Los crucigramas pueden ser divertidos

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-Cuatro letras. Hermoso, perfecto.

-Bello.-Respondí.

Emma asintió y completó la página del crucigrama de la revista por mí. Era mi nueva forma de entretenimiento durante mi estadía en el hospital. Completar crucigramas.

Ella me los llevaba, leía las pistas y yo decía las respuestas mientras Emma los completaba.

-Bella como tú.

Se sonrojó y acaricié su rodilla con timidez. Nuestros ojos se encontraron y besó mi frente.

Con su mano libre, tomó una mía. Mordió el lápiz con concentración y se acomodó los anteojos. Sonreí. Le quedaban bien. Me gustaban.

-Cinco letras. Dios griego de la medicina, el sol, los Juegos Olímpicos, entre otros.

Pensé unos segundos.

-No tengo idea.

-Apolo.-Respondió Emma completando en mi lugar.

Sonreí.

-Muy bien... Eres lista...

-Tres letras. Sinónimo de dorado.

-Oro.

Emma asintió, soltándome para acomodarse mejor el cabello.

-Sólo falta una. Cuatro letras. Todo lo vale en la guerra y el...

-Amor.-Respondí.

Ella se sonrojó y asintió.

-Creo que ya está.

Estiré una mano y la apoyé sobre su rodilla. Sonrió.

-El horario de visitas se acaba en pocos minutos. Debería irme...

-No, quédate. Me aburro cuando no estás... Y te echo de menos...

Suspiró.

-Supongo que por mí harán una excepción.

Sonreí y acaricié su rodilla con cuidado, buscando sus ojos con los míos.

-¿Cómo estás?-Preguntó, dejando a un lado la revista y tomando mi mano.

-Gracias a ti, muchísimo mejor.

Se sonrojó.

-Rupert... La última pista... Creo que da para pensar...

Asentí, mordiendo mi labio inferior.

-¿En qué piensas cuando oyes la palabra amor?-Preguntó.

Cerré los ojos y recordé la primera mañana juntos dentro de la carpa... Su hermosa espalda desnuda y aquella visión sugestiva de sus pechos... El tatuaje encima de sus glúteos...

Su sonrisa mientras jugábamos en el río... Sus pies mientras bailábamos juntos... El brillo de las luciérnagas reflejado en sus ojos... La forma maternal en que trataba a Radhi... El beso fogoso dentro de su bungalow y en medio de la jungla... Luego aquellos delicados en el hospital y en el lago... Mi sueño caliente con ella...

-Es una buena pregunta.-Respondí luego de unos minutos.-Porque si me guío por lo que pensaba antes de venir al Campamento, te diría que el amor es lo que no sentía por mi novia. Pero si me guío por mi nueva opinión, cuando cierro los ojos pienso en ese tatuaje que tienes en la espalda y que mucho me temo que el tatuador tenía razón cuando te lo hizo y te dijo que el primer hombre que lo viera se enamoraría de ti.

Sus mejillas se volvieron rojas por completo y se inclinó sobre mi rostro, acariciando mi frente con aquel gesto maternal que siempre observaba en ella.

Me miró con una tímida sonrisa.

-Dijiste "mucho me temo". ¿De verdad lamentas que haya estado en lo correcto?

-Para nada.

Sonrió y me besó con cuidado.

-Es justo lo que deseabas escuchar.-Dije sujetando su rostro.-Así que me hace muy feliz porque es exactamente lo que siento.

Emma rió y, suavemente, me besó la frente antes de apartarse.

-Tengo que irme.-Dijo.

-No bromees.

Sonrió y miró hacia la puerta abierta del cuarto.

-Tengo que ir a la ciudad a renovar las provisiones. Volveré a verte mañana.

-Esto es injusto.-Protesté.-No me dices lo que sientes... Y yo sí lo hice.

Sonrió.

-Te quiero, bobo.-Rozó mis labios con los suyos, en un gesto que se sintió como una suave caricia.-Cuídate mucho y no te metas en problemas. Vendré mañana otra vez a decirte lo que aún no he dicho.

Alcé las cejas. Tomé su mano y tiré de ella para verla a los ojos.

-¿Vas a la ciudad?

Asintió.

-Hazme un favor.-Dije.-Llama a la fábrica de paletas y pide que me envíen más. Me quedé sin. Diles que quieres un cargamento igual al de la otra vez, que debiten el costo de mi tarjeta de crédito y dales la dirección del campamento. Añade que espero recibirlas en dos o tres días. Y, por favor, no te enamores de nadie en tu visita a la ciudad.

Ella mordió su labio inferior.

-De acuerdo. Llamaré. Y no me enamoraré de nadie. Necesito el número de la fábrica.

-Está pegado del lado de adentro de la puerta de mi habitación en el bungalow. La llave está en el bolsillo de mi pantalón.

Moví las mantas para buscarla, pero recordé que tenía una bata de hospital. Emma se acercó a la ventana y buscó entre mi ropa hasta hallarla.

-De acuerdo. Todo entendido. ¿Necesitas algo más?

Negué con la cabeza y tiré de su muñeca otra vez, para acercarla a mí. Tomé su rostro y la besé suavemente tres veces. Sonrió.

-Cuídate, Rupert. Hasta mañana.

-Hasta mañana.

Tropical [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora