Radhi y Emma son culpables de mi confusión

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Estaba profundamente dormido cuando sonó mi teléfono.

Bostecé y estiré una mano para tomarlo y llevármelo a la oreja.

-¿Hola?

El ruido estridente de la llamada volvió a sonar.

Cierto, tenía que atender.

Bostecé de nuevo y toqué el teléfono verde en la pantalla.

-¿Hola?-Pregunté con voz somnolienta.

-Adivina quién tiene buenas noticias.

-¡Em!-Dije entusiasmado.

-Sí... ¿Por qué no te veo?

-¿Verme? ¿En una llamada?

-Es una videollamada, cielo. No me digas que tienes el teléfono en la oreja.

-No...-Mentí.

Me apresuré a cubrir la cámara con mi mano y luego me separé del teléfono, rogando no verme tan ridículo.

Emma rió al verme.

-Alguien acaba de despertar.

Bostecé.

-Tú eres la única que llama a esta hora un sábado.

Sonrió.

-Zane acaba de salir de la operación.

-El hermanito de Radhi...

-Sí.

La miré, expectante.

-¿Y bien?

Ella le dio el teléfono a alguien más para que lo sostuviera y la enfocara. Salió de mi vista y volvió a aparecer cargando a Zane entre sus brazos.

-Pequeñito valiente. Di hola al tío Rupert.-Murmuró tomando su pequeña manito y moviéndola para saludarme.

Sonreí.

-Hola, pequeñito.-Dije esforzándome por recordar el idioma nativo.-¿Cómo va todo?

Zane parecía un poco asustado aún. Su madre apareció en la cámara y Emma se lo entregó con cuidado. La madre de Radhi me miró.

-Nosotros estar muy agradecidos por lo que usted hacer. Jamás poder pagarle.-Dijo esforzándose por decírmelo en inglés.

Sonreí.

-No ha sido nada.

Ella abrazó a su hijo tiernamente.

Emma agradeció a quien sostenía su móvil y lo tomó otra vez.

-Está de maravilla... Le han dicho que lo mejor es si camina un poco ahora para ver si su espalda mejoró o no, y luego debe reposar bastante... El doctor Lewis velará por su salud cuando venga.

-No puedo esperar a verte.

-Ni yo a ti.

-¿Sabes que te ves muy bonita cuando estás con un niño? Creo que serías una madre excelente.

Se sonrojó levemente.

-Gracias. Yo sólo...

-¿Es el doctor Rupert?-Oí.

Emma sonrió y se agachó junto a Radhi.

-Hola.-Saludó él moviendo sus manos con entusiasmo.

-Hola.-Respondí.-¿Cómo va todo?

-Muy bien.-Él sonrió con alegría.-Zane está bien. Y yo también.

-Me alegro mucho por ustedes. ¿Cómo se está portando la doctora Emma?

Emma me miró haciendo una mueca.

-Muy bien.-Dijo Radhi.-Y eso que se ha llevado un susto de muerte.

Ladeé la cabeza, confundido.

-¿De qué hablan?

-Te contaré cuando regrese.-Respondió ella rápidamente, tratando de quitarle el teléfono a Radhi.

Allí pasaba algo extraño. Fruncí el ceño.

-Em, aguarda. ¿Todo está en orden?

Ella asintió. Radhi también y abrazó a Emma para hacerle una suave caricia en la barriga.

Un segundo, ¿podía ser que...?

-El doctor Rupert no sabe aún.-Susurró Emma.-Ya le diré cuando vuelva a Londres.

Radhi se cubrió la boca con ambas manos y contuvo una risa.

-Le gustará mucho la noticia, doctor.

Estaba muy confundido. ¿No se suponía que Emma estaba en su período?

-Hasta pronto, doctor. Papá me llama.

Saludé a Radhi. Emma recuperó su móvil.

-Te prohíbo que cortes la comunicación sin responderme. ¿Qué está ocurriendo?

-Agradece que dejó de venirme la regla o te enviaría al demonio por tu tono mandón.

Se había sonrojado levemente.

-Hablaremos cuando llegue.

-No, por favor, quiero saber qué ocurre.

-Ya lo sabrás. Tienes que esperar...

-Emma... Por favor, dime...

Sonrió.

-Prometo que te gustará.

-¿Qué hay de tu susto de muerte?

-Oh, eso. Radhi exageró, en realidad sólo fue un malentendido con un médico que no sabe hablar inglés.

-¿Qué pasó?

-Prometo contarte cada detalle cuando regrese. Nos vemos luego, me están llamando.

-No, Em, espera...

-Te amo mucho, cuídate.

-También te amo, no cuel...

El teléfono se puso en negro.

-...gues. Ay, mujeres.

Me dejé caer sobre la cama, confundido. ¿Emma estaba embarazada, no, sí, a medias, quizás?

Tantas cosas me mareaban. Necesitaba beber algo para aclarar mis ideas.

Me puse de pie y me preparé un café con las galletas que ella había horneado antes de marcharse mientras mi cerebro analizaba todas las posibilidades.

Si no estaba embarazada... Había mencionado el período en la videollamada, y antes de marcharse también... Estaba segurísimo de que si estaba en su período no estaba embarazada.

Pero si sí lo estaba, ¿qué era toda aquella historia del susto de muerte?

Froté mis sienes y bebí un sorbo de café para despejar mi cabeza.

Si no había bebé, ¿entonces cuál era la buena noticia?

Miré hacia la pared. Una foto mía y de Emma en el Campamento estaba colgada allí.

-Tenía que enamorarme de una mujer tan complicada como tú.-Dije con un suspiro.-Pero no me arrepiento ni un segundo.-Concluí con una sonrisa.

Después de todo, faltaban menos días para verla otra vez y saber a qué venía todo aquel escándalo.

Tropical [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora