Capítulo secreto: Yume, Rina y Natsu

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Regresar a la cabaña, mirar las paredes y el techo que Rina pintó para mí, fue extraño y doloroso. Se sentían como algo ajeno. Algo que había sido hecho para alguien más.

Llevaba mucho tiempo sin preparar empanadas.

Y sin cantar para alguien.

No ha sido la mejor cita de mi vida. No ha salido nada como yo quería.

A las diez de la noche, Natsu dijo que era momento de regresar a casa, pero yo no quería irme. Llamé a mamá, para avisarle que estaba en ése lugar, que ella conocía bien. Me respondió que no pasaba nada; que nos veíamos en la mañana. Natsu terminó quedándose, alegando que no le daba confianza dejarme sola, en un sitio tan alejado y oscuro.

Nos acostamos en los futones, sin hablar.

Creo que no tardé mucho en caer dormida.

De nuevo, como aquel día, tuve un sueño en la pradera. Al lado de Rina. Era de noche, había un hermoso cielo estrellado y a lo lejos, podíamos ver Magnolia. ¿No se suponía que estábamos cerca? ¿No nos movimos en todo el tiempo que pasó? No sé por qué trato de encontrarle lógica a un sueño. Es ridículo.

Recostadas en la hierba, un viento suave soplaba.

— ¿Fairy Tail es divertido? —Pregunté, pensando que ella sabía eso.
— No lo sé —respondió—. Digo, desde las gradas de la arena, se veían como personas divertidas. El mago de hielo es lindísimo. Pero se ve muy tímido, me gusta.
— ¿Mago de hielo? —La conversación, se tornaba cada vez más extraña.
— ¿Qué mago de hielo?
— Gray Fullbuster...
— ¿Gray...?

No podía continuar esa charla. Además, con lo que había leído antes, no estaba muy contenta. Ni aunque se tratara de un sueño, era capaz de mantenerme neutral, Rina me hacía enojar. ¿Por qué se marchó? A pesar de su explicación, sigo sin entenderlo completamente, sólo sé que hice algo para provocarlo. Me pregunto qué fue. Ella dice que fingí...

— Rina...
— ¿Qué pasa, consentida? —Inquirió, en un tono mimoso.
— ¿Por qué te fuiste? —Al borde del llanto, traté de aguantar mis lágrimas.
— ¿Te hice algo? ¿Qué puedo hacer para que regreses conmigo y seamos felices otra vez? Ya no puedo estar con Natsu, ni tengo a nadie más a quien pueda querer tanto... Yo... ¿Qué se supone que será de mí a partir de ahora? Sé que es egoísta, porque tengo a mi familia, pero eventualmente seguirán su propio camino. ¿Nosotras no podíamos estar juntas para siempre? ¿No íbamos a ir a Holanda para ver los tulipanes? ¿A caminar por Londres mientras llueve? ¿A navegar por barco en Ámsterdam? Planeamos muchas cosas... Que nunca van a suceder...

Soltando las primeras lágrimas, sentí un apretón en mi mano izquierda. Rina sujetaba mi mano entre las suyas.

— Son muchas preguntas —dijo, suspirando—. Hazme otra. Una sencilla.

Por supuesto, le exigía demasiado a mi mente, que es incapaz de responder a mis cuestionamientos.

— ¿Puedes cantarme algo, Rina? —Era lo más sencillo y lo que necesitaba.
— Claro que sí, Yume...

La voz de Rina, siempre me ha gustado, porque es bastante infantil y dulce, perfecta...

— Porque cada vez, que nos damos un adiós —cantaba, acariciando mi palma—, tengo miedo de que ya no pueda verte más; me pregunto sí logrará mi voz por el tiempo cruzar y llegar a ti... Si un sueño ha hecho al viento cambiar, cantaré sin rumbo sobre lo que vi allá, ¿podrías, quizás, en éste mundo fugaz, sonreír por mí una vez más?

Tú y yo: La casita de Natsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora