Capítulo 3: Natsu y las vacaciones (día 1)

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Lucy, con el pecho contra el colchón y la cadera alzada, no podía ni darse la vuelta. Una sustancia blanca le fluía desde adentro. Sus piernas temblaban, como las un venadito recién nacido, o como Bambi caminando sobre el hielo. << Creo que conseguí lo que quería, pero me duele el... >> sacudió la cabeza, alejando las palabras sucias de su mente. ¡Pero le dolía bastante! ¡Y a Virgo también le terminaría doliendo! Ella todavía estaba recibiendo el ''castigo'' y por la forma en que se movía la cama, seguramente, le costaría caminar en algunos días. Sin embargo, tratándose de su sirvienta masoquista, no le preocupaba demasiado; ella disfrutaría cualquier dolor físico que se le infligiera. Seguramente, al caminar y sentir la incomodidad, recordaría esos eventos y se pondría contenta.

Su plan de convertirse en la favorita del harem, aparentemente, había resultado exitoso. Esperaba que, a partir de entonces, Natsu le diera todavía más preferencia por sobre las demás chicas; porque la guerra no acabó, se volvió una competencia ''amistosa'', por ver quién lograba un puesto superior a las demás; ya que ninguna sería nunca la única, peleaban por ser la más querida. ¿Lo bueno de todo eso? Que ninguna de las otras tenía una sirvienta tan alcahueta como Virgo. Eso le daba una gran ventaja a Lucy. Virgo era su carta de triunfo en el plano sexual. Y en el sentimental, la ruda de Erza, la empalagosa de Juvia o la secretamente sádica de Mirajane, no le ganarían ni en sueños. Jamás de los jamases. Claro, aún quedaban Dimaria, Mavis y las dos lolis, pero de ésas últimas no se preocupaba ni un poco; Natsu era demasiado moralista para ponerles un dedo encima. Hasta él sabía que tocar a alguien tan joven, sin importar que sea legal, porque la edad de consentimiento es a los trece años, seguía siendo reprochable.

Los temblores en la cama, se detuvieron, sin que hubiera gritos de placer... Más bien, sonaban como de miedo. Con toda la fuerza que le quedaba, Lucy giró su cabeza hacia la puerta del cuarto y se espantó. Ahí, paradas y en shock, estaban Wendy y Ume...

Unos minutos atrás...

<< ¿Esto es legal? >> Se preguntó Wendy, preocupada. En sus manos, cargaba el refractario cuadrado y largo, con la gelatina adentro. Ume peleaba con la cerradura, tratando de abrir la puerta, cuando era mucho más sencillo tocar el timbre y esperar a que Natsu las recibiera; porque seguramente estaba adentro, eran vacaciones, el primer día no hay mucho qué hacer y normalmente, uno se queda en cama hasta que se les ocurre algo con qué matar el tiempo. O te invitan a alguna parte. Ahora que lo pensaba un poco, recordó que al día siguiente, sería la gran convención de los gatos en el centro y quería ir, pero hacerlo sola, no es divertido. Natsu tenía un gato. ¿La acompañaría si se lo pedía educadamente?

De alguna forma, que Wendy no quería saber, Ume tenía una copia de las llaves de Natsu. Con el pretexto de llevarle una gelatina, se colaron dentro del hogar Dragneel, dejando el postre en el refrigerador. No estaban muy seguras, si a Natsu le gustaba la gelatina de mosaico, pero Jerall se tardó un montón en prepararla; sobre todo porque la parte blanca, hecha de queso, grenetina y leche, necesita muchísimo tiempo para cuajar adecuadamente.

— Esto es allanamiento de morada —susurró Wendy, en un tono de reproche, habitual en ella.
— Oye, le traemos algo, no hay problema —la lógica de Ume, no daba espacios a más regaños de loli—. Debe estar en su cuarto, vamos a ver qué hace, si pregunta cómo entramos le diré directamente que le robé su llave y le saqué una copia, una noche que se quedó hasta tarde en mi casa. Sinceridad ante todo, Wendy.
— En tu caso es cinismo, Ume-chan...

Subieron las escaleras y al pararse frente al cuarto de Natsu, escucharon el inconfundible sonido de gemidos femeninos. Wendy enrojeció de vergüenza y Ume de ira. ¡¿En qué demonios estaba metido Natsu?! No, no, la frase correcta era: ¿En quién demonios estaba metido Natsu? ¡Porque los sonidos esos no indicaban que le leía la biblia a alguien!...

Tú y yo: La casita de Natsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora