Elle no dijo nada más durante el trayecto a la mansión del alcalde. Y es que la mordaza que tenía en su boca se lo impedía. Había sido realmente humillada cuando trató de alzar su mirada. Jason le había dado un golpe frente a todos en el momento que sus ojos se cruzaron con los de él. Era una falta de respeto y ella lo sabía. Su mejilla de seguro estaría morada por el golpe.
-Tienes que aprender que durante el tiempo que yo sea tu dueño no puedes mirarme ni hablar.- gruñó haciendo presión en la mejilla golpeada.
Elle quizo gritar, le dolía bastante, quizo llorar y suplicarle que no lo hiciera y que la matara de una buena vez para terminar con el dolor externo e interno. Pero no podía darle el gusto. Quizás él sería su último alfa antes de huir lejos de ese pueblo. Nadie sabía de ese lugar y mucho menos las prácticas que por años se llevaban a cabo. Ella quería irse cuanto antes de ese pueblo pero perteneciendo a OPAA no podía.
-Esta omega si que es hermosa. Que pena que sea omega. Hubiese tenido muchos pretendientes si fuese alfa- dijo Phelicity y Jason asintió.
-Solo espero que aguante y no se muera.- dijo como si nada.
Elle abrió los ojos de par en par. ¿Por fin podría morirse? ¿Por fin tendría su ansiada libertad? Su piel se erizó y una sonrisa se hizo presente. ¡Por fin terminaría su pesadilla! Había tratado de terminar con su vida muriéndose de hambre, o comiendo algo contaminado pero nunca pudo. La última vez que lo hizo fue hace algunos días tratando de tomar la inyección e inyectársela por todos lados y morir desangrada pero los doctores betas siempre la veían. Así que decidió no seguir y esperaría que Dios la liberase de esa terrible pesadilla.
-Abre las piernas- ordenó Jason y ella se resistió nuevamente. -¡Que abras las putas piernas!- gruñó él tomando el interior de los muslos de ella y abriéndolos con fuerza.
Sus dedos entraron sin ninguna delicadeza en el interior de Elle. Ella gimió por no tener nada de lubricación, dolía tener tres dedos en su interior. Unas manos delicadas acariciaron su cabello sin apartar su mirada de su rostro. No podía detenerla, aunque quisiera, no podía. Era una alfa y ella tenía derecho a eso y más. Así que por un lado tenía al alfa que la masturbaba y por el otro tenía a la mujer alfa acariciando su cuerpo con poca delicadeza.
-El ayudante me dijo que no haz tenido muchos alfas. Eso es cierto Jason- preguntó la rubia.
-No. Aquí alguien nos está mintiendo y de seguro es esta perra.- gruñó molesto apretando la parte interna de un muslo dejando sus uñas marcadas.
Una lágrima se escapó por su mejilla, estaba siendo herida de tal manera que no pudo contener sus lágrimas. En realidad ella no había tenido tantos alfas como Winter, que tiene la misma edad que ella, pero lo agradecía mucho. Agradecía que su cuerpo no le parecía atractivo a la mayoría de los alfas. La mayoría de ellos buscan a omegas jóvenes, delgados y rubios y jamás le pareció bien eso en el momento que vivía.
Pero su cuerpo no la salvó de un despiadado alfa alcalde y su prometida alfa. Al parecer su cuerpo había sido tan llamativo y atractivo que Jason había ordenado irse de la fiesta antes de las diez. Algo muy inusual de él que hasta que el último invitado no cruzara la puerta no se iba.
-¡No llores perra! Nos imaginamos que habrá unos cuantos betas, en la granja, que te cogen aún sabiendo que van en contra de los principios.- su voz era ronca y ella cerró sus ojos.
No quería verlo, verlo le dolía, ver a la mujer junto a ella le dolía. Jamás, en su vida, Elle tuvo tantas ganas de volver al centro. Sabía que para ella, esa noche, solo se esperaba el máximo dolor. Mantuvo sus ojos cerrados y Phelicity alzó cada párpados obligando a ver al alfa.
-Mira a tu alfa. Mira el hombre que te poseerá en unos minutos- susurró muy cerca de la boca de ella.
P-Por favor no- dijo cuando le quitaron la mordaza de la boca.
-Me estoy conteniendo mucho porque me siento incómodo aquí pero cuando lleguemos a mi mansión desearás morirte- dijo Jason con una sonrisa siniestra en sus labios.
Minutos después la guagua negra en la que iban cruzo un portón con las iniciales J y P en bronce. Elle no se sorprendió cuando vio aquella mansión en piedra grisácea, todos los alfas eran prepotentes y mientras más grandes sus casas mejores alfas se consideraban. Era un estúpido juego de orgullo que ella no estaba dispuesta a jugar.
Phelicity sonrió al escuchar a su prometido. Le gustaba verlo así de rudo y cruel. Con ella él siempre era tan diferente, cariñoso, delicado como si ella fuese a romperse en sus manos. Acarició los senos de Elle y recibió una mirada suplicante que interpretó como no era. Elle solo suplicaba que no la tocara, ni ella ni el idiota de su prometido...quizo sonreír por como lo había llamado. Así era como único podía insultar a los alfas sin tener represalias. Bajó su mano por la piel de la omega y llegó a su intimidad, allí acarició y trató de excitarla pero nada.
-Si no te mojas J tiene una inyecciones con unas cositas que no solo harán mojarte- advirtió Phelicity.
-Y estoy encantado en usarlas, verlas lo loca que se ponen...ufff me excita- susurró lamiendo un viejo golpe en la comisura del labio.
Elle se imagina cual eran esas "cositas". Un doctor alfa una vez las uso por primera vez en ella y solo deseó una cosa; morirse. Era como una sobredosis de adrenalina junto con otras dosis haciendo latir tan rápido su corazón que temió que se detendría. Era una sensación que no quería volver a vivir. Aunque deseaba con todas sus fuerzas morirse, no quería que fuese de esa forma.
—Carlo, puedes tomarte el resto de la noche- dijo Phelicity al bajar, con la ayuda del beta, de la camioneta. El beta agradeció y trató de ayudar a la omega a bajar pero se lo impidieron.
Así que Carlo vio como el alfa empujaba a la omega haciéndola caer al suelo. Un sonido de un golpe seco irrumpió en el silencio de la noche, Elle se había golpeado con el piso en la frente. De seguro terminaría con otro moretón en su rostro, pero a ninguno de los dos alfas les importaría.
-Levántate perra- gruñó Jason y Phelicity la vio con una sonrisa.
-D-Deja de llamarme así...- susurró tan bajo que de seguro nadie la escucharía pero ambos alfas sí la escucharon.
Phelicity se inclinó y tomó el cabello de Elle en un puño alzándola y obligándola a mirarla -Eres una perra, igual a los demás omegas.- gruñó y Carlo tosió incómodo.
-No le repetiré otra vez. ¡Levántate!- gritó y Elle supo que debía dejar de hablar y aceptar su destino.
Trató de levantarse pero sus piernas estaban como gelatinas. No había comido desde hace tres días. Con estar en las fosas te ganabas otro castigo; no comer por el tiempo que estuvieses allí. Phelicity se rió y también Jason, ellos no les importaba nada que le pasase a la omega.
-¿Que no puedes levantarte? Arrástrate. No te ayudaré con eso- dijo Jason y Elle frunció el ceño.
Seguro que él no la ayudaría. Ella sabía sus límites de omegas pero solo esperaba un poco de humanidad de ambos alfas. Vio acercarse al beta con intención de ayudarla y le agradeció. Un beta jamás era tan amable como aquel. Todo ellos serían amables solo si el alfa se lo pedía y por consiguiente ellos no eran amables.
-¿Alguien te dio el puto permiso de ayudar a un omega? No verdad, pues sigue tu camino y piérdete- dijo Phelicity -Y tú...- se dirigió a Elle quién no apartó su mirada de los limpios y pulcros zapatos del alcalde -No tengo todo el tiempo del mundo, perra.- dijo despectivamente la alfa.
——————————————-
Hola hola mis amores
Quizás sea un poco confuso y no entiendan nada pero les prometo que a medida que vaya avanzando la historia la entenderán. Recuerden leer la guía y si tienen alguna duda la contestaré(hasta donde crea pertinente, tampoco quiero soplarle todo antes de que la lean)
Espero que les haya gustado
ESTÁS LEYENDO
Identidad Oculta #IO1
WerewolfElle cumplió sus tan esperados quince en el lugar en donde menos pensó. En un lugar que la hacían sentir denigrada, maltratada, usada como un objeto para solo brindar placer a los hombres y las mujeres alfas...y algunos betas.