28. Usar los sentidos

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Veo que Nadir se acerca caminando con su maquinita por el salón, cuando Emmet lo visualiza va hacia él.

—Tú estás castigado, ¿Cómo saliste de tu penitencia?

El rubio se alarma y señala a Rein que se encuentra comiendo torta en una mesa, este levanta la vista al ser marcado.

—Me abrió la puerta y se puso a jugar con mi máquina —lo acusa para salvarse él.

—¿Máquina? Eso es un videojuego —opina el de ojos celestes —. A menos que sea un buscador de metales.

—¡No es un buscador de mentales! —chilla Nadir y agarra sus lentes antes de que se le caigan.

—Entonces es un videojuego —levanta el dedo.

—¡¡No!!

—Aburrido, seguiré comiendo, ¿Por qué me distraen? —se come otro trozo de pastel.

Emmet camina hasta él, golpea la mesa y se acerca a su rostro.

—Más allá de lo que sea, no puedes tocar lo que no es tuyo y menos meterte en los asuntos de los demás —lo reprende.

—No me das miedo, hombre grandote —muerde otro pedazo de torta —y si querías pastel, ya no te voy a dar, por malhumorado.

Emmet lo mira raro ante su respuesta, pero luego frunce el ceño, Rein está perdido.

¡Ay, van a matar a mi manjar!

—Emmet, deja al pobre chico en paz y ven aquí, no ha sido para tanto —le aclaro.

Gira su vista hacia mí.

—Nadir perdió ese aparato y descuide su seguridad por estar buscándolo, reprendo a mi hermano y este chico se entromete en lo que no le compete, por lo tanto eso me quita la autoridad que tengo cómo guardaespaldas.

Bueno, ya me cerró la boca, tiene razón, es su trabajo.

—Se ve que eres alguien muy estricto contigo mismo —opina Rein y se come otro pedazo de torta.

—Te estoy vigilando —le aclara.

—Y también estás celoso —se ríe, luego mastica otro trozo —no te preocupes, yo sólo amo la comida, no soy tu obstáculo —sonríe ampliamente y luego señala a Seyn —ese parece que sí, digo porque siempre te sigue —me mira.

No es ningún tonto.

—Eres muy observador —sonrío.

—Solo uso todos mis sentidos —baja la vista a mirar su plato y hace puchero —y me quedé sin pastel.

Ay pues yo me lo como, de alguna forma yo me tengo que comer a este chico.

La perfección #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora