Capítulo 12: Juegos infantiles

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Lucoa se movió rápido, como una serpiente. Parándose al lado de Ume, se inclinó y susurró un par de palabras en su oído; que dibujaron una mueca de terror en la pequeña chica. ''Hay que quedarnos, Hisui'' dijo la niña, en un tono bajito y temeroso; soltando la mano de su amiga. Natsu se espantó. ¿Qué mierda, tan pero tan jodida, tuvo que decirle para sacar esa reacción en ella? Lucoa era una persona peligrosa. Ahora lo sabía. Estiró el brazo, tomando a Ume por el hombro, jalándola a su lado. No dejaría que se metieran con su loli tetona. Uno tiene que proteger lo que le pertenece.

''Para conocernos, ¿qué tal si charlamos? Contemos cosas de la vida y el amor'' las palabras de Lucoa, sonaban amables y a primera impresión, una buena idea. Casi nadie se conocía entre sí, más allá de nombres y caras. No tenían mucho tiempo para hablar o entablar amistades con los compañeros. La verdad es que, resulta muy incómodo, mantener una conversación mientras penetras a alguien. No es como que puedas preguntar por el clima, o cómo quedó el último partido de tu juego favorito; rompe completamente el ambiente sexual y podrías molestar a tu acompañante.

Se sentaron sobre la alfombra de la sala, formando un círculo; parecía que estaban en una pijamada o campamento. Sólo faltaban las canciones cursis de guitarra y asar bombones en una fogata. ¿Por qué la nueva Madame, actuaba de una manera tan informa con ellos, siendo que era mucho mayor que la mayoría? ¿No los veía como poca cosa, inocentes y tontos niños calenturientos? Era demasiado amable. Tanto como los pedófilos estereotípicos de los programas y anuncios de televisión; los que te ofrecen caramelos, juguetes o cachorritos, que estarán llenos de droga, misma que te hará dormir y el loco en cuestión, saciará sus bajos instintos con tu cuerpecito inerte.

El primero en ''abrir su corazón'', fue Haru, quien contó una experiencia de secundaria; que le sucedió con su primera novia:

''Ella no me dejaba visitarla. Sólo nos veíamos durante las clases. Vengo de un pueblo pequeño, que fácilmente puedo recorrer en bicicleta, así que pensé que no pasaría nada si la visitaba por algunos minutos. Entonces, descubrí el motivo, por el que ella no quería verme allá: Su hermano y todos sus primos, me estaban esperando con piedras, para pegarme en caso de que asomara mi cara por esos rumbos. Iba solo, los vi, me puse a silbar y di la vuelta en U. Me alejé, pedaleando lo más rápido que me daban las piernas y con mi orgullo masculino destruido...''

Enrojecido, escuchó a algunas chicas, susurrar ''pobrecito'' y risas ahogadas de los muchachos; especialmente de Gray, quien sentía un extraño placer, al martirizarlo. No sabía qué le había hecho, pero no le agradaba a Fullbuster.

A esa, le siguieron muchas anécdotas...

Entre gente que les daba diarrea en la primera cita, otros que no sabían dónde poner el miembro; unas más que lloraron como perros atropellados y sobre todo, abundaron historias, sobre nervios que los obligaban a marcharse, sin darle nunca más la cara a la persona que los invitó al hotel del amor. << La vida no es como el porno >> pensaba Ume, decepcionándose de aquellos empleados, que había considerado como ''gurús del sexo''; no eran más que tontos calientes, a los que de una u otra forma, las hormonas los traicionan en el momento y terminan cometiendo una tontería.

Lucoa disfrutaba de las historias, acercándose para consolar a los afectados; abrazándolos, sobándoles la espalda, diciéndoles que todo estaría bien; que no necesitaban a esos tontos, porque ahora la tenían a ella. << Es pederasta, sí >> Natsu asintió, dándose la razón a sí mismo, entendiendo un poco el por qué Ume no quería estar ahí. Se sentía en peligro. Eso era bastante adorable. ¡No iba a renunciar! ¡Nunca! Le gustaba ese lado de Ume, verla temblar y en una actitud no tan a la defensiva, ciertamente, podía sacar mucho provecho de ello. Lo haría. Sin pensarlo.

Tú y yo: La casita de Natsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora