La perfección #2

9. Vaya a dormir

Llegamos al departamento y Emmet se pone a leer su libro de criminología cuando se sienta en el sillón. Mientras tanto, Nadir se va hasta la cocina dónde está la mesa grande, para revisar su aparatito como siempre.

—¿Qué hora es? —me siento al lado del morocho.

—Tarde —se limita a decir mi frío guardaespaldas.

—¿Me das la llave? —hago una amplia sonrisa.

—No.

Hago puchero.

—Pero quiero ir a bailar y quizás hasta atender mi cuerpito.

—No es seguro.

—¡Me convertiré en hombre! —alzo la mano alegre.

—Sigue siendo poco seguro —continua con su vista en el libro que tiene en las manos.

—¿Estás enojado? —entrecierro los ojos.

—Solo cumplo con mi trabajo.

—Tu trabajo es aburrido —bufo —y absurdo, si te digo que me convertiré en hombre —me cruzo de brazos —además, no es como si antes no hubiera salido.

—No he terminado de revisar los lugares seguros —solo se limita a explicar eso y cambia a la siguiente página de su libro —si no vas a decirme nada más, necesito concentrarme.

Apoyo mi cabeza en su hombro.

—Pero me aburro.

—Vaya a dormir —sugiere.

—No quiero dormir —vuelvo a hacer puchero, agarro su brazo para luego levantar la vista y mirarlo —sino juego con otro —revoloteo mis pestañas —juguemos tú y yo.

Gira su mirada hacia mí.

—No.

—¿Por qué no? No es como si no lo hubiéramos hecho antes.

—Hay menores aquí —me aclara —y estoy ocupado.

—Has leído ese libro mil veces y a Nadir lo podemos mandar a dormir, no hay excusa.

—No estoy de humor.

—No estás de humor desde que llegamos aquí —ruedo los ojos —me aburro, dame la llave.

—No, vaya a dormir.

Sonrío.

—Vale —me tiro en sus piernas.

—¿Qué hace?

Cierro los ojos.

—Estoy durmiendo, cállate.