Capítulo 33: ¿Qué está pasando?

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19 de Mayo, 08:03 PM.
Posada de los robles.

Detrás de la posada, quedaba una enorme masa de agua, rodeada por piedras. Eran las aguas termales. En las que, de vez en cuando, se podían encontrar mapaches y macacos; que disfrutaban de un baño caliente. Dentro del edificio, había un lugar para asear el cuerpo a consciencia, a fin de no ensuciar las aguas termales que hervían.

''No molestes a los macacos'' había dicho Ume, quien no los acompañaba, alegando que no participaría en los fetiches de Lucoa. Esas palabras fueron para Natsu, obviamente, él era el único lo suficientemente tonto para hacer enojar a los monos. Exceptuando por esa ''escuincla malcriada'', como la llamaba Lucoa, estaban todos. Mirajane disfrutaba del agua caliente, Hisui chapoteaba con una gran sonrisa, Haru intentaba llamar la atención de la princesa; sin lograrlo ni por un segundo. Gray y Ultear, peleaban, como de costumbre sobre tonterías sin sentido; la hermana mayor le pegaba las tetas al cuerpo y él se alejaba, espantado. Horrorizado.

Natsu, lejos de mirar a los pechos de las chicas, a los que ya conocía bastante bien; se veía más interesado en el bosque a espaldas del balneario. Había bastantes árboles frondosos, que por la hora, parecían ser completamente negros en sus copas; como si estuvieran hechos de tinta. Una suave brisa, movía esas hojas, haciéndolas mecerse como si estuvieran bailando; era algo hipnótico. Y no sólo Natsu estaba absorto, sino también los macacos, que miraban en la misma dirección. << Todos los animales, de cerebro pequeño, se sienten atraídos por lo mismo >> pensó Haru, riéndose en sus adentros al burlarse del muchacho rosa.

— ¿Pasa algo, Natsu? —Preguntó Lucoa.
— ¿Ah? —Él despertó de su trance, sacudiendo la cabeza. — No, nada. Oye, ¿y si después vamos a dar una caminata por el bosque?
— ¡¿Solos?! —Lucoa casi tuvo un orgasmo, imaginándose todo lo que le podía hacer, si la dejaban a solas con él. — ¡Claro! ¡Vamos!

Hisui se levantó del agua, sin importarle que le vieran desnuda, se aproximó rápidamente a ellos dos.

— ¡Yo también voy! —Gritó, agarrándose del brazo de Natsu. — Me encantan las caminatas.
— Yo me apunto —dijo Mirajane, sonriendo tranquilamente; sospechando de las intenciones de ese par de mujeres.
— Y yo —Haru no se quedaría atrás, nada de dejar a la princesa con Natsu; porque significaba que perdería la virginidad con él. Sí, Hisui era muy virgen, a pesar de su perversión latente.

***

— ¿Estás segura de esto? —Jerall dudaba, demasiado. Por alguna razón, las cosas que Yume pedía, le parecieron demasiado.

Ella asintió.

— No se lo puedo pedir a nadie más —contestó.
— ¿Por qué yo? —Preguntó, suspirando.
— Porque —Yume hizo una pausa, abrazó a Jerall por atrás, recargando su cabeza en la espalda de su primo—, porque me siento segura contigo. Somos familia. Siempre lo hicimos de pequeños, ¿no? Una aventura más. No te cuesta nada.

Jerall sonrió levemente, recordando ciertos momentos de su infancia, cuando Ume era demasiado bebé para jugar con ellos; así que encontraron nuevas formas de entretenerse, fuera de la casa de la abuela, para no interrumpir el sueño de la pequeña bebé, de apenas unos meses. Dormía todo el día y lloraba toda la noche.

— Entonces...
— ¡Vamos al bosque! —Completó Yume, riendo. — Sé que sonará como algo loco, pero siento que hay algo en el bosque, tal vez sea un tesoro o algo mucho más interesante que eso... ¿No estaremos cerca de Aokigahara? Ya sabes, el bosque de los suicidas, siempre he querido ir ahí. Para averiguar sí es verdad, todo el rumor ese, de que el bosque te incita al suicidio.
— No digas esas cosas —pidió Jerall, sintiéndose incómodo al escucharla decir esas palabras. Ella no recordaba lo que había sucedido, un tiempo atrás, pero él sí lo hacía y nunca la llevaría a un lugar como ese —. Mejor vamos de una vez, antes de que se haga más tarde, ¿sí?

Tú y yo: La casita de Natsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora