Científicamente comprobado

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Bostecé y me revolví en la cama. No podía dormirme.

Me habían dado de alta en el hospital unas horas después de que Emma se marchara. No había podido avisarle y no sabía cuándo regresaría.

Me habían quitado las vendas ya que me veía bastante mejor y me habían recetado una crema... Que Emma iría a comprar a la ciudad junto con los suministros necesarios.

Miré fijamente el techo y me levanté de la cama para acercarme al baño y verme el rostro.

Las cicatrices eran muchas, pero eran pequeñas y, como casi todas estaban curadas, no se veían demasiado. El problema había sido no fruncir el ceño en el hospital porque sangraban otra vez.

Ahora podía moverme con mucha más tranquilidad.

Me enjuagué el rostro y lo sequé con delicadeza. Luego me serví un poco de leche tibia para ayudarme a conciliar el sueño. Pero antes de poder dar el primer sorbo, sentí golpes en la puerta de entrada.

Oh, no. Corrí al ingreso de inmediato y abrí la puerta con preocupación. Si alguien llamaba a esa hora, no podía ser por nada bueno. Esperaba que no hubiera muerto nadie ni que hubiera habido un accidente.

Emma estaba de pie frente a mí. No llevaba la bata, sólo un pijama corto que le sentaba muy bien. No logré ocultar mi sorpresa al verla frente a mi puerta. Era una hora muy avanzada de la noche y ciertamente no imaginaba verla a ella cuando abrí.

-Hola. ¿Qué ocurre?-Pregunté.

-¡Te dieron el alta!-Dijo con una sonrisa inmensa abrazándome.

Sentir su menudo cuerpo junto al mío fue toda una bendición.

-Sí.-Sonreí.

Me miró la frente, tratando de enfocar algo por la poca luz del exterior.

-Ven, pasa.

Entré y me senté en una silla junto a la mesa. Ella cerró la puerta con llave y se acercó a mí, inspeccionando mi frente con aire de experta.

-Realmente se ve mejor.

Me besó las cicatrices con suavidad y luego se apartó para sentarse sobre mi mesa.

-Al menos, mejor que cuando caía la sangre por tu rostro.-Se estremeció.

-Estoy bien.

-Eso fue mi culpa. Cuánto lo siento.

Negué con la cabeza.

-No es tu culpa que Justine esté loca. Ni que haya roto conmigo.

Suspiró.

-Así que rompió contigo.-Dijo.

Asentí.

-Hombre libre.-Dije sonriendo.-Tendré que comenzar la campaña para encontrar un par de gatos...

Emma rió. Su risa cantarina resonó en mis oídos como una victoria. Me gustaba oírla reír por mi causa.

-Eres joven para buscar gatos. Tendrías que comenzar a buscar a otra chica.

-La francesa del Campamento, Julianne creo que se llama, es guapa. ¿Me la presentas?

Emma frunció el ceño y me golpeó un hombro.

-Bromeaba.-Dije guiñándole un ojo.

-Lo sé.-Su expresión se suavizó.

Nos miramos fijamente unos segundos. Ninguno de los dos se atrevía a dar el siguiente paso ni confesar nuestros sentimientos.

Tropical [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora