◈ un rey alfa ◈

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-Para este celo quiero a una omega- Jason habló al teléfono.

-Pero que dices; están los betas; los alfas. ¿Porque vas a querer a una omega?- preguntó su amigo Gael.

-Porque los omegas son los mejores para ayudar en el celo- dijo -Además no es como si me fuera a casar. Sabes qué con quien me casaré será con Phelicity. Los omegas solo sirven para pasar los celos-

-Después que no le hagas lo que le hiciste a la última...- Gael quedó en silencio.

-Esa omega no sabía jugar y pues terminó inconsciente. Yo no tengo la culpa de que me guste la asfixia erótica cuando estoy en mi celo- dijo desinteresado -Yo se lo advertí y no hizo caso. Pues terminó muerta-

Phelicity se rió y continuó maquillándose. La distinguida mujer se rió al recordar lo que había pasado en el celo anterior. Una jovencita de algunos diecinueve años había sido escogida por Phelicity para el celo de su prometido quién al tener una afición por la asfixia durante el sexo terminó matándola. Ella terminó en una funda con un bloque amarrado a sus pies en el fondo del mar. ¡Era omega! A nadie le importaba ni le debería importar el destino de un omega. De seguro lo merecía, pensaban la mayoría de los alfas entre ellos, ella y Jason.

Jason era un alfa de algunos veintiséis años y dispuesto a comerse el mundo. A su corta edad él era el alcalde de Brook Mountain, un pequeño pueblo al noroeste de los Estados Unidos. Al pueblo ser bastante pequeño él tenía todo el libertinaje de hacer y deshacer a su antojo. Era un tipo decidido, prepotente y sobretodo confiado de sí mismo. Así que cuando cumplió los veinticinco fue cuando llegó al mundo de la política primero como un funcionario y luego siguió subiendo escalones hasta llegar al importantísimo puesto de Alcalde.

-Esta vez me gustaría verte- dijo Phelicity con una sonrisa traviesa en sus labios -¿Que se te antoja? ¿Una gordita? ¿Tetona? ¿Nalgona?- preguntó y él definitivamente iba a pensarlo.

-Sorpréndeme. Pero que sea una que aguante.- susurró abrazándola por la espalda.

-Créeme que lo haré.- se giró en sus brazos y besó delicadamente y con cariño los labios de él.

-Vamos que la fiesta ya comenzó- dijo y ambos salieron de la habitación.

•••

-Bienvenido señor Jason y señora Phelicity.- dijo el portero abriéndole la puerta principal.

La fiesta tenía a lugar en la casa del vice alcalde del pueblo. Era una mansión pero Jason sabía que su mansión era más grande y eso le enorgulleció. Entró de la mano de su prometida y saludó a cada alfa que se encontraba. Algunos llevaderos, otros fastidiosos pero siempre le gustaba mucho como lo trataban. Como si fuese el rey de todos ellos...y es que en cierta forma él así era; su rey.

-¡Que bueno verle señor alcalde!- dijo uno con entusiasmo y casi gritó cuando Jason estrechó su mano.

-Igual, Terrence- dijo con una implacable sonrisa.

La verdad era que no conocía a nadie de esa gente. De hecho sólo conocía los nombres y fue que durante el día él había visto fotos de cada alfa que estaba allí y sus nombres. No le importaba nada más, a pesar de que estas fotos tenían información. Vio como casi se desmaya el alfa y quizo burlarse pero el pellizco que le dio Phelicity se lo impidió.

-¿Leyó mi propuesta?- preguntó y Jason frunció el ceño.

-En realidad no he tenido tiempo para leerla pero estoy seguro que es muy buena- agregó -Si me permites tengo que seguir saludando.- dijo y el nervioso hombre asintió desenfrenadamente.

Identidad Oculta #IO1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora