupert... Mmm... No puedo... Distraerme...

-Pero te gusta esta distracción, ¿verdad?

Apoyé mis manos en su vientre, sobre su camisa, y me concentré en la suavidad de su piel.

-Rupert, ya...

Logré hallar el borde de su camisa y tiré de él para sacarla de adentro de la falda. Abrí el primer botón, de abajo hacia arriba.

Ella se giró para verme, probablemente para insistir con que no podía distraerse, pero no le hice caso y deslicé mi boca por su cuello blanco, repartiendo besos húmedos y deseosos.

El deseo que sentía por ella volvía a mí, cada fibra de mi cuerpo quería verla en mi cama. Desnuda.

Me permití que mi imaginación volara hacia mi habitación en Londres, en la que Justine nunca había querido quedarse porque decía que era de pobres, y recordé la comodidad de mi cama, y mi colchón, y pensé en besar a Emma allí, recorrer su cuerpo con mis manos y luego...

Volví a la realidad porque ella apoyó su espalda sobre el frente del jeep y jadeó. Yo había seguido desabrochando sus botones y la camisa estaba abierta ahora.

Emma la mantuvo en su sitio cerrando ambas partes sobre sus pechos.

-Rupert...-Jadeó.-Creo que... Deberíamos... Seguir con la ruta...

Sonreí y uní mi frente a la suya. Apoyé las yemas de mis dedos sobre su vientre plano y descubierto, y lentamente los subí hacia arriba, logrando que apartara sus manos. No dejé de mirarla en ningún momento y no toqué sus senos, aunque moría de ganas de hacerlo. Seguí subiendo mis dedos hasta tomar su barbilla.

-Concentrémonos. ¿Dónde estamos?

Ella miró a nuestro alrededor.

-No lo sé. Este sitio me suena familiar, pero es igual al resto de los lugares en que estuvimos.

Usé mi mano libre para acomodarle un cabello suelto detrás de la oreja.

-Tú tranquila. No te presiones.

Miramos los dos a nuestro alrededor y traté de buscar realmente señales de vida humana por allí o alguna cosa que no hubiéramos visto.

-No.-Dije.-Sólo veo árboles y árboles, y la carretera abandonada...

-¿Carretera abandonada?

-Sí. Llevamos siguiéndola en paralelo varios kilómetros. Creí que la habías visto.

Emma se giró hacia la derecha y observó lo que yo le comentaba: una ruta en tan mal estado que no había nadie circulando por allí.

-¿Hace cuántos kilómetros la seguimos?-Preguntó.

-Unos ciento cuarenta.

-¡Eres un genio!

Ella me apartó con cuidado y se inclinó sobre el plano y una línea gris que cruzaba un territorio pequeño.

-Sé dónde estamos.-Sonrió.

Calculó un par de distancias y marcó un punto.

-Tenemos que ir hacia aquí.

Enrolló el mapa y lo metió en el jeep. Luego se acercó a mí y me abrazó con fuerza.

-Gracias.-Murmuró.-No sé qué habría hecho de haber estado sola.

-No fue nada.

Sonreí y tomé su rostro. Ella se sonrojó.

-Rupert, yo...

Incliné mi cabeza hacia abajo, pero nuestros labios no llegaron a tocarse. Ella me apartó cuidadosamente y se abrochó la camisa.

-Es mejor que sigamos viaje.-Dijo subiendo al jeep.

Suspiré frustrado y me subí también. Los demás comenzaban a aparecer, kilómetros de llanura atrás. Venían siguiendo nuestras huellas.

Emma pisó el acelerador y yo desplegué el mapa con cierta frustración amarga en el estómago.

Está bien, ella no se había enojado conmigo. No había mencionado a mi novia.

Pero era evidente que no me dejaría besarla.

No mientras, como ella misma había dicho, yo "ya tuviera a alguien más".

Tropical [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora