Capítulo 6: Diversión y culpa

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Jerall y Ume estaban asustados.

Acnologia no paraba de reír y aplaudir.

Yume miraba todo en silencio.

El circo cumplía lo que prometía: Era algo que no se veía normalmente.

Payasos horrendos, bailarinas con las caras deformadas y moviéndose como si se retorcieran, de una manera muy errática. Y los contorsionistas, vestidos con unas mallas de cuerpo completo en color negro, caminaban sobre sus cuatro extremidades; moviéndose de una manera tan rápida y ágil, que parecían arañas. Todo acompañado de música rock. Y al final, cuando se habían presentado a todos los artistas, apareció el maestro de ceremonias en una cortina de humo.

Él llevaba un esmoquin y sombrero de copa, en color rojo caramelo. Tenía el cabello largo, lacio y negro, con un mechón cruzándole por el medio de la cara. Ojos azules y una piel blanca. << Es muy atractivo >> pensó Yume, prestando atención a lo que haría el sujeto. ¿Después de ver a sus actores, que otra cosa podría pasar, como para sorprender más a las personas? Sorprenderlas no, espantarlas más, porque el único que parecía disfrutar del espectáculo en todas las gradas, era Acnologia.

— ¡La señorita de la primera fila! —Gritó el hombre de esmoquin, señalando con su dedo.
— ¿Ah? —Yume miró a los lados, preguntándose a quién llamaba, sólo esperaba que no fuera a Ume.
— ¡Luces, por favor!

Una luz blanca, alumbró a Yume, quitándole el peso de ver a su hermana desmayándose del miedo. Se puso de pie y esperó a que dijeran algo más.

— ¿Puede venir aquí, por favor? —Preguntó el maestro. — Necesito una bella asistente para mis trucos de magia.

Ella avanzó a paso tranquilo, ignorando la mirada de envidia de Acnologia y las palabras de su hermana, quien le decía que no fuera porque la iban a partir por la mitad.

— ¿Cuál es su nombre, señorita? —Preguntó el hombre, sonriéndole amablemente.
— Yume...
— ¡Oh, Yume-chan! ¡Qué bonito nombre! —Él le tomó las manos. — Me llamo Allan y soy el maestro de ceremonias. Dime, Yume-chan: ¿Qué clase de truco quieres ver?

Lo pensó por algunos segundos y dijo:

— Quiero ver que aparezcas algo de tu sombrero.
— ¡Un clásico! —Respondió, soltándola. Se quitó el sombrero y lo volteó, poniendo el hueco de la cabeza hacia arriba. — Bien, público, atentos a lo que va a pasar...

Los espectadores, a pesar de haber estado temblando de miedo, se tranquilizaron poco a poco; ya que el espectáculo dejó de ser tan tenebroso. Un mago. Un mago no podía dar más miedo que los payasos.

Allan movió sus dedos, metiendo lentamente la mano en el sombrero. Removió un poco, como si hubiera muchas cosas adentro, hasta sacar una rosa de color lila.

— Para Yume-chan —dijo, entregándole la flor.
— Gracias —Yume sonrió, no de la forma forzada en que lo hacía para tranquilizar a sus padres, o la falsa que le puso a Zeref para evitar que saltara. En verdad estaba contenta y ese tipo de rosa, era su favorita. ¿El mago lo había adivinado?

***

Natsu daba vueltas por su cama, sintiéndose extrañamente incómodo. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué no era capaz de dormirse? Estaba cansado, había caminado mucho, después de dejar a Wendy en su casa y recibir una mirada matadora de parte de la madre de la loli, se fue a pasear por ahí. Tuvo un excelente día con Wendy. Y le prometió a Juvia, que mañana al mediodía, iría a un picnic con ella.

— Natsu, deja de moverte, no me dejas dormir...

En el piso de la habitación, durmiendo dentro de un futon, estaba Zeref.

— Lo siento...
— Un lo siento no arregla nada...
— ¿Te refieres a...?
— Lo de Mavis no me importa ya —contestó Zeref, dándole la espalda—. En cualquier caso, dejé la mitad de un sándwich en la cocina, ¿lo quieres también?

<< Ok, sigue enojado >> pensó Natsu, dándose la vuelta también; mejor no hablarle hasta que lo perdonara. Si es que llegaba a hacerlo en algún momento. ¿Él se perdonaría a sí mismo? A ver, imaginando la situación, si Zeref le hubiera metido en incontables ocasiones el pene a Lucy, probablemente, Natsu lo hubiera golpeado en la cara y luego le habría dejado de hablar... Y a Lucy también.

— Natsu...
— ¿Qué?
— ¿Por qué lo hiciste?
— No sé...
— ¿Ella te lo pidió?
— Sí —se metió debajo de las mantas—. En la escuela, dijo que llevaba mucho tiempo en abstinencia, lo siento. Lo siento mucho de verdad. No pensé cuando lo hice.
— Te odio, Natsu.
— Lo sé.
— Y a ella mucho más. Me iré a dormir a la sala.

Zeref se levantó y se marchó, dejando en silencio la habitación. Sin poder dormir, al menos en las siguientes horas que le durara la culpa intensa, Natsu abrió su computadora y se puso a revisar el Facebook de Erza. Ella publicó un montón de fotos de pasteles y de la fiesta de pijamas que tenía con sus amiguitas.

—... ¿Jerall también va a odiarme? Ah, esto es muy complicado...

***
¡Espero les haya gustado! No tengo mucho que comentar, sólo que Yume por su lado, ha estado viendo un montón de chicos apuestos... ¡Nos vemos en el próximo episodio! ¡No se olviden de dejar sus comentarios y estrellitas! ¡Gracias por leer!

Les dejo otra foto de Acnologia, cagándose de risa:

Les dejo otra foto de Acnologia, cagándose de risa:

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Tú y yo: La casita de Natsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora