Absolutamente el peor cumpleaños

694 47 3
                                    

Suspiré y me revolví en la cama.

-¡Papá!

Abrí los ojos con un bostezo. Desde que estaba solo, me dolía despertar. Emma estaba ausente desde hacía un mes y nunca en mi vida había sentido mi corazón tan dolido.

-¡Feliz cumpleaños!-Gritaron todos con un enorme pastel.

Sonreí y me senté, advirtiendo la presencia de mis hijos en mi habitación. Cantaron el feliz cumpleaños y luego se subieron a la cama conmigo.

-Gracias, niños.-Dije sonriendo.

Emily le dio a Madeleine un cuchillo y ella cortó el pastel con cuidado.

Le di una porción a cada uno, tratando de que no fueran demasiado grandes: a Emma no le gustaba que los niños comieran mucha azúcar por la mañana porque luego durante el día no había quién los aguantara.

Lottie se estaba llenando de crema al comer, así que saqué una servilleta de la pila que había llevado Austin y le limpié la barbilla. Ella sonrió.

-¿Mamá no llamó?-Preguntó Alex.

Negué con la cabeza.

-No hay señal en el Campamento. No tienen teléfonos. Hay que ir a la ciudad para ponerse en contacto con alguien de aquí.

-Pero mamá podría hacerlo.-Dijo Lottie.

Suspiré.

-Sé que la extrañan. Pero ella está feliz.

-¿Y con nosotros no lo era?-Preguntó Madeleine.

Suspiré otra vez y me dejé caer sobre la cama.

-Por supuesto que lo era.

Miré mi anillo de bodas. Estaba tan convencido de que Emma me amaba que jamás creí que accedería a marcharse.

Me había equivocado, y eso era lo más doloroso. Recordaba la última vez que habíamos dormido juntos, la noche antes de que se marchara. Estaba tan entusiasmada que no había podido hacerle el amor. La última vez había sido cuando me había disculpado por llegar tarde a casa.

-¿Entonces por qué se fue?

-Alguien puede ser feliz en dos sitios.-Dije tratando amargamente de no llorar.-Y mamá se merecía unas vacaciones. Vamos, vístanse, saldremos a almorzar.

Los niños salieron del cuarto y me dejaron solo. Tomé mi móvil. Ni un solo mensaje. De verdad esperaba que Emma se acordara que era mi cumpleaños.

Sollocé con dolor. No debí dejar que se fuera.

Aún faltaban once meses de esa forma. Iba a morirme de angustia. Llevaba un mes sin ninguna noticia, ni oír su voz ni ver su rostro... Nada. No se había puesto en contacto.

Y ese día era peor aún, porque era mi cumpleaños.

Alguien entró a mi cuarto.

-Papá.

Era Emily. Yo adoraba a mi hija, pero me recordaba tanto a Emma que me resultaba doloroso verla.

-Mamá llamará hoy. Te ama.

Me enjugué las lágrimas y le hice una sonrisa forzada.

-Lo sé, tesoro.

Emily me abrazó y suspiré. Mi hija de ocho años se tomaba el asunto sin darle más importancia de la que tenía y yo no lograba hacerlo.

-Gracias.-Dije.

Su abrazo me había hecho sentir mejor.

Emily me besó la frente. Tenía puestos los aretes de Emma. No se los quitaba ni para dormir.

Me levanté y le dije a Emily que bajara, yo la alcanzaría después.

Me cambié. Ver mi ropa junto a la de Emma me dolió. Suspiré y tomé uno de sus vestidos. Olía a hogar. A ella. La extrañaba.

Al mover el vestido, noté que había un paquete cerrado sobre los tacones favoritos de Emma. Un regalo. Lo levanté, confundido. Tenía una tarjeta escrita a mano que decía:

"Rupert, feliz cumpleaños. Te amo. Emma."

Sonreí y rompí el envoltorio. Era una preciosa fotografía de nuestra familia entera. Emma y yo estábamos de pie junto a los niños, dándonos un tierno beso.

Suspiré y acaricié la foto.

Tenía que irme de mi cuarto antes de volver a llorar.

Tropical [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora