Es una suerte que tenga por costumbre invadir el laboratorio cuando no hay nadie, porque después de confesarle a Leon mis sentimientos y recibir como doloroso regalo una lluvia de besos, finalmente me rendí al sueño. Caí en la absoluta inconsciencia, tanto así que, al despertar, descubrí que estaba sola en mi cama.
Se lo agradecí mentalmente a Leon, porque en realidad, ninguno de los dos podría haber sabido cómo me despertaría. Poco importaba que le hubiera dicho que le quería; la espina seguía ahí, y aunque cada vez su traición me importaba menos y la necesidad de estar con él solo crecía, continuaba teniendo mis reticencias. Así sigue siendo hoy, unos cuatro días después.
Me gusta pensar que Leon no pisa las instalaciones porque quiere dejarme espacio, pero en el fondo sé que es porque está muy débil. He conocido a la señora Dresner, solo de vista, porque es la que se está encargando en persona de gestionar el hotel mientras él... descansa; una mujer muy rubia, grande y ancha, ojos pequeños y mandíbula dura. Toda una alemana. Además, Axel, que sigue ayudándome con la rehabilitación del brazo, ha admitido después de dar diez vueltas alrededor del tema, que cada día que pasa está peor, aunque se esfuerza muchísimo por levantarse y hacer un poco de ejercicio.
—Es un hombre muy fuerte y decidido —me dijo, mientras palpaba mi antebrazo—. Tú misma lo habrás comprobado, con todas las molestias que se tomó para tener una oportunidad contigo... Ni siquiera la enfermedad puede tenerlo acostado las veinticuatro horas.
Hablamos muy a menudo de él. Un día me confesó qué papel tenía en toda la tramoya, y cómo lo llevaba.
—Fatal. Es mi mejor amigo desde los dieciéis años, Non. —Me miró con una sonrisa sin emoción—. Hemos pasado casi dos décadas juntos... Pero después de tanto tiempo pendiente de sus progresos, o más bien de la falta de ellos... Después de haberme hecho a la idea de que se iría hace cuatro años, cuando se lo detectaron por primera vez, ahora me siento más capaz y fuerte para estar ahí, apoyándolo.
—Nunca lo habría adivinado. Pareces la clase de hombre que no se toma nada en serio.
—Y no acostumbro a tomármelo, pero cuando se trata de alguien que quiero, la cosa cambia. Nunca se me ocurriría dar de lado a un ser querido si está pasándolo mal —aseguró, sin mirarme—. Aunque si tú lo dejas, Adrienne... No te juzgaré. Y él tampoco. En mi caso, de hecho, creo que deberías haberlo mandado a la mierda. Mentir sobre una cosa así es lo más rastrero que podrías hacerle a alguien. Seguro que te sientes estúpida e inútil, e impotente. Por eso lo siento. Lo siento en su nombre y en el mío —especificó, lanzándome una mirada de soslayo—. Quería contártelo, pero él me lo impedía constantemente, y mi lealtad siempre estará con mi amigo.
Me tocó asentir porque entendía su postura muchísimo mejor de lo que podría llegar a imaginar. Aunque no mencionamos a Lana jamás, puesto que yo intento no sacarla a colación y cada vez que parecemos a punto de recordar un día en el que ella estaba aquí, yo la tengo muy presente. Él... No tanto. O sí. La verdad, no sé qué pensar. Por un lado están todas esas mujeres con las que lo he visto saliendo y entrando, y por otro, la tristeza y rabia que empaña sus ojos cuando estoy cerca de decir su nombre.
Es un alivio que ni él quiera hablar de ella, ni ella me pregunte por él, o de lo contrario me habría tenido que tomar la justicia por mi mano. Sinceramente, después de lo que Axel dijo sobre no abandonar a un ser querido en un momento difícil, no he sabido encasillarlo.
Es posible que esa afirmación tuviese un doble filo, porque, en un principio, me hacía sentir incómoda con mi mentira. Pero por otro lado... ¿Entraba Lana en la categoría de ser querido? Al final termino descartándolo. Leon está muy enfermo, en Múnich, y Lana está mal, en París. Apuesto cualquier cosa a que si Axel tuviera que elegir, se quedaría con su amigo. Al fin y al cabo, él mismo ha dicho que su lealtad está a su lado.
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Cuatro veces tuya
Roman d'amourUna reacción alérgica, una limusina y una corbata atada en las muñecas. Así comienza el largo proceso de sublimación que Leon habrá de llevar a cabo para derretir a la gélida Adrienne. Adrienne Saetre lo tiene todo para formar parte de un ambicioso...