Capítulo 44: La mejor

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Erza veía horrorizada, como profanaban a su madre, dándole con tanta fuerza que parecían a punto de romper el mueble. Y lo peor de todo, era que Irene lo estaba disfrutando, lo intuía por los gritotes que estaba dando y que no paraban de salir; de milagro no se le terminaba el aire. ¡Qué momento tan incómodo para la hija! ¡Y más para la extraña! Yume no era capaz de cerrar los ojos, no sabía el motivo y apostaba la teta derecha, a que se trataba de la magia de E.N.D; que estaría tratando de torturarla mentalmente. ¡Pues le funcionaba! ¡No volvería a dormir en su vida! ¡Cada vez que cerrara los ojos, vería a Irene Belserion, siendo clavada con una estaca! ¡Como vampiro!

Ninguna sospechaba, que a través de la ventana de la cocina, Ume y Zeref se asomaban. Por mero instinto, como habría hecho con su hipotética hija con Mavis, le tapó los ojos a la niña; evitando que viera algo inadecuado para su edad. No sabía que Ume conocía eso de ida y vuelta, nunca lo experimentó en persona, por supuesto; pero había visitado cada página pornográfica que la tarjeta de crédito le permitió.

Ella escuchó gritos en la madrugada, que se alejaban de la casa y reconoció la voz de su hermana. Salió por la ventana, siguiendo la voz, pero no tuvo la confianza suficiente para hacerlo sola y acudió al adulto más cercano: Zeref, quien caminaba por la calle, haciendo ejercicio a esas horas, porque hacerlo durante el día, cuando el calor es intenso, podría provocar una deshidratación severa.

Zeref: ¡No puedo creer que mi hermano haga esto! —murmuró, indignado y con cierta envidia. — ¡Estará castigado!
Ume: Despierta, Zeref. Natsu se cogió a su madrastra, esto no debe ser nada para ti.
Zeref: ¡Pero...!
Ume: Aun así, apoyo el castigo. Sacame las manos de los ojos y yo me encargo de la primera parte. Confía en mí.

<< No tengo opción >> pensó Zeref, soltando a la mocosa. Ume abrió la ventana y con agilidad de gato, entró a la casa roja, tomando una escoba que se hallaba recargada en la pared. ¡Le iba a enseñar a Natsu a respetar! ¡Se arrepentiría de haberla engañado! De pequeña, Ume escuchó una frase, venir de su hermana mayor; cuando jugaba con Jerall y el la empujó del columpio, porque quería mecerse también. Yume se enojó, le tiró tierra a los ojos y lo hizo comer pasto, pronunciando unas palabras que ya cobraban sentido:

''You fuck with me, you fuck with the best!''

Las prisioneras no profanadas, vieron a Ume acercándose con la escoba en la mano y pensaron que la usaría para golpear a ''Natsu''. Él no la notó, estaba demasiado ocupado, con pensamientos sucios acerca de qué hacerle a Erza. Aun así, su instinto más básico de supervivencia, le indicó que algo estaba mal y tuvo que girar la cabeza; alcanzando a sentir que algo se acercaba a ''ese'' lugar. Algo duro.

E.N.D: ¡¿Qué mierda pasa?! —Por pura suerte, movió su cuerpo lo suficientemente rápido, evadiendo la violación de la que sería víctima. — ¡¿Pero qué diablos pasa contigo, pequeña rata inmunda?! ¡¿Acaso intentabas meterme ese palo por el culo?!
Ume: —Dando vueltas a la escoba, como si fuera un bastón de porrista, dijo: — Por supuesto que eso trataba, Natsu. ¿Crees que puedes engañarme, sin sufrir las consecuencias? Estás muy equivocado. Muy equivocado. Te enseñaré lo que significa ''cagar pa' dentro'', los resultados pueden variar. Si te gusta la Nutella, a partir de ahora, consideraras emplear mermelada para el desayuno.

E.N.D no tenía tiempo para tonterías, no le causaba molestias, dañar a una niña pequeña y menos a una tan entrometida como esa. ¿Quería jugar rudo? ¡Pues lo haría! ¡No se tocaría el corazón! Le enseñaría modales a la mala, de la forma en que sus padres no pudieron...

''Si le tiras agua encima, se debilitará'' dijo una voz, en el oído de Ume. Ella lo interpretó como su sexto sentido, ese del que todos hablaban, pero nadie era capaz de comprobar que existiera. Decidió hacerle caso y con la escoba, lanzó un florero hacia el chico, él lo golpeó y rompió en varios pedazos, haciendo que el agua saliera y le mojara la mano. Un denso humo, salió de esa parte, provocando un gruñido de dolor. El ''sexto sentido'' tuvo razón en lo que dijo.

Tú y yo: La casita de Natsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora