Pierdo un concurso de "Besa a la cocinera"

938 51 6
                                    

Suspiré profundamente y me estiré en la cama. La luz que entraba por la ventana hería mis ojos.

Los cerré y enterré mi cabeza en la almohada.

Sentí que alguien me besaba lentamente y sonreí moviendo mi boca en respuesta.

-Buenos días.-Saludó Emma tirando del cuello de mi pijama para besarme con más profundidad.

Desde que habíamos regresado a Londres, nuestras vidas habían dado un drástico giro de doscientos grados.

Christina había convencido al doctor Richard de mi inocencia. Nadie sabía cómo lo había hecho, pero me pidió disculpas frente a todos y dijo que quien osara tratarme mal sería despedido.

Me había comunicado con una amiga en Londres que nos envió el dinero a Emma y a mí, sacándolo de mi cuenta en el banco.

La familia de Radhi había preparado todo para viajar con urgencia, y Emma y yo decidimos acompañarlos. Por eso habíamos partido al cumplirse justo un año y medio desde mi llegada, rumbo a Inglaterra, con toda la familia de Radhi.

Llevábamos una semana en Londres. Zane estaba bajo inspección por si era necesario hacerle algo más antes de la cirugía...

Emma había dicho que ella iría a China. Yo no podía hacerlo por las faltas en mi trabajo, y era mejor si alguien quedaba en casa por si necesitaban más dinero.

Se iría ese mismo día y ya la echaba mucho de menos.

Abracé su cintura con fuerza y besé su cuello.

-Rupert...

-Te ves hermosa hoy.

Sonrió.

-Gracias.

-Te echaré mucho de menos.

-Descuida. Regresaré en una semana. He conseguido un médico de confianza que se hará cargo de Radhi y su familia allá.

-¿Quién?

Sonrió.

-El director de tu hospital, Matthew Lewis. Cuando fuimos a verlo para comentarle que habías regresado y te envió a buscar unos papeles, mencionó que estaba feliz porque se iría con su esposa y sus hijos a China de vacaciones. Y fue demasiado fácil. Él llega un día antes de que yo regrese.

-Eso es mucho mejor de lo que esperaba.-Sonreí.-Tengo que agradecerle por devolverme rápidamente a mi novia sana y salva.

Emma asintió y besó mi mejilla.

Habían pasado casi cuatro meses desde que nos habíamos acostado sin protección y ella no mediaba una palabra al respecto. Me preguntaba si estaba embarazada y no quería decírmelo o...

-Em...

-Dime.

-¿Recuerdas cuando nos acos...?

-¡Casi lo olvido!

Se puso de pie y corrió hacia la cocina. Suspiré. Siempre que quería mencionárselo me hacía cosas parecidas.

-Horneé unas galletas.-Dijo desde la otra punta del apartamento.-Antes de que despertaras. Tendrás algo delicioso para comer cuando me vaya.

Suspiré. Quizás no era el momento más apropiado para interrogarla sobre el embarazo, estaba nerviosa y probablemente asustada.

Me puse de pie y fui hacia la cocina. Había una bandeja con galletas sobre la mesada.

-Últimamente estamos comiendo miles de cosas caseras.-Dije.-Tratas de hacerme engordar.

Rió.

-No. Siempre he amado cocinar, pero en la selva es todo un reto conseguir los ingredientes necesarios para hacerlo.

Tropical [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora