Capítulo 39: ¡Que empiece el des...!

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<< Ella es la madre de Natsu >> pensaron las chicas, evitando reírse, al ver que Naomi pasaba de la rabia al llanto en cinco segundos; al igual que Natsu lo hacía, cada vez que algo lo molestaba y no podía hacer nada para cambiarlo. La poca tolerancia a la frustración, era algo heredado de la madre, no del padre. Ahora lo sabían.

— ¡Maldita lluvia, te odio! —Gritaba Naomi, pegada a la ventana. Todos los invitados a la boda, los novios, las damas de honor y los patrocinadores de la fiesta; se hallaban dentro de la casa, pues una tormenta azotó la playa, impidiendo que la ceremonia se llevara a cabo en el patio. — ¡Ayami-san, tuviste razón con que llovería! ¡No volveré a dudar de tus palabras a partir de hoy! ¿Puedes decirme cuándo terminará el mal clima, por favor?
— Al anochecer —contestó rápido.
— ¡Mierda! —Exclamó Naomi, golpeando la pared.

Todos los presentes, dieron un paso atrás, al ver que el muro se quebraba con el puñetazo. Grietas, jodidas grietas, aparecieron ahí. Naomi Dragneel, una mujer de temer, sin duda alguna; una versión femenina de Natsu. O Natsu era una versión masculina de su madre.

— Rayos, Gray —susurró Ultear, jalando a su hermano hacia atrás—. Debiste decirme que esto iba a pasar, me traje mis zapatos finos, no los corrientes que me dio mamá y...
— Aquí estoy, Ultear —dijo Ur, la madre de ese par—. Y te escucho claramente.
— ¿Quién te invitó? —Preguntó la hija.
— Que te importa —contestó la mamá.
— No peleen —Gray, como siempre, actuaba de referí para su familia—. Estamos en un lugar de ricos, en casa, podemos pelear todo lo que quieran.
— No les digas eso, Gray —el hijo del medio, Lyon, le pegó en la cabeza a su hermanito—. Que llegando se va armar la gorda en casa.
— No le digas así a mamá —Ultear, la miró con un gesto desafiante. Ur mantuvo la compostura, pero ya vería cuando llegaran...

***

Al otro extremo de la playa, Sayla y E.N.D continuaban su batalla, que quedó inconclusa la noche anterior; ella no entendía cómo pudo recuperarse tan rápido de sus heridas, pero no importaba. ¡Lo tenía que derrotar! ¡Él estaba provocando esa jodida lluvia! Oh, como le dolió ver a su amo tan decepcionado, de que el día especial de su madre se arruinara por la tormenta.

En este nuevo round, E.N.D llevaba la delantera, no le costaba repeler los ataques de Sayla; ni tampoco alejarse de ella, evitando así, ser arrojado de nuevo hacia el mar.

— ¿Por qué te comportas así, Sayla? —Él sonrió, negando con la cabeza. — Alguna vez, fuiste creada para mí, ¿y ahora te revelas contra tu maestro?
— ¡Esos tiempos desaparecieron! —Gritó ella, tomando un momento para respirar profundo. Empezaba a cansarse, le era difícil seguir la lucha. — Ya no soy un etherias, esa realidad, ha dejado de existir. ¿Lo recuerdas? Fue tu aparición, lo que causó aquel desastre, lo que mató a todas esas mujeres que ahora están con mi amo... ¿Por eso quieres ocupar su lugar? ¿Para volver con ellas?

Sayla, esbozando una mueca de burla, dijo:

— No sabía que estuvieras tan afectado, Etherias Natsu Dragneel...

Impactado al escuchar su nombre, él no se dio cuenta, que perdió el control sobre el clima y dejó el cielo despejado; tiñéndose el ambiente de un tono naranja, por el sol que se ocultaba, quien daba paso a las brillantes estrellas del firmamento nocturno. Sayla no continuó atacando, había hecho suficiente, ya podía volver al lado de su amo, el normal, humano y amable Natsu Dragneel.

— He cumplido mi trabajo de nuevo, amo —Sayla suspiró, llevándose la mano al pecho—. Espero que mi recompensa sea buena. Tengo una petición para ti.

Tú y yo: La casita de Natsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora