Capítulo 16: Natsu y el segundo día

141 17 8
                                    


02 de Abril, 09:39 AM.
Escuela Preparatoria Josei.

Natsu, sentado en el pupitre, miraba a través de la ventana; viendo como caían las flores del cerezo. Lo hacían con tanta lentitud, que le provocaba sueño, mucho más que la clase de Mavis; quien no paraba de leer el libro de historia. Echó un vistazo rápido a sus compañeros: Gray masticaba chicle sin disimular, Erza y Mira se pasaban notitas; riéndose en voz baja, conversando de esas cosas femeninas, que sólo ellas entienden.

Le costaba entender a las chicas.

De vez en cuando, aun si no lo demostraba, pensaba que de haber crecido con una madre no sufriría esa clase de problemas. No sabía nada sobre ella. Ni siquiera su nombre; o si se parecía a ella, si Zeref era el parecido. Y nunca tenía el valor suficiente para preguntarle a Igneel. Le daba miedo lastimarlo. A veces, durante su infancia, lo escuchó llorar abrazado a una foto y son esa clase de situaciones las que nunca se olvidan. Cinco segundos de escuchar y ver a su padre, así de afectado, bastaron para que decidiera no hacer ninguna pregunta con respecto a su mamá. Comprendió que era un tema sensible. Supo que esa foto no podía ser de nadie más. ¿A quién podría estarle llorando si no era a ella? Eso le daba dos opciones sobre su paradero: Estaba muerta o abandonó a Igneel.

- Yume -susurró, picándole el hombro.
- ¿Qué? -Murmuró de vuelta.
- ¿Regañaron mucho a Ume?...
- Ah, pues...

La noche anterior, jugando a esconderse de Don Papi, se dieron un beso y él los vio. Lanzó un grito de horror, preguntando qué pasaba y Natsu sintió el verdadero terror; sus piernas reaccionaron solas, llevándolo lejos de ahí. Ignoró los gritos del hombre, dejando a Ume sola con el problema y el regaño o castigo. Si le pateaba el trasero, la próxima vez que se vieran, él no se quejaría ni un poco. Lo entendería.

- ¿Sí?
- Papá la castigó -Yume, sentada en el lugar frente a Natsu, no se volteó a verlo-. Dijo que era muy pequeña para estar jugando a ser novia. Y más si se trataba de ti. No va a salir en dos semanas, ni usará internet tampoco.
- ¿Crees que me quiera escuchar?
- Si te refieres a Ume, no lo creo. Si te refieres a papá, menos.
- ¿No ibas a cambiarte de clase?
- Sí, se lo dije al director y está buscando dónde acomodarme.
- ¿No hay forma en que cambies de opinión?
- No. No la hay. Las cosas no pueden cambiarse, Natsu.

***

02 de Abril, 10:45 AM.
Oficina del director Dreyar.

- ¿Me necesita, director?

Una chica de cabello blanco y corto, de aspecto tierno y tentador, estaba de pie frente al escritorio de la máxima autoridad escolar.

- Yukino-chan, ¿verdad? -Preguntó el hombre.
- Sí, señor -contestó inmediatamente.
- Serás enviada a la clase 3-F.
- ¿Eh? ¿Por qué? Yo...
- No hiciste nada malo -aclaró, guardando el expediente de la chica-. Se solicitó un cambio de esa clase. Tranquila, estarás bien en el nuevo salón, siempre puedes ir a ver a tus amigos durante el receso.

<< Sí, amigos... >> pensó Yukino, asintiendo a todas las palabras. No tenía ningún amigo. Nadie a quien pudiera visitar al cambiarse. Lo vio como una oportunidad, de finalmente, conseguir un buen último año escolar; hacer algunos buenos recuerdos de la escuela. Dos o tres. Eso le bastaba. Quería que, al pasar el tiempo, no tuviera que seguir mintiendo a su hermana mayor sobre lo ''divertida y amable'' que es la gente de la escuela.

- Entiendo -dijo Yukino, bajando la cabeza.
- Puedes retirarte, jovencita.
- Sí, con permiso.

***

02 de Abril, 12:35 PM.
Azotea de la preparatoria.

- Pediste un cambio a mi clase...

Laxus miró a Yume.

- Lo hice. ¿Era eso lo que quería saber, profesor?
- ¿Por qué?
- Yo estuve en la clase 3-D el año pasado. Quiero volver al salón que me resulta familiar.
- No queda nadie del año pasado.
- Nunca tuve amigos.
- ¿Entonces para qué quieres volver? Pensé que te llevabas bien con Dragneel y su grupito de amigas.

Ella guardó silencio, caminando por la azotea con la vista clavada en el suelo; evitando hacer un contacto visual con su antiguo profesor. Él le caía bien, no quería que las cosas se arruinaran, porque empezara a mostrar la clásica actitud de docente preocupado; algo que le molestaba mucho a Yume. Laxus era consciente de que no era amiga de nadie, que no trató de congeniar con sus antiguos compañeros y él la dejaba, no se metía en su forma de vivir la vida. Por eso lo apreciaba. Pero sus preguntas, ah, le provocaban urticaria...

- ¿Y bien? -Laxus se desesperaba. El tiempo corría y tenía que comer.
- Mis decisiones no son de tu incumbencia. Y mis motivos tampoco.
- Le diré al director que no te quiero en mi grupo.
- Él ya hizo el cambio. Una chica llamada Yukino, irá al salón 3-F.

Laxus se dio la media vuelta.

- Eso ya lo veremos...

***

02 de Abril, 06:01 PM.
Distrito Comercial de la ciudad.

<< Destruyes todo lo que tienes, Happy >> pensó Natsu, mirando el juguete destrozado. Sólo tenía una semana de haberlo comprado. El gato lloró, haciendo un drama gigante, como si le hubieran cortado una pata; un verdadero chantaje emocional para que le compraran otro y si lo hacía, era porque le funcionaba. ¡Claro que funcionaba! Ahí, por el distrito comercial, andaba su padre buscándole otro.

- ¿Lo estaré mimando mucho?

Caminando por ahí, no pudo evitar ver hacia un callejón, donde había varios sujetos con el uniforme de Josei. Molestaban a una chica. << ¿No es la que se acaba de cambiar al salón en lugar de Yume? >> Se preguntó, acercándose más al grupito. Vio a un rubio con pendiente, jalandola y empujandola, intentando quitarle su mochila. La chica no soltaba la bolsa, pidiendo que la dejaran en paz. Natsu le tocó el hombro al sujeto.

- ¿Qué?...

El rubio cayó al suelo, luego de recibir un puñetazo en el hocico.

- ¿Quién sigue? -Preguntó Natsu, al resto de los muchachos.

***

La regla del harem dice: Si ves a una chica en aprietos, ayudala. Nunca sabes si se puede unir a tu harem.

¡Llegó Yukino, señores! ¡Y viene para quedarse!

¡Esto es todo por hoy, nos vemos en el próximo capítulo! ¡Gracias por leer!

Tú y yo: La casita de Natsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora