◈ un nuevo proyecto ◈

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-Me encanta tenerte a mi merced, Dean- susurró Jason

Dean sonrió como si le hubiesen dicho que era el único hombre en su vida. Y así el jovencito lo veía. Esas palabras tan sucias y tan placenteras eran como uno de los piropos más delicados y lindos del mundo. Él había aprendido que eso era lo más lindo y tierno que le podía decir Jason, su Jason....o bueno eso era lo que le gustaba pensar. Que Jason era suyo.

-Siempre tan apretadito, siempre tan rico- susurró mientras sus suspiros se perdían en el silencio del auto.

Jason había salido de casa con la excusa de que tenía una reunión con Bernard de emergencia. No pudo evitar que su prometida, Phelicity, le suplicara por ir pero no la dejaría. Él conocía las ganas que le tenía ella al jovencito cuya piel estaba forrada de lunares y pecas. Pero en ese momento él en realidad estaba a la orilla de un camino en plena oscuridad enterrándose una y otra vez en el interior del hijo de su vicepresidente y mejor amigo.

-L-Lo amo...- susurró Dean con sus mejillas sonrojadas y gimiendo como a Jason le encantaba...como una putita.

Las manos de Jason tomaron su cuello y apretó dificultándole las respiraciones. Jason odiaba que él le dijera tales palabras. A quién único él permitía que lo amara era a su hermosa prometida. Apretó su cuello mientras le destrozaba en cada embestida.

-Yo no. Yo amo a Phelicity, Dean. Yo no te amo y jamás lo haré- dijo con determinación -¡¿Escuchaste?!- gritó sintiendo como las delicadas y parecidas a las de una jovencita manos le suplicaban que lo soltara.

Continuó por varios minutos hasta que no pudo más y se corrió en el interior del menor. Soltó a Dean de mala gana y escuchó la fuerte tos que le invadió, sonrió cínicamente. Le fascinaba escuchar cosas así. Tener en sus manos el poder de total control sobre la vida de alguien lo excitaba. Sacó su preservativo y sin dejar que Dean se recuperara de la tos lo tomó de la barbilla y alzó su rostro. No le importó las lágrimas que inundaba el rostro afeminado del niño. Solo quería probar una cosa. Puso la abertura del condón en sus labios y luego de obligarlo a sacar la lengua derramó su semen en su boca dejando que lo saboreara en su esplendor.

-Vístete- ordenó tirándole el pantalón al rostro.

En silencio y tratando de arreglar su rojizo cabello subió su boxer para luego poner el pantalón. Siempre hacía lo mismo, lo tomaba, trataba de asfixiarlo para luego tratarlo como una plasta. Pero Dean aguantaba todo eso, aguantaba todo lo que hacía y estaba dispuesto a aguantar más. Él ama a su padrino con todas sus fuerzas y soportaría cualquier cosa solo por demostrarle cuanto lo estaba amando a escondidas.

-Dirás que fue algo que te comiste.- dijo Jason al ver una mancha de semen en su camisa y le dio la orden al chofer para que se incorporara a la carretera.

-E-Está bien- dijo el jovencito desanimado

•••

-Y con esto los omegas serán aún más sumisos y crearemos una nueva raza- dijo Bernand

-Perfecto. Mientras más omega sumisos mejor.- dijo Jason con una sonrisa malévola en sus labios.

Ambos habían establecido unos tratos con personas del bajo mundo. Tenía a doctores dispuesto a todo y a espaldas de Cecilia. Ambos querían crear una nueva especie de omegas mezclados con betas y que estos sean tratados peores de lo que ya trataban a los omegas. Serían creados para facilitar más las cosas. Tener un beta que haría todos los mandados y un omega para sus más grandes fantasías sexuales en una sola persona lo facilitaría todo. Así que Jason y Bernard con tres doctores y una pila de hombres del bajo mundo, que conseguían cualquier cosa, harían la cuarta raza; la delta.

Identidad Oculta #IO1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora