◈ una omega cansada ◈

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-No puedo más...- susurró Elle viendo como aquellos barrotes servían de aislamiento.

-Silencio- susurró alguien junto a ella al lado derecho -harás que nos lleven otra vez a la fosa-

-Me vale una mierda- gruñó Elle.

Elle tenía veintiún años y vivía desde los once en aquella jaula. Una jaula de cinco pies de alto y seis de largo, con una vieja sábana y una almohada tan fina que parecía parte de la vieja sábana. Encadenada como un animal había pasado toda su juventud. Ella había perdido la noción del tiempo y es que donde estaba no había relojes, ventanas ni calendarios. Nunca supo donde estaba y lo poco que sabía era que estaba bajo la tutela de un abogado. Un abogado que nunca había aparecido y nunca se preocupó por ella. Sus padres murieron o eso fue lo que le dijeron cuando tenía quince. Y en ese mismo momento supo que tuvo quince años.

¿Que manera de "celebrar" tu cumpleaños? Enterarte de que tus padres estaban muertos. Esa tres palabras jamás abandonarán sus pensamientos <ellos están muertos>. Y sobretodo el odio que comenzó a sentir en contra de ellos tampoco abandonara sus pensamientos y menos su corazón. ¡Ellos me dejaron sola! Elle escuchaba como en su mente esa frase servía de reproche.

Ella sentía odio por ellos, por el abogado mediocre, por todos los betas que trabajaban allí, por el alfa que estaba a cargo y sobretodo por si misma. Se odiaba a sí misma más que a los demás. Se odiaba por no encontrar las fuerzas necesarias para huir de aquel infierno. ¿Pero como encontrar fuerzas cuando por aquellas jaulas se paseaba diferentes alfas cada cierto tiempo? ¿Como encontrarlas cuando ellos no eran piadosos cuando ella le suplicaba que fuese suave en el sexo? Cada vez eran más y más alfas y ella no podía más.

-Calla Elle...- susurró la otra chica a su lado izquierdo -Mira que hoy ha sido el día más tranquilo-

-¿Tranquilo?- preguntó Elle frunciendo el ceño -Acaso no ves a Teresa, casi muerta en vida y aún así vienen alfas buscándola, o no ves a Ane, ella está muerta hace horas, o a Dylan, solo suplica por un pomada para aliviar el dolor de su culo por lo menos antes de recibir a otro alfa. Mírate Winter...estás tan pálida que le estás dando honor a tu nombre. No me hables de tranquilo- gruñó y se sobresaltó.

Un sonido fuerte la hizo enterrar su rostro entre sus piernas desnudas. Aquella puerta chocar bruscamente con la pared le hizo que sus piernas comenzaran a temblar. De pronto escuchó unos pasos a su alrededor y gritó cuando sintió una carga eléctrica en su costado. El maldito hijo de perra la estaba castigando para llevarla a las fozas y abusar de ella por el tiempo que esté allí. Eso era algo que nadie en aquel búnker podía saber.

-Cierra la puta boca pedazo de mierda- gritó el beta que hacía guardia. Volvió a enterrar el teaser en su muslo.

-¡Ahhh!- gritó adolorida Elle.

No se atrevió a mirar a nadie con los que hablaba pero sentía repulsión por todos y cada uno de ellos, por sus compañeros de jaula quiénes no habían hecho nada para salvarla de aquel beta. Aunque entendía, pues ellos no podían hacer nada si no querían salvar sus propios pellejos.

-Aprende zorra. Aquí tu no vales.- gruñó el beta pegando varias veces el teaser. El beta sonrió al ver como ella se retorcía por el dolor.

El beta se giró y se encontró con Winter viéndole con desprecio y con lágrimas en sus ojos. Elle solo seguía retorciéndose, eso siempre pasaba cuando ellos hablaban o cuando al beta en turno le diese la gana. Escuchó un grito desgarrador y alzó su rostro, vio a través de sus pestañas el dolor de su amiga. Quizo tener las fuerzas suficientes para evitar que aquel hombre hiciera lo que quisiese pero no las tenía.

-¡Llévala a la fosas!- gritó un alfa -A ver si así aprende que en este mundo  ellos solo sirven para el sexo y la mayoría de las veces ni para eso.-

Era esa misma voz. Una voz prepotente e inolvidable pero cien por ciento asquerosa. Elle tembló y su cuerpo comenzó a hiperventilar. Sus ganas de vomitar eran algo con lo que vivía a diario pero siempre eran el doble al escuchar aquella desagradable voz. Elle nunca había visto a ese alfa, y mucho menos los demás omegas pero todos tenían la misma reacción cuando la voz de él se filtraba por unas bocinas.

-Y vuelves a las fosas. Ese es mi momento favorito...no, mi momento favorito es cuando te follo de tal manera que caes inconsciente en el suelo- susurró antes de abrir la jaula en donde estaba Elle.

Elle se acurrucó más a los sucios barrotes y encogió sus piernas a su pecho, tratando de evitar que la tocara pero fue imposible. El beta la tomó de un brazo y la jaló sin importarle nada. Elle estaba desnuda con su cuerpo lleno de suciedad dejando saber que no había tomado una ducha quizás en días. Su cuerpo era de una chica plus y no era porque comiera en exceso, porque ella solo veía bocado un día sí un día no, sino porque simplemente su cuerpo así era.

-¡Vamos perra!- gritó arrastrándola del cabello.

No quizo llorar ni quejarse porque ellos no podían tener el placer de ver a otro omega sufriendo por lo que ellos creían que lo tenían merecido. Vio la mirada asustada y preocupada de Winter y trató de sonreírle pero fue imposible. Sus costillas ardían con cada respiración que daba, su piel siempre estaba roja y se tardaba en recuperarse.

¡No quería seguir viviendo así!

Muchas veces trató de escaparse y salvarse y salvar a otros omegas pero siempre alguien la descubría y terminaba castigada. A lo largo de esos diez años había pasado más tiempo en las fosas que en las mismas jaula. Así que cuando ya había llegado más bajo, a los trece, de las fosas decidió no volver a intentar a escaparse y aceptar su destino. Ser una pobre omega.

El guardia la tiró contra el suelo y gimió al sentir algunas piedras enterrarse en su piel. Su cuerpo estaba con lodo y su cabello enredado. No pudo evitar llorar, el dolor era tan angustiante que no pudo tragar sus lágrimas y guardarlas en su herido corazón. Quizo acurrucarse allí mismo pero jadeó de sorpresa cuando el omega la tomó del cabello y la alzó.

-Me pone verte desnuda...- susurró y ella no dijo nada -Y de solo imaginarme otra vez dentro de ti...maldición- susurró.

El beta la soltó bruscamente y la viró dejándola boca arriba. Se comenzó a desabrochar la correa y Elle sabía que era lo que pasaría en unos minutos. Ya sabía el proceso y las exigencias de los dos betas en momentos como ese; no gritar, no luchar y sobretodo no llorar. Pero, ¿como evitar llorar cuando te pisoteaban de tantas maneras?

-Habla- pidió el beta -dime que me quieres dentro de ti- forcejeó con ella y Elle no dijo nada -¡Defiéndete!- gritó el hombre.

Elle procuró no dejar que sus ganas de huir y llorar sean evidentes. Simplemente se dejó hacer y solo esperaba que ese beta no tuviera tanta resistencia como los alfas. Los alfas podían estar horas teniendo relaciones, en su celo, todos quedan insatisfechos con uno solo. Solo había tenido alfas, guapos, feos, altos, bajos, pero nunca, ninguno de ellos, cambiarían la imagen que Elle tenía de los alfas y betas. Ambos eran igual de desagradables, igual de sucios.

Un golpe con el puño cerrado cayó en su mejilla y aún así no hizo ningún gesto. Su dolor era en su interior y estaba dispuesta a no dejar que saliera y le de el placer que el beta estaba buscando. Verla sufrir, verla retorciéndose queriendo evitar que la tocase.

-¡Grita!-

-No tengo permitido gritar- dijo Elle con la voz profunda.

-Me vale una mierda. Si te exijo que grites tu simplemente lo haces.- dijo tomándola de las mejillas haciendo presión -para eso sirves, para hacer lo que los betas y los alfas te exijan-

-Igual que los betas para los alfas, sirven para servir- dijo y vio la iris del beta volverse amarilla intensa.

Entonces Elle supo que esa sería la peor experiencia de las que ha tenido. Él no tendría piedad con ella. La destrozaría por haberle puesto en humillación.

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Hola hola mis amores

Espero que les haya gustado ❤️

Identidad Oculta #IO1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora