Capítulo 9: Natsu, Yume y el recuerdo

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No llegaron a tiempo para la película.

No para la que Natsu quería ver.

Así que, como no quedó más opción, entraron a otra sala donde se estrenaba una de terror. Su nombre era ''El asesino del garfio'' y según el folleto, estaba basada en una leyenda urbana de Estados Unidos; muy popular en la década de los setenta y ochenta.

Yume, estuvo más ocupada en comerse las palomitas y el refresco, que en prestarle atención al filme. De lo poco que vio, le pareció bastante aburrido, por la cantidad de sangre falsa y el abuso desmesurado de los efectos especiales. Pensó que era imposible, que alguien con todos los tornillos en la cabeza, se espantara con semejante basura; que hacía decaer aún más al cine de terror occidental. << Aunque últimamente no hacen nada bueno en ningún lado... >> dijo en su cabeza, no queriendo molestar al resto de los espectadores.

Natsu, en cambio, se moría de miedo. ¡Estaba aterrado! Se levantó dos veces por más palomitas y refresco, luego tres veces al baño y una más para tomar aire, evitando ver las partes más sangrientas. Poco antes del final, él se excusó de nuevo, diciendo que iba al baño y no regresó.

Pasaron quince minutos, terminó la escena post-créditos y se encendieron las luces. Yume echó el resto de sus palomitas en el cubo de Natsu y terminó el refresco, tirando los recipientes en el bote de basura. Se paró al lado de los baños masculinos, esperando que Natsu saliera de ahí, lo que le llevó más de veinte minutos. Él abandonó los sanitarios, con la cara y el cabello, escurriendo agua.

— ¿Te asustaste? —Preguntó Yume.
— No...
— No tienes que fingir. No me burlaré.
— Sólo tenía calor...
— Bien, te creo. Tenías calor.

Caminaron a la puerta en silencio. Natsu se sentía avergonzado. ¿Cómo se suponía que arreglara su imagen? ¡Juraba que Yume se reía de él en su cabeza! ¡Debía estar orinándose de la risa! Iba a decirle que se riera todo lo que quisiera, pero un tirón en la manga de su chaqueta, no le dio espacio a reclamos.

— Hay un lugar al que quiero que vayas conmigo —dijo Yume, adoptando una expresión de melancolía—. No he ido en mucho tiempo y tengo miedo de que desaparezca antes de que me dé cuenta. Por favor, vamos, los dos.

***

El lugar al que Yume quería ir, era una cabaña en una zona muy alejada, donde había otras similares. Hechas de madera, todas se parecían entre sí y no tenían un gran tamaño. Desde afuera, se veían como una sola habitación grande. Primero, pasaron por el supermercado, para comprar algunas cosas con las que preparar la cena de esa noche. Yume sacó unas llaves de su bolsa y abrió la puerta de la casita, como Natsu sospechaba, se trataba de una gran habitación principal, la cual estaba llena de cajas de cartón, una mesa para dos personas, dos futones en el suelo, dos libreros y varias macetas sin plantas. Al fondo, había una puerta gigante corrediza, divida en dos y a la derecha de ellas, quedaba una de tamaño normal con picaporte.

Su compañera, caminó rápido, esquivando macetas y cajas; abrió las puertas corredizas, revelando que lo que estaba atrás no era un armario, sino una estufa eléctrica, varios cajones, un fregadero con encimera y un pequeño refrigerador, que parecía un cajoncito más del montón, exceptuando por su color blanco.

— Linda casa —Natsu se sentó, prestándole más atención a todo. Observó atentamente las paredes, pintadas como si estuvieran en un jardín, llenas de flores y pétalos; algunas ramas delgadas y hojas verdes. Miró hacia arriba, el techo era negro y presentaba dibujos de estrellas, puntitos blancos como destellos.
— Yo solía vivir aquí con Nym —contestó Yume, vaciando la harina sobre un traste que sacó de uno de los cajones grandes—. Al menos tres o cuatro veces por semana, veníamos aquí y nos escapábamos del mundo. Leíamos, cantábamos y cocinábamos todo tipo de cosas. Creo que en las cajas siguen habiendo cosas suyas. No sé si tuvo tiempo de llevarse algo. Yo no he querido abrirlas.

Tú y yo: La casita de Natsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora