5. Rastrear señal

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Aumento mis pasos al caminar, avanzo cada vez más rápido hasta que corro y salto sobre la cama rápidamente.

—¡Cuerpo pequeño, cama grande! —grito al haber cambiado a mi forma de mujer rato atrás y ponerme un camisón —Más espacio para mí —me abrazo a la almohada.

—Cuanta señal hay en un solo cambio —opina Nadir caminando por el pasillo observando su aparatito.

—Deja esa cosa por un momento alguna vez —le dice Emmet mientras pone los bolsos a un costado.

Me levanto del colchón y me acerco hasta la puerta.

—¿Necesitas ayuda? —pregunto.

—No hace falta, ya he terminado, regresa a tu cama.

—¿No vienes? —ofrezco pícaro abrazándome al borde de la puerta de manera sexy.

—Acaba de llegar, debería dormir —me aclara.

—Tengo una palabra para ti —levanto un dedo —¡Aburrido! —me giro —Seguro Hela o Javier hubieran jugado conmigo —nombro a dos personas con las que me he divertido.

—Deje de quejarse, hay menores aquí —agarra del brazo a su hermano y lo envía para su pieza —. Deja esa cosa y vete a dormir de una vez por todas —le quita el aparatito —no me hagas arrepentir de haberte permitido venir —lo reprende.

—¡Pero no soy un niño, devuélveme eso! —intenta recuperarlo pero Emmet es más grande.

—Cuida tu salud —le cierra la puerta en la cara.

—Eso fue grosero —opino.

Me mira fríamente y me sobresalto.

—Usted también a dormir.

—Ya voy, ya voy —repito —que insoportable —vuelvo a la habitación, me tiro en la cama y cierro los ojos.

Oigo sus pasos y adivino, me cubre con la manta, tan obvio.

—No se resfrié —apaga la luz.

Abro los ojos y lo miro mal.

—Lo repito, insoportable.

—Que descanse —cierra la puerta.

Vuelvo a cerrar los ojos pero al instante regreso a abrirlos porque mi celular suena.

¿Quién llama a esta hora?

—¿Hola? —contesto al agarrarlo de mi mesita de luz.

—Te encontraré —oigo esa voz y los nervios me atacan.

—¡¿Quién te crees que eres?! —le grito inquieto.

—¿Acaso piensas que puedes huir así tan fácil? Te atraparé.

La puerta de la habitación se abre abruptamente y Emmet entra rápido, quitándome el celular, así que me sobresalto por su acción.

—Sobre mi cadáver —le responde y luego le cuelga para acto seguido tirar al suelo el móvil y pisarlo —. No se olvide que la señal puede ser rastreada en cuestión de minutos —me recuerda.

—Ah sí, no lo pensé —expreso aturdido por la sensación del momento —gracias.

—No agradezca —sonríe —para eso estoy aquí.

Cómo cuando me sorprendo de las pocas veces en las que Emmet muestra su sonrisa, siento como si estuviera en un universo paralelo.

~•~

Este es mi regalo antes de tomarme un descansito, nos vemos dentro de una semana, espero que hayan disfrutado el capítulo 😘

Atte: Vivi.

La perfección #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora